(Claustro del Monasterio de Santa María de Ríoseco)
Organizado por Alauda Teatro. Del 4 al 7 de julio de 2019.
El norte de Burgos tiene una organización territorial muy singular basada en lo que se sigue conociendo como las Merindades, entre las que destacan las de Montija, Sotoscueva, Valdivieso, Valdeporres, la de Villarcayo o de Castilla la Vieja y varias más.
Se trata de un órgano administrativo del siglo XII creado con el fin de ser un ente intermedio entre el poder real de Castilla y las villas y señoríos. Ya en su obra Bienandanzas y fortunas, don Lope García de Salazar, escrita a finales del siglo XV estando preso en su torre de Muñatones en Somorrostro (Vizcaya), habla de los Alvarado de Medina de Pomar. Casi un siglo después Juan Sanz Alvarado, alcalde de esa localidad al casar con María de Velasco, construyó una hermosa casa torre en el pequeño rincón que es El Ribero, curiosamente el primer lugar que visité en mi temprano acercamiento al norte de Burgos al final de los años sesenta.
Esta hermosa comarca perdió la mitad de su población entre los años cincuenta y sesenta del siglo XX al trasladarse principalmente a trabajar en las fábricas de la margen izquierda del Nervión, de tal modo que en la actualidad tiene una densidad de población de apenas ocho habitantes por kilómetro cuadrado. A cambio, ya desde aquellos tiempos, ha sido refugio veraniego de gran cantidad de vascos que, tras el desarrollo económico de los sesenta, comenzamos nuestros viajes por España y el resto del mundo por esas tierras del norte de Burgos.
Con estos antecedentes este año, al leer el programa del 8º Festival de Títeres de las Merindades, decidimos Nati y yo mismo acudir a esta edición para vivir de primera mano lo que este festival significa para esa comarca y para la realidad de los títeres en España.
Este encuentro con uno de los festivales más jóvenes del país nos ha permitido comprobar su vitalidad y constatar la gran labor que se está haciendo en un territorio que hasta ahora apenas había podido disfrutar del arte de los títeres, aunque conviene recordar que grupos como Bihar ya habíamos actuado en pueblos como Puentedey, Villasana de Mena, Villarcayo y Medina de Pomar allá en los años ochenta al comienzo del resurgimiento de los títeres en nuestro país.
Este festival tiene una implantación en toda la amplia comarca de las Merindades, acercándose al modelo ya implantado hace más de treinta años por los de Bambalina con el festival de la Vall d´Albaida, aunque en este caso implica a más pueblos y todavía podría abarcar un mayor número de localidades.
El festival está organizado por la Asociación Betelgeuse de la que también forman parte los dos componentes del grupo Alauda: Isabel Sobrino y Rafael Benito. Tras cursar estudios este último en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y realizar diversos trabajos actorales, se instala junto con Isabel en la pequeña localidad de Salazar, muy cerca de Villarcayo. Ellos, junto a las instituciones que lo apoyan, son los verdaderos creadores y animadores de este festival que está haciendo una magnífica labor en pro de los títeres en el extenso territorio del norte de Burgos.
Desarrollado entre el 4 y el 7 de julio, han participado las compañías catalanas Toni Zafra, Cia. Matito y La Sola Cia., Buho Teatro de Sevilla y el checo Pavel Smid, que por un accidente con las gubias no pudo desplazarse y hubo de ser sustituido por el veterano grupo Elfo de Madrid. Se han realizado más de una veintena de representaciones, a las que se han de sumar los pases de quince minutos efectuados en La petite caravane, ubicada en la Plaza del Ayuntamiento de Medina de Pomar.
No puedo dar un repaso total al discurrir de esta octava edición pero, de la forma más breve posible, voy a reseñar lo que pudimos contemplar el viernes y el sábado, que no es poco. Nuestro primer encuentro fue con el grupo Buho que Juan Luis Clavijo viene liderando. En esta ocasión presentaban una versión libre del cuento tradicional La ratita presumida, ejecutada con grandes títeres de guante, una bonita escenografía, con gran gracejo y una buena manipulación que gustó al público formado por niños de las colonias y ancianos de la residencia.
El siguiente paso fue acudir al Taller de Marionetas que en la calle Mayor de Medina de Pomar regenta Rafael Benito, para contemplar una exposición de marionetas. Cuando llegamos estaba ultimando la apertura del local; al terminar nos presentamos y nos encontramos con todo un titiritero tradicional: hablaba Benito con pasión de sus creaciones y mostraba un gran entusiasmo en explicarnos el proceso de elaboración de sus títeres.
Gran amante de la marioneta de hilo, con cuerpos y cabezas talladas en madera de tilo, utiliza Rafael Benito los más precisos mecanismos para mover la boca, los ojos y las manos de sus títeres. También ha trabajado con títere de guante destacando en este campo sus obras con Polichinela.
Medina de Pomar es una bella localidad con monumentos como el Monasterio de Santa Clara y el Alcázar o Castillo del Condestable hoy en día, con sus cuatro plantas, convertido en museo histórico y etnográfico de la localidad y la comarca.
La primera cita por la tarde, tras descansar en el hotel La Alhama, es a las siete en la Plaza del Ayuntamiento desde la que sale un pasacalles con los muñecos de gran tamaño que han construido los niños en un taller de varias jornadas. Antes ha tenido lugar un curso para profesionales del títere. Hay que decir que durante todo el año, Rafael imparte clases de tallado a los interesados de esa localidad.
El desfile culmina en la Plaza de Somovilla donde a continuación Toni Zafra presentó su espectáculo de títeres de hilo Mundo enano. El público, que ocupaba una buena parte de la plaza, disfrutó de la buena manipulación y siguió con interés los números que este virtuoso del hilo ofreció durante una hora de función.
Para completar esta primera jornada subimos por la calle Mayor hasta el castillo para, una vez visitado, dirigirnos hacia el barrio de la judería situado en su ladera norte, precisamente cuando las luces del ocaso dan un color intenso a sus antiguas piedras. Llama la atención la puerta de entrada a esta antigua judería donde la calle, con sus plantas en las ventanas, se insinúa como un misterio.
El viernes 6 la primera sesión a la que queremos asistir tiene lugar al mediodía en Villarcayo y, por proximidad con ese lugar, en Valle de Manzanedo, hoy en día incluido en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Visitamos también las ruinas de Santa María de Rioseco, un monasterio cisterciense ubicado en una ladera sobre el río Ebro pensado para la producción y la autosuficiencia.
Desgraciadamente, en los años setenta, el expolio aceleró su deterioro hasta convertirse en pocas décadas en un verdadero despojo. Menos mal que la contemplación de estas ruinas de conventos e iglesias permite disfrutar de su esquelética belleza, produciendo una gran melancolía. Los vecinos de la zona han contribuido a su recuperación desescombrando, quitando la maleza de sus paredes y programando actividades culturales en el mismo.
Al mediodía ya estamos en Villarcayo, en el Parque de las Acacias para presenciar la actuación del grupo Elfo que, como ya se ha dicho, ha sustituido a los checos y presenta un espectáculo con dos cuentos, Los siete cabritillos y Los tres cerditos.
En ocasiones se trata de un espectáculo sobre mesa mientras que, en otras, títeres y actores evolucionan sobre la plataforma que sirve de mesa. Se trata de un grupo con un buen control de la teatralidad y del contacto con el público además de una buena manipulación de unos títeres muy estilizados. La música en directo engrandece el espectáculo junto a la calidad de los tres actores: Pilar Cosa, José Luis Luque y Santiago Puente, dedicado este a la música en directo y a reforzar la representación.
El grupo Elfo, a través de su director inicial Alfonso Romera, está ligado con el teatro independiente de los años setenta ya que este último fue miembro fundador del grupo Ditirambo, famoso entonces por su obra Danzón de exequias que en su día los de Bihar presentamos en Sestao. El grupo se caracterizaba por una buena utilización de las posibilidades teatrales que tiene la voz, no en vano Alfonso había trabajado con Roy Hart, uno de los grandes especialistas en el trabajo de la voz. En los primeros ochenta, Alfonso Romera dio un curso de voz en la Escuela de Teatro de Basauri al que tuve la fortuna de acudir.
Tras la representación tuvimos la oportunidad de conversar con la compañía, con Ángel Suárez director del festival Titiricuenca que, junto a su mujer y colaboradora en Títeres Lardero, Mari Carmen Jacob, habían acudido al Festival de las Merindades. También estaba presente como se puede ver en la fotografía la anfitriona del festival y componente del grupo Alauda: Isabel Sobrino.
Son estos momentos los que instigan a los titiriteros, trotamundos por naturaleza, a acercarnos a los festivales, aunque en este caso he de decir que el paisaje de esta comarca es otra gran motivación para acudir. Tras un escueto refrigerio nos dirigimos a visitar el Monumento Natural de Ojo Guareña, en la Merindad de Sotoscueva. Se trata de un complejo formado por la ermita de San Tirso y San Bernabé, ubicada en una cueva con unos esplendidos murales en su bóveda y paredes, los más antiguos pintados en 1705 y que le dan la imagen, aunque rupestre, de un templo.
El sumidero del río Guareña es una de las fuentes de agua que tiene este complejo kárstico, que con sus más de cien kilómetros subterráneos es el más extenso de España y uno de los mayores de Europa. Además, el complejo está estratificado en media docena de niveles.
Existe constancia de la presencia en estas cuevas de neandertales desde 50.000 años atrás, contando también con grabados y pinturas, tanto de animales como con un carácter simbólico, realizadas 11.000 años atrás.
Concluida la visita llegó el momento de encaminarnos hacia Pedrosa de Valdeporres. Allí nos esperaba la actuación del grupo Alauda de la mano de Rafael Benito donde presentaba su espectáculo The puppet circus. Rafael nos había mostrado sus títeres de hilo en su taller de Medina de Pomar y nos había explicado su funcionamiento; ahora se trataba de verlos en acción en ese animado circo en el que se desarrolla la historia.
Este destacado titiritero tiene la virtud de transmitir su entusiasmo tanto al público infantil como al adulto, manipulando los títeres de hilo con una gran precisión y, como ya se dijo al principio de este artículo, utilizando una gran cantidad de trucos y mecanismos. El público disfrutó muchísimo y terminó entregado tanto al espectáculo como al titiritero y sus títeres. Al concluir la obra, solo restaba felicitarle efusivamente.
Emocionados por todas las vivencias acumuladas en tan solo cuarenta y ocho horas, nos despedimos de Rafael y ya en el ocaso pusimos rumbo a Sestao; todavía nos restaba disfrutar del paseo por esas tranquilas carreteras a cuyos bordes se asoman los prados salpicados por grandes robles, nogales o cagigas como la de la imagen, bicentenaria de El Ribero, a cuya sombra, en agosto de 1969, junto con mis compañeros, colaboramos con los del lugar en la trilla del trigo con una máquina de primera generación. ¡Hasta la próxima visita a los títeres y a las Merindades!
Felipe Garduño Hernández
Sestao, 8 de julio de 2019
FOTOS: Felipe Garduño y Nati Cuevas