(Dos páginas del Cuaderno de Francisco Nieva. Imagen extraída de la página web de F.Nieva)
El día 15 de noviembre de 2022, se ha inaugurado en el Teatro Español de Madrid, la exposición «Teatro del privado horror» de Francisco Nieva, basada en un libro de diario del mismo nombre y comisariada por José Pedreira, pareja del autor y heredero de sus derechos, quien también ha aportado a la exposición 4 lienzos inspirados en el cuaderno de Nieva.
La exposición, patrocinada por Unima Federación España, se montó en el Congreso de Ciudad Real de 2021, visitando después la Feria de Títeres de Sevilla.
En el Teatro Español, se podrá visitar, hasta el 30 de abril de 2023, en horario de 11 a 14 y de 16 a 18 horas, en la sala Andrea D’Odorico.
Citamos las palabras de José Pedreira en el texto de presentación del magnífico catálogo editado por UNIMA Federación España y Titereros Asociados de Castilla La Mancha, donde se explica los entresijos y el contexto en el que nacieron los dibujos:
Se trata de un libro de diarios de la época romántica, encuadernado en cuero negro, con una extraña incrustación plateada en su portada –donde se podía grabar el nombre del propietario–, y con una cerradura y su pequeña llave correspondiente. Un objeto de prestigio, con un alma antigua, y como dotado de un poder de sugestión capaz de incitar a un espíritu sensible a volcar en él toda suerte de inconfesables fantasías.
Fue realizado entre los años 78 y 80. Dos años en los que Nieva, además, pondría en escena algunas de sus más renombradas obras, en la mayoría de las cuales no solo se ocupó de la autoría o adaptación de los textos, sino también de la dirección, el vestuario y la escenografía: Delirio del amor hostil, Los baños de Argel, La señora Tártara, El rayo colgado… Finalizó también una primera versión de su Tirante el Blanco y dio varios libros a la imprenta.
Una frenética actividad de cara al público de la que, sin duda, necesitaba descansar de vez en cuando, y no encontró mejor refugio para ello que las páginas amarillentas y vacías de su cuaderno mágico, que desde algún lugar recóndito parecían susurrarle: “no te olvides de tu otro yo, el que sabe más de abismos que de aplausos y libera su espantosa carcajada ante el horror de la existencia.” Y él dejaba volar su mano como al dictado de un ente misterioso; y así, desde la primera a la última y sin plan preestablecido, se fueron poblando las hojas de seres imposibles, tremendos, furiosos, perversos y divertidos; simbiosis de carne –sea humana o animal– y muebles absurdos o arquitecturas delirantes. Como marionetas ajenas a su manipulador, armatostes con vida interior que traslucen costumbres monstruosas llevadas con mucha naturalidad.
A la contra de los preceptos del arte moderno, son dibujos decididamente literarios, de carácter irracionalista y poético, complementados con textos de la misma índole. No hay página que desmerezca y el resultado final viene a ser una mezcla de libro de artista y de grimorio profano y libertario. Comienza con una invocación al arte del pasado y a los artistas de su mismo pelo –de tormenta–. Artistas visionarios, exaltados y salvajes; artistas niños, vitalistas y sufrientes, transgresores e inclasificables como lo era él: Baudelaire, Grandville, Jarry, Leopardi… Y no desvelemos más, pues se explican por sí mismos. Que sea el espectador quien juzgue y diga en toda conciencia si no hay algunos que no tienen remedio.
José Pedreira