Terminado el Taller Internacional de Títeres de Matanzas y el Consejo de Unima Internacional que le ha acompañado, toca ahora hacer balance de los mismos, siendo la primera vez que en Cuba se realizaba un evento de este calibre en el campo de los títeres. Ya Idoya Otegui escribió un primer artículo en Titeresante informando de la cita matancera (ver aquí). En Puppetring, pueden leer las noticias que Darja de Caluwe nos envía sobre la Unima Woomen Comission que se reunió también en la isla caribeña (ver aquí). Nos llega ahora la entrevista realizada por Leyanis Falcón a Rubén Darío, director del Taller y principal impulsor del encuentro de Unima. Una energía, la de Rubén, envidiable, convertido hoy en día en uno de los motores titiriteros más potentes en la zona latinoamericana (ver otra entrevista a Rubén Darío en Titeresante aquí).
El Taller Internacional de Títeres de Matanzas se parece a la vida
Evento teórico.
Terminados los 9 días de la fiesta titiritera internacional más esperada en nuestra isla, que tuvo esta vez como atractivo añadido, la celebración en Matanzas de la reunión del Consejo Mundial de la UNIMA (Unión Internacional de la Marioneta), entrevistamos al director artístico, actor titiritero, promotor e investigador Rubén Darío Salazar, quien tuvo a su cargo la curaduría de ambos eventos, junto al comité organizador del TITIM (Taller Internacional de Títeres de Matanzas).
Imagen de la Inauguració.
A 20 años de la primera edición del TITIM, en 1994 ¿Cómo valora los resultados de esta XI edición?
Este ha sido un nuevo ascenso en la trayectoria del TITIM. El maestro René Fernández, presidente del comité organizador y creador del Taller, tuvo una fabulosa idea que se ha ido enriqueciendo edición tras edición. Siempre podremos hacerlo mejor, en esa intención hemos depositado de manera bienal todo nuestro esfuerzo. Realizar una fiesta internacional en nuestros predios, o en cualquier otro con mayor desarrollo económico y social es siempre un reto, un desafío que va mucho más allá de lo soñado. Yo siento que en esa aspiración legítima de progreso hemos puesto todo nuestro empeño, unas veces ha salido mejor y otras no tanto, más todo el mundo ha venido y regresado con la mayor satisfacción que uno pueda conquistar, la constatación del sentido vital del teatro de títeres, sus sombras y luces expuestas ante todos, especialistas, artistas, público en general, y aseguro que no pocas veces hemos ofrecido oportunidades de excelencia, de un alcance aún por calibrar.
Momentos de relajo. En primer plano, Jacques Trudeau y Tamiko Onagi.
¿Qué tuvo de especial el Taller de 2014?
Sin proponernos que fuera un homenaje a la fantasía arrolladora de la literatura de Gabriel García Márquez, lamentablemente fallecido en los días que sirvieron de preámbulo a nuestra fiesta, yo creo que lo más especial del taller estuvo en la decisión de consagrarlo al teatro de títeres de nuestra América, desde el norte hasta el sur. Como bien él dijo en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, no hemos tenido un instante de sosiego. Lo real maravilloso se ha expresado en los títeres como reflejo implacable de la cotidianidad de cada país. El Taller matancero ofreció la posibilidad de constatar estéticas, poéticas, manquedades y victorias. En esa amalgama tan parecida a la vida hemos recibido y presentado de todo, y vuelvo a tomar prestadas las palabras del Gabo, hemos mostrado espectáculos que son la expresión de un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza. Me alegro como curador de haber aceptado junto a la gracia popular del mamulengueiro brasilero Chico Simoes al grupo XPTO, del mismo país, símbolos ambos de la convivencia de caminos creadores tan distintos como similares en sus ansiedades teatrales, desbordadas e intensas. Lo cándido, pícaro y divertido en las propuestas de los hermanos bolivianos de Elwaky, Arlequín, de Nicaragua, Kinimarí de Venezuela, El Tenderete, Tiripitipis y Flor de la laguna, de México o de la argentina Gabriela Céspedes, contrasta con las búsquedas escénicas titiriteras de La Espada de madera, de Ecuador, Guachipilin, de Nicaragua, Gira-sol, de Uruguay, Teatro Tinglado, Gran Teatro de Miniatura o Badulake, también procedentes de México; todas válidas, todas legítimas en sus apreciaciones del mundo. Añádele a este panorama multicolor del centro y del sur, en cuanto a concepciones dramáticas, las presencias de grupos como Sandglass Theater de los Estados Unidos o la performance La mujer blanca, de Magali Chouinard, de Canadá. Todo eso extendido a otras acciones expositivas, teóricas y fílmicas que recolocaron por 9 días ante los ojos del mundo a la cultura titiritera de nuestra región.
¿Y la pequeña presencia de Cuba junto a solo cinco grupos del continente Europeo, a que se debió?
Cuba estuvo muy bien representada, no creo que la participación de 11 agrupaciones nacionales pueda ser calificada como exigua o diminuta. El Taller no es un evento representativo de lo que hacen nuestras más de 50 compañías por todo el mapa nacional durante dos años, sino una cita donde invitamos a lo más significativo, aún cuando podamos dejar fuera a propuestas interesantísimas, ya sea por problemas de hospedaje, fechas de estreno fuera de nuestras bases de aceptación o sencillamente por la logística tecnológica de nuestras instalaciones teatrales, algo en lo que Matanzas trabaja y seguirá trabajando hasta alcanzar al menos 5 espacios de calidad superior en cuanto a las exigencias técnicas de montajes nacionales e internacionales.
En pleno debate.
De Europa invitamos a cinco propuestas bien disimiles, dos conferencias espectáculos a cargo del catalán Joan Baixas, un artista indefinible que ofreció además un taller creativo del altos quilates para profesionales del retablo, la danza y la pintura y Etcétera Teatro, de Granada, con El alma del pueblo, reflejo de las investigaciones titiriteras de las culturas del mundo, que viven en el corazón de la compañía desde su fundación. Karromato, de la República Checa, trajo Circo de madera, una lección de animación de las marionetas de hilos tradicionales con toques contemporáneos. Stabfiguren Company*, de Alemania y su muñeco Eumel, fue la atracción de niños y adultos que colmaron el céntrico Parque de La Libertad, sin dejar de mencionar la vistosa puesta con figuras de fuego de la Compañía de María Baric, de la lejana Finlandia.
Más de 30 conjuntos venidos de aquí y de allá significan una mezcla potente donde no todos los sabores pueden ser iguales ni con el mismo protagonismo en el criterio y memoria de las personas, grandes y chicos, especialistas o simples espectadores. Es algo bien difícil, más no imposible. Seguiremos intentándolo en cada nueva edición.
XPTO de Brasil en el Parque de La Libertad.
El Taller de Títeres de Matanzas ha insistido durante 20 años en mantener un espacio teórico para pensar el arte titiritero ¿Es algo que mantendrán como parte de la curaduría del evento en próximas ediciones?
Absolutamente, insistimos desde 1994 hasta 2014 y seguiremos insistiendo. Tal vez no sea todo lo amplio y abierto que quisiéramos, pero la teoría tiene su tempo propio, asistida hoy por soportes visuales y sonoros que la hacen aún más atractiva ante la mirada de conocedores y desconocedores. Hemos nombrado este espacio desde 2010 con el nombre del dramaturgo e investigador cubano Freddy Artiles. Estoy seguro que estaría feliz de ver el salón con muchas más personas de las que participaban hace 20 años atrás, que aplaudiría la inclusión de documentales y libros que enriquecen las visiones este arte, haciéndolo transitar en una dimensión plural, tan inquietante como necesaria.
Ah, agrega que también mantendremos los espacios de fiestas, nadie vaya a pensar que incluir más teoría nos volverá solemnes o tan experimentales que desterremos los espacios de risa y movimientos para el cuerpo, todo se puede conjugar, así ha sido y así será.
Por último ¿Qué ha aportado la celebración del Consejo Mundial de la UNIMA al teatro de títeres de nuestro país?
Yo creo que la aportación excede los lindes nacionales. Hemos recibido a más de 80 consejeros internacionales de todos los continentes del planeta, que han intercambiado libremente con colegas de aquí y de allá. Cuando digo intercambio no me refiero solo a palabras y empatías personales, sino a materiales, documentos, direcciones, proyectos de trabajo. Siento que también Cuba le ha aportado a los participantes del Consejo una dimensión otra de nuestra realidad. Para muchos colegas somos un país conocido solamente de manera virtual, con imágenes y criterios mediatizados acerca de lo que somos y vivimos. El evento se volcó no solo hacia el centro de la ciudad, sino que se extendió hasta los consejos populares de la capital matancera, los municipios aledaños Cárdenas y Unión de Reyes, provincias como Villa Clara, Sancti Spíritus y La Habana. Junto a los talleres para profesionales se ofrecieron talleres comunitarios para niños y jóvenes. Todos hemos sido beneficiados con la gracia, la magia y el misterio ancestral del teatro de títeres, acompañados por la voluntad y el apoyo de nuestras principales autoridades. Este es también un síntoma de madurez del evento, que siempre ha contado con ese apoyo, pero esta vez fue redoblado con una dosis de pertenencia y afecto, a la altura de lo que en Matanzas hemos ido logrando. Nuestro Taller se parece a la vida, tiene intrínsecamente todas sus debilidades y fortalezas, pero por suerte eso no ha hecho decaer nuestro optimismo, las energías negativas no tienen nada que ver con el origen lúdico y ritual de los muñecos.
*El grupo alemán impartió un taller de títeres de varillas.
Entrevista de Leyanis Falcón