(Toni Rumbau con Malic. Foto de Iñigo Royo)

Me gusta ser joven (por ahora). Pero tiene ciertos inconvenientes. Uno de ellos es no haber podido presenciar esas grandes obras y títeres de los que antaño se conocían. Esas obras que eran tema de discusión, y que recorrieron tierras lejanas producto del “boca a boca”. Esos títeres que no conocían Internet. Que no conocían de redes sociales, que no sabían de plataformas de venta on line, ni siquiera de videos o cd. 

Esas obras llenas de vida, ideadas por maestros, creadores de estilos, y portadores de nostalgia, que ahora llevan más de 40 años en la profesión. Esos maestros que nos abrieron camino a las generaciones posteriores, y que nos tratan de igual a igual y nunca se ocultan nada. 

Foto de Iñigo Royo

Por favor no penséis que me he buscado una forma bonita de llamar “Viejos”, a aquellos próceres que siguen activos. Todo lo contrario, prefiero llamarlos jóvenes, porque siempre nos sorprenden con algo nuevo.

Esto es lo que pasó cuando vi el espectáculo, EL TITIRITERO, EL DOBLE Y LA SOMBRA, de mi querido amigo, compañero, y algunas veces (no pocas) adversario ideológico; Toni Rumbau con la Dirección de Eudald Ferré.

Foto de Iñigo Royo

He utilizado la palabra “adversario” para referirme a esa dualidad amigo/adversario, ya que tiene una característica especial: el aprendizaje. Conversar y debatir siempre resulta útil, para amar u odiar, para acercarse o distanciarse…., pero en “El titiritero, el doble y su sombra” sólo puedo ver acercamiento. Tanto para el neófito como para el entendido. Este es un valor pocas veces visto y que destaca en este espectáculo inteligente, divertido y por qué no decirlo, instructivo. 

Nos adentramos en una conferencia dictada por el Maestro Toni Rumbau, pero yo discrepo con ese concepto. Para mí más que conferencia es un viaje, de esos que se disfrutan de principio a fin. 

Foto de Iñigo Royo

Este viaje, es un estreno. Todos sabemos lo que eso significa, por lo tanto no me extenderé sobre ello, pero debo decir que no me lo pareció.

Toni maneja a la perfección los tiempos, y nos divierte con una dialéctica veloz, que nos obliga a estar muy atentos, para no perdernos detalles. He aquí un punto a considerar, ya que probablemente sería bueno ralentizar ciertos momentos para darnos tiempo a respirar y comprender con mayor profundidad ciertos conceptos interesantes.

El espectáculo comienza así:

“A pesar de mi larga experiencia en este asunto de los títeres, teniendo en cuenta que fue en 1976 cuando fundamos la compañía La Fanfarra, Mariona Masgrau, Eugenio Navarro y yo mismo, debo aclarar que últimamente me he apartado un poco por no decir bastante de la práctica titiritera y me he dedicado más a escribir sobre títeres y a hablar sobre otros espectáculos. Quizá por eso ahora he tenido ganas de volver a los escenarios, no para actuar, ya que yo me considero una persona retirada, sino por explicar a través de esta conferencia qué significa esto de dedicarse al teatro de títeres”

Foto de Iñigo Royo

Inmediatamente sitúa al espectador en un espacio nostálgico, que nos hace querer saber más sobre este maestro de ceremonias. ¿Cómo un retirado, viajero del Imserso, va a hacer apología de vivencias oxidadas para contarnos algo?

Morbo. Mucho morbo. 

Pero no hay tiempo para pensar, sólo para escuchar este espectáculo. Toni se auto percibe como retirado, pero está más presente que muchos de nosotros, por su gran labor divulgadora. Y eso se ve en escena. Pareciera que ha condensado en un espectáculo de una hora, aquellos conceptos importantes que muchos sentimos pero no somos capaces de ponerles palabras. He aquí una gran virtud que me fue acercando cada vez más a esta interesantísima propuesta. 

Acompañando los textos podíamos ver a la derecha de Dios padre, la manipulación de Eudald Ferre, quien daba vida y movimiento a los textos que Toni nos iba entregando. Este punto fue interesante, y también una manera de concretar de forma plástica, la visión que tiene el autor sobre la propia historia que narra. Las imágenes sugerentes y no tan literales funcionaban perfectamente como un respiro, cuál botella de agua en medio de la maratón, y nos preparaban para los siguientes kilómetros.  

Eudald Ferré y Toni Rumbau. Foto de Iñigo Royo

Cuando me refiero a conceptos interesantes, quizás hablo de toda la obra pero me gustaría destacar algunos. Este comienzo arrollador nos marea inmediatamente con una verdad como esta:

“Me imagino que todos vosotros habréis venido aquí porque de verdad os interesa este tema. Otros, en cambio, tal vez penséis que aún siendo un tema interesante, los títeres son en realidad un tema menor, y que dedicarse a ello sea una pérdida del tiempo. Pues bien, a los que pensáis así, yo os quiero decir… ¡Que tenéis toda la razón del mundo”

Preciso y distante. Aunque real y cercano. Como sugerí anteriormente creo que lo mejor sería publicar este texto completo, ya que no tiene desperdicio. Podemos encontrar conceptos como el primer títere, la máscara, la dualidad, la autonomía, la psicología, el imaginario, la bipolaridad…, una delicia para los amantes de la profesión, y para los no tanto.

Y si de delicias se trata, probablemente el momento más entrañable de este viaje, es cuando Toni saca a MALIC, quien produjo algunos suspiros entre los conocedores de este mítico títere que dio nombre al también conocido teatro MALIC, de Barcelona.

No os mareo más. Cierro aquí esto, pero para no perder la costumbre, debo discutir con mi estimado Toni Rumbau, ya que lo que nos presentó no fue una conferencia. Fue un viaje. Un espectáculo.  Una hora de recuerdos con momentos de genialidad, sólo posibles gracias a un titiritero retirado. Que de retirado, no tiene nada.