A modo de anuncio previo a la exposición dedicada a la obra de Mariona Masgrau (1949-2007) que el TOPIC de Tolosa está a punto de inaugurar el sábado 6 de octubre de 2012, publicamos este texto surgido de entre viejos papeles, y que resume su peculiar manera de entender las marionetas y de enfrentarse a la creación. Un texto escrito entre 2006-2007 que le sirvió de base para su último espectáculo-conferencia en el que explicaba al público lo que para ella eran las marionetas.

Mariona Masgrau

Mariona Masgrau. Foto Isa Albareda.


La Creación

Os voy a hablar desde una práctica continuada de 30 años de titiritera, en todas sus múltiples variantes y especialidades, desde la marioneta de hilo, el títere de guante y el teatro de sombras, desde el bolo más cutre hasta la participación en festivales de un alto nivel artístico.

Mariona Masgrau

Mariona Masgrau y Marta Serrahima, de bolos con el coche de Pepe Otal.

Mirando hacia atrás en mi trabajo, veo dos líneas de creación. Una racional, es decir tengo un texto con un principio y un final y yo construyo unas marionetas más o menos realistas adecuadas al texto, y con el trabajo de un escenógrafo, de un director y de un músico, se acaba el producto con más o menos acierto.

Mariona Masgrau

Cara de cerámica, marioneta de Mariona Masgrau. Foto TOPIC.

Y tengo otra línea intuitiva, en la que el punto de partida no es un necesariamente texto, puede ser una imagen, una situación, una música, un pensamiento, una pregunta, un estado de ánimo…, y se empieza aquí en el taller, trabajando con las manos, las manos me abren la imaginación a unos terrenos que la mente sola no sabe entrar.

Mariona y Constantina

Mariona y Constantina

Abriendo por arriba la mente y por abajo la inteligencia del cuerpo, se despliega poco a poco, muy despacio, un producto, poco producto, único en el “mercado” que cuando finalmente se presenta al público, porque tiene que presentarse alguna vez (para mi nunca está terminado), no sabes qué has hecho. Este tipo de espectáculo más que otro exige a su vez del público abrir no sólo su mente sino también su imaginación creativa.

Mariona Masgrau

Mariona en el taller. Foto Anastasi Rinos.

La manera que yo he encontrado para hablar conmigo misma y con lo que me rodea, ha sido utilizar una copia, un títere que me represente.

Construir marionetas es utilizar las manos para recrear figuras que se parecen a las personas, a los animales, a las plantas, o a los mismos objetos que queremos copiar. Es proyectar sobre la materia la imagen que tenemos de nosotros mismos y de los demás.

Mariona Masgrau

Malic, marioneta de Mariona Masgrau de 1977. Foto TOPIC

Lo que realmente seduce en una representación de títeres es que nos obliga a alejarnos del realismo.

En un espectáculo de títeres, nada es verdadero. Ni la medida de los personajes (a veces no se ve el cuerpo entero) ni los materiales de los que están hechos: cartón, tela, madera…, sin querer disimularlo, ni los movimiento que hacen ni la inmovilidad de sus rasgos, de su mirada…

Mariona Masgrau

Mariona Masgrau y Eugenio Navarro actuando en la calle en 1977

La paradoja del títere consiste en que, aun disponiendo de menos medios que el actor, tiene la capacidad de expresar más la vida porque no la tiene. En sus limitaciones para reproducir la vida es de donde saca el poder para evocarla.

Los títeres no figuran que son, los títeres son.

Los títeres, a diferencia de los actores, no representan un personaje, son el personaje.

El lenguaje de los títeres es simple y directo, y necesita del espectador una participación activa.

Mariona Masgrau

Mariona Masgrau con Pepe Otal de bolo

Los títeres expresan las grandes líneas esenciales de la vida y permite al espectador adornarlas a su gusto.

El títere propone una arquitectura sólida y cada uno de los espectadores lo decora según su fantasía.

La representación de títeres exige de los espectadores un poder creador: el espectador debe capturar el espectáculo y terminar de darle forma.

Mariona Masgrau

Mariona con Toni Rumbau, Ariel Bufano, Guadalupe Tempestini y otros amigos en el Festival de Hydra, Grecia. Septiembre 1988. Foto de Eugenio Navarro

La imaginación es el factor indispensable y esencial en el teatro de títeres: se trabaja de imaginación a imaginación.

El titiritero pone su inventiva al servicio del espectáculo. El espectador pone su imaginación al recibir el espectáculo. De dos imaginaciones surge una tercera realidad imaginada a semblanza del mundo individual de cada espectador.

Mariona Masgrau

Pintura de Mariona Masgrau

El teatro de títeres: un lenguaje de encuentro.

El títere se encuentra entre el espectador y el actor-manipulador. El titiritero proyecta en la figura de madera, de cartón o de cualquier otro material, lo que él quiere ser y lo convierte en un personaje independiente. El público ve en el escenario una figura que no es más que un trozo de madera o de tela dotado de vida: la que el manipulador le ha dado a través de la voz, los gestos, el movimiento…, y el público, al aceptar aquel trozo de madera como un ser vivo, proyecta también en el títere sus miedos, rabias, simpatías, tristezas…, acabando de darle vida. Es decir, el títere vive gracias a la doble proyección, la del público y la del manipulador. La escenografía, el texto y la música completan el ciclo: se crea un acto teatral, una nueva realidad, que provoca en los asistentes una energía y una conciencia colectiva que une a todo el mundo.

Mariona Masgrau

Pintura de Mariona Masgrau

Mariona Masgrau(1949-2007) fue miembro fundadora de la compañía La Fanfarra (1976) y del Teatro Malic de Barcelona (1984-2002). Autora de todas la marionetas de la compañlía en su primera etapa, inició en 1995 una carrera como titiritera solista con los espectáculos “Mangalena” (1995), “Constantina. Escúchame con los ojos” (1996), “Sophia” (1998), “La Capsa de Joguines” (2001), “De tanto que te quiero” (2002) y “El despertar de las pasiones” (2004). Su obra entera se encuentra en el Museo del TOPIC de Tolosa. En sus últimos años de vida, también se dedicó a la pintura.