(Paco Peralta y Matilde del Amo en la exposición que organizaron en la Casa de Vacas del Retiro, en los años 80. Foto Nati Cuevas)

Nos acaba de llegar la noticia del fallecimiento de Matilde del Amo, esa apasionada del teatro títeres, que fue compañera de vida y en el ejercicio de este género teatral, del maestro también ya desaparecido Paco Peralta.

Juntos en un colegio madrileño, inculcaron el arte de los títeres a los alumnos del mismo, uno de ellos fue Juan Muñoz. Otro de los frutos de ese trabajo fue la creación de la compañía Peralta del Amo en los primeros ochenta, en los que junto con sus hijas representaron por todo el país, en aquellos primeros festivales de marionetas, la obra El Romance de la Condesita.

Matilde del Amo y Paco Peralta homenajeados en Cádiz en 2017, arropados por el alcalde de la ciudad José Mª González Santos ‘Kichi’

Matilde y Paco fueron un claro ejemplo de lo que comenzó a llamarse el títere culto, así como del sentimiento de pertenencia a un colectivo y de la afectividad hacia los compañeros. Ambos fueron declarados miembros de honor de UNIMA Federación España (UFE)

Gozaron de reconocimiento entre todos los colegas, habiendo estado Matilde siempre en un segundo lugar a pesar de que su labor para el éxito de la compañía fue muy necesaria. Será difícil olvidar su prudente sencillez.

Paco Peralta con una de sus marionetas. Foto de Jesús M. Atienza

Sus creaciones, su trayectoria, los bellos y sensibles montajes realizados, siempre darán testimonio del buen hacer de ambos. Una pequeña parte de este patrimonio que nos dejan ambos titiriteros está recogida en la Puerta de Santiago de Segovia donde se recoge la Colección Francisco Peralta, esa ciudad tan unida al devenir de esta familia.

Matilde del Amo y Paco Peralta durante la entrevista que le hicieron Felipe Garduño y Nati Cuevas para Unima Federación España, en septiembre de 2015 en su casa de Madrid. Foto Nati Cuevas

Sirva este obituario para recordar la existencia de personajes tan destacados en la recuperación del títere de nuestro país y muy especialmente para destacar la valía, la constancia y la ejemplaridad de Matilde del Amo.

Se nos ha ido sin el menor alboroto, en silencio, con la prudencia que la caracterizaba; nos corresponde a nosotros, a los titereros veteranos y a los de las nuevas generaciones, aprender de sus valores y rendirle un sincero homenaje a esta mujer que no debe ser olvidada.

Felipe Garduño