Abizanda, días 27, 28 y 29 de julio de 2018

Arrancó ayer con fuerza el Festival de Teatro de Títeres de Aragón que organizan Los Titiriteros de Binéfar en Abizanda, a modo de celebración de sus 40 años de carrera artística. `País de Moñacos’ es la denominación que han querido dar a este evento que busca mostrar el momento actual de los títeres en Aragón, una palabra autóctona, moñacos, utilizada en la región para designar a los títeres y otras figuras para jugar.

Imagen de Abizanda desde la plaza de entrada.

La razón de haber escogido esta localidad del prepirineo aragonés, en la provincia de Huesca, es que es aquí donde los Titiriteros de Binéfar han levantado ‘La Casa de los Títeres’, un proyecto realmente asombroso y único en su género, que reúne en tres casas reconstruidas del poblado un museo, un teatro, una era para espectáculos y fiestas al aire libre y una residencia para artistas con capacidad para al menos unas veinticinco personas. Tres casas medievales, con una torre que es una de las últimas reminiscencias de la antigua muralla de lo que era una posición fortificada, reconstruidas todas ellas con un gusto funcional y exquisito, siempre con el debido respeto a la lógico patrimonial.

Edificio del teatro, con Pilar Amorós recbiendo a los espectadores.

Un capítulo aparte merece el teatro, que maravilla al visitante al descubrir de pronto una sala noble de muchos siglos de antigüedad, de altos y recios muros de piedra, con cómodas butacas de tapizado rojo y dotado con unas prestaciones técnicas y visuales más que notables.

En cuanto al museo, merece que le dediquemos un capítulo aparte, para poder tratar con calma el impresionante despliegue titiritero de la colección que con los años han reunido Pilar Amorós y Paco Paricio, los dos artífices fundadores de Los Titiriteros de Binéar.

Fiesta en la era

Rompió el hielo la compañía anfitriona del complejo teatral de Abizanda, con un espectáculo musical de animación o verbena dirigido al público familiar que acudió a la llamada del Festival. Fue una actuación de la compañía en pleno, pues incluso actuaron los pequeños de la familia, con sus disfraces de cómicos de feria.

Los Titiriteros de Binéfar  en plena verbena.

Paco Paricio fue el encargado de arrancar los primeros temas, para dar paso a la fuerza arrolladora de su hija Eva, que tomó las riendas de la sesión a lo largo de su hora de duración.

Fiesta en la era.

Hizo una demostración Eva Paricio de las enormes facultades que posee, al ser una criatura que parece haber nacido en un escenario, tal es la comodidad y la presencia que  muestra en todas sus actuaciones. Ella dirigió el espectáculo bien asistida por los músicos de la compañía, por su hermana Marta, por los hijos de ambas, y por Pilar Amorós que desde los laterales, bien vestida ella también con el traje de cómico, puso un ojo supervisor a todo lo que ocurría, vigilando que la fiesta trascurriera por los cauces deseados.


Los demás actores de Los Titiriteros, capitaneados por Paco Paricio, bajaban de vez en cuando a la era para mezclarse con el público, con algunos muñecos de animación, enormes algunos de ellos, y guiando a los espectadores en los juegos que las diferentes canciones proponían al público.

Conferencia de Adolfo Ayuso

A las siete de la tarde, tuvo lugar la conferencia programada de Adolfo Ayuso  sobre ‘Los Títeres en Aragón’ en la sala de plenos del Ayuntamiento de Abizanda, un espacio cómodo y espacioso, inusual en una población tan pequeña.

Adolfo Ayuso en plena conferencia. Foto de Rocío Duran.

Ayuso tituló su charla ‘Arte y Potencia de la Marioneta. Aragón-España-2019’. Una conferencia la suya con segundas intenciones: mostrar al público y convencer de una vez por todas a los titiriteros de la importancia, la fuerza y la enorme potencia que tiene el teatro de marionetas, no sólo como lenguaje de arte, sino también como medio de crítica y de activismo social y político.

Para ello, empezó hablando sobre algunos casos relevantes de figuras titiriteras que hoy en día ocupan los primeros lugares de la actualidad -como el sudafricano William Kentridge, que en los últimos años ha sido agasajado con premios en España y una magna exposición en el Reina Sofía de Madrid, o como el mismo Guiñol de Canal Plus que de 1995 al 2008 estuvo presente en los hogares españoles, sin que la gente se diera cuenta de que aquellos maravillosos muñecos no eran más que títeres-, para indicarnos la centralidad que hoy tienen las marionetas en la sociedad.

Igualmente hizo referencia a los títeres de los años treinta, con imágenes de la compañía La Tarumba, algunas de ellas salvadas del olvido hace pocos días, gracias al hallazgo protagonizado por Nina Monova en el Teatro Obraztsov de marionetas de Moscú (ver aquí).

Compañía La Tarumba. ‘Foto casi igual a la que aparece en el diario Ahora de 12 de mayo de 1937, pero obtenida un instante antes o después’, nota Fantoche.

Entró plenamente en materia Ayuso al plantear una división diacrónica de la historia de los títeres en España de tres etapas: 1- La Edad de Oro, 2- La Edad de Plata, 3- La Edad de Bronce.

La de Oro corresponde a la época del llamado Siglo de Oro español, con la gran importancia que tenían las figuras articuladas, especialmente en las ceremonias religiosas (como la imagen que nos mostró de un Santiago de Compostela articulado que debería usarse para proclamar caballeros a los aspirantes), la enorme importancia que tenían las tarascas, esas figuras de animales y monstruos mitológicos que se usaban en toda España para el Corpus y las grandes fiestas populares. Nos explicó que antiguamente se hacían concursos públicos para elegir las tarascas anuales, y que se han conservado la mayoría de los bocetos presentados, un material excelente y de primera mano para saber cómo los españoles de la época daban forma a sus fantasías e imaginaciones icónicas.

Tarasca, Madrid s.XVII-

Y, por supuesto, el gran capítulo teatral de las marionetas de esta edad de oro es la llamada Máquina Real, del que curiosamente tan poco se sabe (hasta hace poco) y que tenía una presencia constante en los teatros de la época (ver aquí). Gracias a investigadores como Francisco Cornejo y Adolfo Ayuso, se han recogido numerosos textos escritos para la Máquina Real y se conocen muchos detalles de cómo se realizaba este complejo y sofisticado teatro de marionetas.

Reproducción de un escenario de Máquina Real, en el Corral de Comedias de Almagro, realizado por Jesús Caballero.

La Edad de Plata de los títeres en España, que Adolfo sitúa entre 1900 y 1937, coincide con el interés que las vanguardias de la época pusieron en las formas tradicionales del Teatro de Títeres, como lo demuestran las numerosas puestas en escena con marionetas tratadas desde una óptica futurista y cubista, y con textos de los mejores dramaturgos. Autores y artistas como Valle-Inclán, Benavente, Lorca, Alberti, Miguel Prieto, Salvador Bartolozzi, Falla, Hermenegildo Lanz, y tantos otros, se interesaron profundamente por los títeres.

Componentes de La Tarumba. Fotografía encontrada en el legado de Miguel Prieto en el Tatro Obtaztsov por Nina Monova.

Pero también en las formas populares se vivió en esta época un momento de euforia. Citó Ayuso a los Autómatas Narbón, activos hasta 1912, al gran ventrílocuo Francisco Sanz  (1871-1939) en Valencia, el caso del IV Gats en Barcelona, lugar de encuentro de las vanguardias barcelonesas, con presencia de artistas como Picasso, Santiago Russiñol, Casas, entre muchos otros, o el auge del Titella Català, presente en numerosos cafés de la época y actuando para público adulto.

La Edad de Bronce de los títeres en España empezaría en los años setenta con la irrupción de las nuevas formas de teatros de  títeres que abandonan el retablo y hacen salir a escena a los mismos titiriteros, que se convierten en actores. ‘Mori el Merma’, de Joan Baixas con títeres de Joan Miró, sería uno de los puntos de inflexión que marcaría el inicio de esta época.

Imágenes el Mori el Merma de Joan baixas.

Citó también como otra figura emblemática al famoso titiritero de Albacete Pepe Otal, instalado en Barcelona y creador del Grupo-Taller de Marionetas, con espectáculos como ‘Apocalipsis según San Juan’ en 1981 o Makoki en 1988.


Makoki y una marioneta del Apocalipsis, de Pepe Otal. Exposición Figuras del Desdoblamiento.

Llegados a este punto y consumido el tiempo de la conferencia -había que ir acabando para asistir a un espectáculo programado a las 8h-, dijo Ayuso que era la hora de centrarse en los títeres en Aragón, para lo que nos emplazaba al próximo encuentro de los Títeres de la Comunidad Aragonesa afín de retomar la cuestión.

Con esta conferencia, Adolfo Ayuso quiso llamar la atención sobre la necesidad de que tanto los profesionales como los espectadores debíamos tomar muy en serio un lenguaje como el de los títeres, capaz de haber logrado las cumbres alcanzadas, y que para ello, era indispensable saber de dónde venimos, los enormes hitos alcanzados, y hacia adónde vamos o queremos ir.

Un acto de autoconsciencia titiritera que debería ser de obligado ejercicio en todos los encuentros y festivales del país.

En sucesivos artículos iremos dando noticia de los diferentes espectáculos presentados en Abizanda, así como sobre el Museo de la Casa de los Títeres.