(Los ‘anjinhos’ bailadores con sus velas. Foto compañía)

Si están en Lisboa, no se pierdan la oportunidad de ver en acción a los famosos Bonecos de Santo Aleixo, esta reliquia teatral del Alentejo portugués, en el Museu da Marioneta de Lisboa el día 11 de febrero de 2023 con O Auto da Criação do Mundo.

Los cinco actores del Cendrev (Centro Dramático de Évora), Ana MeiraGil Salgueiro NaveIsabel BilouJosé Russo y Victor Zambujo, son quienes mantienen viva esta tradición centenaria, desde que recibieron en los años ochenta el legado del último titiritero que los representaba a la manera antigua en el Alentejo, el Mestre Antonio Talhinhas. de San Tiago de Rio de Moinhos.

Los Bonecos. Foto compañía

Una tradición, los Bonecos, que bebe tanto del teatro medieval portugués como de la cultura popular más genuina de la región portuguesa del Alentejo. El lugar de la representación, la capilla de Nossa Senhora da Nazareth, del antiguo Convento das Bernardas donde está instalado el Museu da Marioneta, es un espacio perfecto para acoger a los Bonecos, al pedir estos el contacto íntimo de la proximidad, si tenemos en cuenta que sus marionetas de varilla miden entre diez y veinte centímetros de altura, y que la iluminación del espectáculo se hace con una pequeña lámpara de dos mechas de aceite y, a veces, cuando bailan los angelitos, con unos cabos de vela. Igualmente, todo el sonido es en directo: las voces de los personajes, las canciones (saiadas y fadinhos) y la guitarra portuguesa.

El repertorio habitual de los Bonecos consiste en las siguientes obras: el  Auto de la Creación del Mundo, el Auto del Nacimiento del niño Jesús, el Auto de la Pasión, más un conjunto de Pasos y otras piezas populares, como el del Barbero, el fado que cantan el señor Alfonseca y la Virgininha, el Sermón del Padre Chancas o la Confesión del Mestre Salas, entre otras. Los actores del Cendrev, cuando actúan fuera del Alentejo, suelen representar el Auto de la Creación del Mundo, quizás el más visual y fácil de comprender para quienes no conocen los giros lingüísticos propios de la región alentejana.

El Mestre Salas y el Padre Chancas. Foto compañía

El lenguaje de los Bonecos participa de la típica simplicidad dramatúrgica propia del teatro de títeres de raíces populares, en el que los diálogos van al grano y las situaciones se plantean sin preámbulos, ya que los títeres no son de mucho hablar. Cuando Dios aparece, lo hace de repente con un golpe seco, tapado por una nube negra que cae y que, al retirarse, muestra su figura. Igualmente, los largos textos de los más sofisticados autos sacramentales quedan aquí reducidos a su quintaesencia, cantados o más bien recitados con una cantilena rítmica que parece parodiar los textos del catecismo.

Tres diablos. Foto T.R.

En cuanto a los títeres, con unas cabezas de formas elementales pintadas con gran ingenuidad, pertenecen a una clara estética de primitivismo naíf, propio del arte popular, sin los caprichos ni los arrebatos expresionistas que muchas veces conforman los títeres contemporáneos. Los rostros de los distintos personajes prácticamente no se diferencian entre sí, salvo los que representan a monstruos, animales o demonios.

Militares. Foto T.R.

Es interesante constatar como en los autos de los Bonecos, la temática religiosa está constantemente invadida por la cotidianidad de la sociedad rural alentejana, bien representada por los personajes profanos, capitaneados por el Maestro Salas y el Padre Chancas. Ambos ejercen de presentadores y al mismo tiempo vertebran el espectáculo con sus apariciones, diálogos y ocurrencias alocadas. Ellos son también los protagonistas de algunas piezas independientes del repertorio, como es el Sermón del Padre Chancas, una desenfrenada exaltación rabelairiana al vino y a la buena vida, entre mil juegos diabólicos de palabra. O la Confesión del Maestro Salas, en la que expone su vida descabellada, con tendencia a acabarlo todo a palos.

Como decíamos al principio, una ocasión única de ver a los Bonecos en una de sus obras más emblemáticas y en un espacio ideal: la antigua capilla recién restaurada del Museu da Marioneta.