Desde la Antigüedad, la marioneta se ha considerado una metáfora del ser humano y sus hilos, una representación de los que tejían las Parcas, diosas mitológicas que, además de la vida, manejaban el destino de los mortales. En la madrugada del pasado martes 2 de enero de 2018, recién estrenado el año, se cortó el que sostenía al artista titiritero Francisco Peralta González, de repente y sin avisar, como mandaban los cánones de la tradición clásica.

Nacido en Cádiz el 7 de junio de 1930, su trayectoria profesional es un ejemplo más de profeta que no lo es en su tierra. Y aunque es bien conocida, no está demás repasarla, a modo de homenaje. Tras estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de su ciudad, se licenció en Bellas Artes por la Complutense de Madrid en la Sección de Escultura. En su tesina desarrolló de manera visionaria conceptos de carácter multidisciplinar, pues se centró en la integración de las artes y la aplicación pedagógica de los títeres a los que sentía vinculado desde niño, merced a la tradición gaditana de La Tía Norica.

Francisco Peralta atiende a los medios en Cádiz.

De hecho, en toda su actividad como profesor de Modelado y Vaciado empleó como recurso didáctico la construcción de títeres. Al mismo tiempo, desde 1956 llevó a escena diversas obras como Bastién et Bastianne de Mozart; El retablo de Maese Pedro de Falla; Los melindres de Belisa de Lope de Vega o El paso de las aceitunas de Lope de Rueda, entre otras muchas. Para todas ellas creó figuras estilizadas de una belleza extraordinaria, innovando y creando nuevas técnicas de manipulación. En su labor, continuamente persiguió la expresividad más que la perfección, aunque en el acabado de todas sus creaciones se acercó al virtuosismo. Desde el principio trabajó con su esposa Matilde del Amo, con la que fundó oficialmente en 1981 la compañía Marionetas Peralta del Amo, en la que se integraron sus cinco hijas.

Detalle del programa y cartel del XXXIV Festival del Títere de Cádiz dedicado a Francisco Peralta

Tanto como docente de arte y de teatro, así como creador, estuvo presente en escuelas, talleres y festivales nacionales e internacionales, además de participar en exposiciones de escultura y pintura. Así mismo, colaboró en cine y televisión como en las películas Dulcinea (1962) de Vicente Escribá o Cabriola (1965) de Mel Ferrer y varios de sus montajes fueron grabados para El carro de la farsa de TVE.

En 1985 participó en el recién creado Festival del Títere de Cádiz, que entonces cumplía su segunda edición. Posteriormente, en 1990, fue el primer marionetista en recibir la Medalla de Plata al Mérito en Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Se le adjudicó asimismo su entrada propia en la Enciclopedia mundial del títere, editada por la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA) en 2009.

Inauguración de la exposición itinerante “Los títeres de Peralta en Segovia” en el Museo del Títere de Cádiz, con la presencia del artista y las concejalas Eva Tubío (Cádiz) y Claudia de los Santos (Segovia).

Varias exposiciones retrospectivas en torno a su obra se presentaron continuamente en diversos festivales internacionales, como los franceses de Toulouse (1992) y Charleville-Méziéres (1994), o Tiririlandia 97 en Madrid. Creación suya, además, es la estatua de bronce erigida en Móstoles en 1998, dedicada a los artistas de los títeres. En 2005 recibió el Premio Gorgorito por su trayectoria de parte de UNIMA España, entidad que le nombró, junto con su mujer, Miembro de Honor en 2008.

La familia Peralta y Désirée Ortega, autora del artículo, disfrutando de la gastronomía gaditana.

Peralta estuvo muy vinculado a la ciudad de Segovia y su festival, Titirimundi, desde 1985. Precisamente, es la entrega de esta ciudad al arte del títere, por la que Francisco Peralta decidió que ésta albergara y custodiara el conjunto de su obra. De hecho, en 2014, se inauguró la Colección Peralta, ubicada en la puerta de Santiago de la muralla de la ciudad, reconvertida desde entonces en un interesante espacio museográfico  con variadas actividades.

El alcalde de Cádiz, José Mª González, con Peralta y Matilde del Amo.

La diosa Fortuna o las propias Parcas me permitieron conocer a Peralta en persona en 2005, en XVIII Festival Internacional de Títeres de Alicante, donde impartí una conferencia sobre la historia de los títeres en España. Por supuesto, su obra la conocía de antemano y siempre me habían parecido fascinantes sus bellísimos y estilizados títeres. Por eso reconocí de inmediato uno de ellos en la carpeta de una desconocida que se sentó a mi lado en el tren con destino a San Sebastián. A pesar de estar concentrada en la conferencia que iba a impartir sobre La Tía Norica, tras la lectura de mi tesis, en el Simposio UNIMA sobre “La Máquina Real”, no pude evitar escuchar la conversación que mi compañera de viaje mantenía sobre asuntos culturales con sus acompañantes. Así que me armé de valor y cuando me pareció oportuno les pregunté sobre la finalidad de su viaje. Resultó ser la reunión de AVIAMA (Asociación de Ciudades Amigas de las Marionetas), también bajo el marco del Congreso de UNIMA y el Festival del Títere de San Sebastián, pues estaban vinculadas al Museo Peralta de Segovia. Por supuesto, la conversación se centró en el artista gaditano, en la Tía Norica y demás cuestiones relacionadas, que nos hicieron sentir como en una versión feliz y titerera de Extraños en un tren. En una de las jornadas festivas del Congreso, llegamos a la conclusión que debíamos llevar a cabo una actividad conjunta en torno a Peralta, Cádiz y La Tía Norica.

A la vuelta del viaje, contacté con la Fundación Municipal de Cultura de Cádiz y de inmediato se acogió la idea, tanto por parte de la gerente, Carmen Montes, como del director de Cultura, Enrique del Álamo, además de la propia concejala, Eva Tubío. Tras barajarse varias propuestas, y trabajando codo con codo con Vanesa Pérez y Ana Sundri, de Turismo de Segovia, así como la concejala de esta área, Claudia de Santos, entretejimos un merecido homenaje a este artista en su ciudad natal.

Peralta, en su último encuentro con La Tía Norica.

Así, la XXXIV edición del Festival del Títere de Cádiz, celebrada el pasado mayo de 2017, se dedicó a Francisco Peralta. Igualmente, en el marco del festival, en el  Museo del Títere gaditano se estrenó la exposición itinerante Los títeres de Francisco Peralta en Segovia, diseñada por Diego Conte, e inaugurada por el propio artista en persona. Finalmente, el alcalde de Cádiz, José Mª González, recibió en su despacho a Francisco Peralta y su inseparable compañera en la vida y el teatro, Matilde del Amo. Debe hacerse constar, además, que los medios de comunicación se volcaron con las actividades y realizaron una gran labor de difusión de este homenaje. A lo largo de todo el proceso, pudimos experimentar las conexiones y paralelismos entre Segovia y Cádiz. No sólo por la coincidencia de albergar ambas un festival de títeres, así como un museo sobre el tema en espacios que en otros tiempos fueron murallas y fortalezas militares. También, porque el museo de Segovia custodia los materiales de un gaditano, Peralta, y el de Cádiz, contiene la colección de un segoviano, Ismael Peña.

Hubo tiempo además para visitar y compartir con la actual compañía La Tía Norica, disfrutar de paseos por la ciudad y de la gastronomía de la tierra, donde Paco Peralta, con esa forma tan entrañable de ser que le caracterizaba, no paraba de expresar su dicha y agradecimiento por volver a Cádiz. No hay necesidad de desear que sea para ti la tierra leve, pues los hilos de tus bellísimos títeres ya te han elevado hacia la eternidad.

Precedencia y autoría fotos: Ayuntamiento de Cádiz, Eduardo Bablé y Désirée Ortega


Désirée Ortega Cerpa.

Doctora en Filología (programa Ciencias del Espectáculo) por la Universidad de Sevilla. Autora de la tesis Historia crítica y revisada de la La Tía Norica de Cádiz