(El Acueducto de Segovia)

El Congreso de Unima Federación España en Segovia, celebrado los días 9, 10 y 11 de noviembre de 2018, alcanzó su momento álgido con la Asamblea anual de la asociación celebrada la mañana del domingo 11 en una de las salas interiores del complejo cultural La Cárcel.

En este artículo hablaremos también de los tres últimos espectáculos vistos en Segovia durante el Congreso, tras haber tratado los dos primeros en una anterior entrada (ver aquí).

Asamblea

Asistieron unos treinta representantes de compañías y de distintas Comunidades Autónomas del país, y tuvo la virtud de no extenderse más allá de la mañana. Concisión y celeridad, sin regatear el debate pero sin dejarse llevar por la incontinencia verbal, lo que permitió concluir a la hora de la comida, sin necesidad de alargar la reunión en demasía. Lo que demostró madurez titiritera.

Conductores de la Asamblea: Felipe Garduño, Pablo Girón, Joaquín Hernández y Pilar Abal Enrique.

Se expusieron algunas buenas noticias, como son la reactivación de Unima Valencia, detenida en los últimos años en un limbo de inquietante inactividad, también la de Castilla león, con seis nuevos socios con ganas de desarrollar el proyecto Unima en sus localidades, y la creación de la Unima Extremadura, que a su vez acogerá la próxima Escuela de Verano.

También se dijo que en Baleares se han planteado crear su propia delegación, una iniciativa del activo Festival de Teresetes que dirige Aina Jimeno, que invitó en su último certamen a Pablo Girón para que explicara el funcionamiento y la filosofía de Unima. Aunque de momento aún no hay resultados.

Imagen de la Asamblea.

Se hizo un muy positivo balance de la última Escuela de Verano celebrada en Málaga, y se explicó que en breve se dará a conocer la ubicación de la próxima, situada en Extremadura, como antes se ha dicho.

Se vio lo importante de emplazarlas cada año en un lugar diferente, pues es un modo de dinamizar y comprometer a las Unimas locales, con una movilización muy motivada de  sus socios.

El balance de la Comisión de Publicaciones es francamente alto, gracias al proyecto Fantoche que con tanto éxito se lleva a cabo año tras año. Representantes de la misma como Adolfo Ayuso, Paco Cornejo y Joaquín Hernández expusieron objetivos, mecanismos de funcionamiento y algunos resultados del último número publicado. Un dossier de prensa que recogía el eco mediático alcanzado por la publicación de las fotografías encontradas en Moscú del Teatro de la Tarumba durante los años de la Guerra Civil, impresionó a los asistentes. Una primicia mundial que Fantoche tuvo el honor de dar a luz.


Carles Cañellas expuso el nuevo proyecto del INAEM de elaborar unos ‘chivatos’ de recogida de datos de las actuaciones realizadas por las compañías, lo que permitirá dar visibilidad a la extraordinaria actividad de los títeres en España.

Se habló de la necesidad de realizar un estudio sobre el sector de los títeres, un tema que ya se había tratado en la ponencia de José Luís Melendo, y que la Asamblea decidió recoger dada la importancia del mismo. Al tratarse de un proyecto complejo y de largo alcance, se decidió proceder a un planteamiento previo del mismo. Se consideró que el estudio realizado ya en Cataluña puede servir de punto de partida para su elaboración, tras asumir la complejidad del tejido social y geográfico del país.

El número de socios de Unima Federación España es en estos momentos de 218, una cifra que podría perfectamente aumentar si se dinamizara el activismo de los socios.

La valoración del Congreso fue altamente positiva. Aún no hay propuesta de ninguna Unima autonómica para organizar el de 2019. Se decidió continuar con el modelo de Congreso que reúne espectáculos, ponencias, encuentros técnicos y profesionales, más la Asamblea.

La reunión terminó con la obligada foto de familia antes de cerrar el Congreso en el Bar Restaurante Piripi, muy cerca de La Cárcel, donde han tenido lugar las comidas durante los tres días de actividades titiriteras en Segovia.


En breve, la Secretaría de Unima Federación España publicará el Acta de la reunión para los interesados en la letra pequeña y exhaustiva de la Asamblea.

‘Première Neige’, de la compañía Elvis Alactac, de Francia

Se presentó en la Sala Julio Michel de La Cárcel este bello y elaborado montaje de la compañía francesa Elvis Alactac, basado en una ‘nouvelle’ de Guy de Maupassant escrita en 1883 y que lleva el mismo título. Una obra dirigida por Pier Porcheron e interpretada por el mismo Procheron y la actriz Marion Luat.

Nos encontramos ante una compañía que basa su trabajo en el actor y en el objeto, y que gusta centrar la atención de sus obras en el revés, el fracaso y la decepción. Un punto de partida de compromiso moral que no quiere dejarse seducir por las glorias y los laureles sino por situaciones a menudo trágicas que jalonan nuestras vidas, aunque sin dejarse vencer por ellas.


En este caso concreto, el tema es la lucha de una mujer ante la desesperación de no poder tener hijos. Pero lo interesante de la propuesta de Alactac, más que su temática de partida, es el cómo elabora el discurso escénico, en un complejo ejercicio de cruce e intersección de dos relatos distintos: la historia de la ‘nouvelle’ de Maupassant en un ambiente enfermizo y sofocante del siglo XIX francés, y la historia contemporánea de una pareja que sabe que no podrá tener hijos.

En realidad, el espectáculo se fraguó a partir de una pieza corta de diez minutos realizada en un lenguaje radiofónico sobre el relato de Maupassant, que se vistió posteriormente con la historia elaborada por Pier Procheron sobre una pareja que no puede tener hijos.

Pero lo más interesante es como estas dos historias se cruzan, cada una provista de un lenguaje diferente aunque complementario, pues en ambos existe el distanciamiento de los actores que actúan como locutores que hacen las voces y todos los sonidos de cada historia, y en ambos se combina la actuación actoral con un uso muy primoroso y creativo de los objetos complementados por una replicación fílmica manual.


Lo que importa aquí es el resultado de este cruce de lenguajes y de historias, un cruce muy estudiado que, a lo largo de su intersección, se convierte en un lenguaje poético de imágenes que hablan solas y que buscan la ‘alquimia’ del cruce, con un  destilar poético que va más allá de las temáticas planteadas, para imponer la ‘verdad’ de los actores -magníficos los dos, con una interpretación que crece a medida que avanza la obra- y de las imágenes, mientras se afianza su profundo dramatismo.

El público segoviano, buen conocedor del lenguaje de los objetos, aplaudió con ganas el trabajo de los dos intérpretes.

‘En el vientre de la ballena’, con Marta Cortel, de El Mar del Norte

Conocía esta obra, que había visto en el festival de Abizanda (ver aquí), y que ya entonces me maravilló por la buena labor realizada por su intérprete, Marta Cortel, y su director, David Moreau.

Se trata de un primer trabajo de estos jóvenes artistas, de veinte minutos de duración, suficientes para levantar una obra en la que no sobra ni falta nada.


Una obra que ya en su día definí como un pequeño ritual para conjurar una experiencia de inadaptación y de soledad autista, de modo que ‘al cerrar los ojos, uno se encuentra en el fondo del mar o, peor aún, en el vientre de una ballena’. Un fragor interior que trasciende la subjetividad y que se deja escuchar por terceros, los cuales se ven confrontados a realidades que los superan. Magnífica la escena de la entrevista con la médica, cuando ausculta a la chica y oye ‘el sonido del vientre de la ballena’.


El ejercicio ritual de Costel exige un trabajo muy refinado y veraz de interpretación, algo que la actriz consigue con nota alta, base indiscutible para ponerse el público en el bolsillo. En una de las galerías de La Cárcel de Segovia donde tuvo lugar la representación, y a pesar del frío intenso que salía del suelo y de las celdas carcelarias, los aplausos sonaron fuertes y reverberantes, quizás con ganas de emular el estruendo interior de la ballena, como si la misma arquitectura de la Cárcel se hubiera convertido en otro tipo de interior marino, lleno de voces que buscan también realidades otras y profundas.

Nos llegaron noticias de que el par artístico Costel-Moreau se halla preparando un nuevo manjar escénico en las cocinas titiriteras de Aragón. Ansiosos esperaremos sus resultados.

‘Tú & Tú. Una odisea roquera’, con Marisa  Refoyo, de La Pepepita

Fue un placer asistir a esta actuación de Marisa Refoyo en la Sala Julio Michel de La Cárcel, ya por la tarde una vez terminada la Asamblea de Unima, con un espectáculo cuyo embrión vi nacer en la Incubadora del Quiquiriquí de Granada de hace dos años (ver aquí). Entonces fue una idea que Refoyo mostró y puso literalmente sobre una mesa, basada en dos elementos: una piedra y un palo.

Y se demostró aquí cómo lo más importante en la gestación de un espectáculo es ‘la idea’. Pues lo visto ahora en Segovia, dos años más tarde, no es más que el desarrollo de aquella simple idea, el palo y la roca, que se mantiene intacta en el centro de la propuesta, y que se ha vestido con una puesta en escena que gira a su alrededor, y que tiene en la figura de la intérprete manipuladora, la misma Marisa Refoyo, su otro puntal.

¿Qué ocurre cuando un palo y una roca de enamoran, se relacionan, quieren interactuar? Claro que para que ello ocurra, debe existir una presencia exterior, una voluntad ‘rockera’ que anima lo natural inerte, y le dé el aliento de la vida, que es lo que caracteriza el Planeta en el que nos encontramos.

La propuesta viene a decirnos que la Vida es un fenómeno que lo engloba todo, en que lo mineral inerte no está separado de lo orgánico que nace, crece y muere, sino que uno de sus secretos es precisamente juntar y cruzar lo que aparece como separado. ¿Pues acaso las plantas no se alimentan de la tierra, y las raíces no se incrustan en el suelo para succionar las sustancias minerales? ¿Y nosotros los humanos, acaso no necesitamos nuestras dosis de hierro y de otros minerales, de modo que si no tenemos los necesarios, el médico nos los receta a modo de complementos alimenticios? Pues de eso va esta Odisea Roquera, pequeña sinfonía de palo y roca, que se viste de interpretación desenfadada e incluso gamberra, en el sentido jocoso y amable de la palabra.


Refoyo mostró desparpajo, gracia y vitalidad, con lo que se granjeó la adhesión y los fervorosos aplausos del público, entregado a su juego escénico. A acabar, los niños acudieron al escenario con ganas de tocar y ver de cerca los elementos usados que tanta vida tenían durante la representación. Iban en busca de su misterio, para darse cuenta que encima de aquella mesa tan sólo había eso, arena, piedras y un palo.