(Marioneta gigante de un dinosaurio de la compañía Etcétera, en el vestíbulo del Espacio Cultural Mira. Foto de T.R.)

Un Viaje a través de los Títeres

Terminó este viernes 25 de enero la extraordinaria exposición ‘De la Caverna al Cine: un Viaje a través de los Títeres’ que la compañía Etcétera de Granada ha presentado en el Espacio Cultural Mira, de Pozuelo, a pocos kilómetros de Madrid. Desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 25 de enero de 2019, han pasado más de 5.000 personas por el espacio Mira, un éxito de asistencia sobre todo si tenemos en cuenta que no han sido asistencias escolares sino de público en general de todas las edades y condiciones.

Imagen de la exposición con público. Foto de Enrique Lanz.

La exposición muestra parte de la colección privada de Enrique Lanz y Yanisbel V.Martínez, ambos responsables de Títeres Etcétera, que con el paso de los años han ido conformando en sus múltiples viajes por todo el mundo. Una colección que en sí misma constituye un riquísimo fondo suficiente para llenar un posible museo que algún día sin duda Etcétera abrirá en Granada o donde encuentren el interés y la necesidad para ello.

Imagen parcial de la exposición. Foto de Enrique Lanz.

La exposición, además de las piezas históricas que muestran un interesante recorrido a través de la historia de las culturas humanas, incluye algunas de las marionetas más espectaculares creadas por la compañía, aunque no todas, por supuesto, ya que no cabrían en el espacio Mira.

Junto a las piezas sólidas, la exposición muestra la otra faceta que los de Etcétera han ido desarrollado a lo largo de sus viajes, en el maro del proyecto ‘El Alma del Pueblo’, consistente grabar en vídeo las múltiples tradiciones icónicas existentes en el mundo, desde las grandes tradiciones de los teatros de sombras y de marionetas de Oriente (China, India, Vietnam, Indonesia…), hasta las africanas de Mali o las mil formas distintas del teatro de títeres en Europa. Igualmente han pasado por la retina de sus cámaras las fiestas de carnaval con máscaras y muñecos, o las procesiones de Semana Santa y otras festividades religiosas que utilizan esculturas animadas o máscaras. Una recopilación extraordinaria de imágenes que constituye un fondo documental único en el mundo y que ha sido una de las principales inversiones estratégicas de Etcétera.

Ala de la exposición con marionetas de espectáculos de Títeres Etcétera. Foto de Enrique Lanz.

Todo ello se combina en la exposición de Pozuelo, con imágenes filmadas que ilustran las marionetas expuestas, en una bonita combinación de imagen estática e imagen animada. La gran calidad de ambas es sin duda el principal atractivo de esta exposición.

Muy importante es que los de Etcétera hayan elaborado un discurso para ordenar las piezas en un recorrido que permite ver cómo a través del arte de las figuras animadas, las llamemos títeres, sombras, máscaras, figuras o muñecos en movimiento, los humanos hemos dado forma y expresión lúdica y artística a nuestros mitos y creencias más íntimos y particulares, desde los inicios más arcaicos -como las sombras que dieron luz al arte parietal en la época del Paleolítico Superior- hasta la aparición de la fotografía y de los fotogramas encadenados a 24 imágenes por segundo que es el cine.

Luz, sombra, máscara y animismo.

Empieza el recorrido con una instalación en la que vemos a un hombre prehistórico en una caverna con una antorcha que ilumina el fondo parietal de la cueva. Podría ser un Neandertal, por la forma de sus cejas y la frente, es decir, la especie anterior a la nuestra y que, a pesar de no haber producido arte alguno, dominaba ya el fuego y el lenguaje, y practicaba entierros rituales, según nos indican la mayoría de los historiadores (aunque no todos). Tres elementos fundamentales la componen: su mirada inteligente, que parece ir más allá de lo que ve y de donde está, el fuego y foco de luz que la mano sostiene (una antorcha), y el relieve del fondo iluminado con sombras que nos incita a ver imágenes a través de este órgano ya plenamente humano que es la imaginación.

Hombre prehistórico en la exposición. Foto de T.R.

Mirada, luz y sombras: todo a punto para que irrumpa la imaginación y se inicie la aventura humana sobre la Tierra.

Y es en este diálogo de nuestra mirada con la imaginación y con el mundo exterior, donde nacen los títeres, en todas sus infinitas variantes, sin duda la constante más universal con la que los humanos nos hemos representado el mundo a lo largo de los siglos. Una aventura que continúa hoy con el complemento contemporáneo del cine, del mundo digital y de la tecnología aplicados a la representación, y que nos conduce hacia rumbos desconocidos.

El programa de la exposición pone como punto de partida conceptual un texto de Hermenegildo Lanz (1893-1949), abuelo de Enrique Lanz y conocido artista e ilustrador granadino  autor de los títeres y los decorados que sirvieron a Federico García Lorca (para sus Títeres de Cachiporra y otros proyectos) y a Manuel de Falla (para el estreno de su ópera El Retablo de Maese Pedro) en sus aventuras escénicas:

El interés que la historia del teatro de muñecos tiene, la enorme extensión que abarca sobre la tierra, su antigüedad y variantes demuestra que no existe pueblo, civilización, régimen político, ni religión indiferente a lo que constituye la expresión teatral popular más característica del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, del drama y del sainete, del mundo real y del imaginario.

Un texto que constituye el punto de partida conceptual de esta exposición, que el nieto de Hermenegildo Lanz, junto a Yanisbel Martínez, pareces haber creado para poner en imágenes y dar la razón a lo que escribió su abuelo.

El primer capítulo de la exposición está dominado por los títeres y las máscaras de las culturas animistas, las primeras formas de religiosidad conocidas de la historia humana, y que todavía se siguen practicando en tantos lugares del planeta, incluso en nuestras modernas sociedades urbanas.

Público con las máscaras. Foto de Enrique Lanz.

Parten de la premisa de que todo lo que existe tiene vida y está habitado por alguna forma de presencia o espíritu que ejerce su influencia y su poder en el entorno y en los humanos. Sus visiones y manifestaciones objetuales constituyen los albores de la imaginación humana, los primeros edificios levantados en este vacío tan lleno que es la conciencia. Si un objeto inerte tiene vida interior, es lógico que se mueva.

Máscaras y figuras primitivas que proceden de todas las culturas y continentes, como bien se explicita en la exposición. Unas más austeras, estilizadas y enigmáticas, otras recargadas y barrocas, llenas de colorido según mandan los gustos de las culturas que las producen. Las que llevan pelo, o bien es humano o bien procede de los animales del entorno. La magia es la dinámica que establece el uso de la mayoría de estas máscaras. El pensamiento mágico que sigue activo en nuestras sociedades junto al pensar racional con el que la ciencia ha pretendido dar un tumbo a la civilización humana.

Máscaras. Foto e T.R.

La máscara tiene el poder de transformar a quién la lleva, poseído el portador por el espíritu o por la carga imaginaria que la cultura ha dado a esos inquietantes rostros de madera. La escultura externaliza la función de la máscara y libera así al portador, aunque siga pendiente de los poderes de las imágenes religiosas de las iglesias, por ejemplo, o de las grandes esculturas que cada época pone en sus plazas importantes, para indicar a los usuarios de cada cultura cuales son los principios fundamentales a los que atenerse.

En el apartado de las máscaras y los grandes muñecos, cabe citar las piezas procedentes de Mali, África, acompañadas por un vídeo con imágenes de algunas de las piezaas expuestas en pleno movimiento. Una región que los de Etcetera conocen bien por haberla visitado en varias ocasiones.

Las grandes culturas de Oriente: sombras y marionetas.

Cabe situar el teatro de sombras en los albores de las grandes culturas humanas, en especial las asiáticas: una manera de representar la realidad oculta de los dioses, los demonios, los espíritus y los héroes de los gran relatos épicos del Ramayama y del Mahabarata, en el caso sur-oriental de Asia. A los dioses es imposible verlos en sus formas reales y tangibles, pero en cambio sí podemos percibirlos a través de sus sombras: figuras  que surgen en negativo sobre una pantalla, al interrumpir la luz y deja ver sus siluetas y colores translúcidos. Formas y movimientos que pertenecen a otras dimensiones y que van más allá de lo humano. En China, son las leyendas taoístas del Viaje a Occidente, con sus héroes que aparecen también en el teatro de marionetas o en la gran Ópera China.

La parada del teatro del Wayang Kulit. Foto de Enrique Lanz.

Impresiona ver la calidad de las piezas de la colección de Etcétera, en especial la gran parada de un espectáculo entero del Wayang Kulit, de Indonesia, muy bien expuesto en un espacio ancho frente a una pantalla. Sólo falta el Gamelán al lado para poner sonido y que empiece la función.

También hay figuras de Tailandia y de la India, dándonos a entender la riqueza y la variedad de las distintas formas existentes en este tipo de teatro, provistas de mucho detalle unas, y de una gran estilización las otras.

Sombras de Camboya y la India. Foto de Enrique Lanz.

Y junto a las siluetas del Wayang Kulit, las marionetas de varilla del Wayang Golek, un bonito grupo de figuras de luminosos colores, que ponen en tres dimensiones a los mismos personajes.

Marionetas del Wayang Golek. Foto T.R.

También de la China están representadas sus tradiciones más importantes, concretamente las de sombras con sus figuras de un enorme detallismo, o algunas variantes de los títeres de guante, una de las especialidades en la que los chinos suelen despuntar por el virtuosismo de su manipulación.

Sombras chinas. Foto de Enrique Lanz.

Títeres de guante de la región de Fujian, China. Foto de T.R.

Muy hermoso es el cuadro de las marionetas sobre el agua de Vietnam, acompañadas por las impactantes imágenes filmadas por Enrique Lanz desde el mismo escenario donde se realiza el espectáculo, es decir, metido en el agua y filmando con una cámara acuática que tanto puede tomar imágenes sobre la superficie como bajo ella.

Títeres Etcétera: El alma del pueblo | The soul of people from Allstringsattached on Vimeo.

Una filmación única que nos desvela la poesía y el significado costumbrista de este teatro insólito realizado desde el agua que despierta una enorme atracción en el público occidental.

Camboya y Tailandia ocupan también un espacio en la exposición, con siluetas para el teatro de sombras pero también con marionetas de hilo, que suelen utilizarse en estos países.

Marioneta de Bunraku, Japón. Foto de T.R.

También hay una referencia al Bunraku japonés, con una refinada marioneta más pequeña de las habituales pero que por lo visto se movía también con tres manipuladores.

El Teatro de sombras del Karagöz. Piezas de los maestros Metin Ozlen y Orhan Kurt. Foto de Enrique Lanz,

No podía faltar en el apartado del teatro de sombras esta tradición tan importante de origen otomano, el Teatro del Karagöz, que todavía se sigue practicando en Turquía y en Grecia.

Algunos títeres europeos.

La exposición sigue su recorrido a través de las épocas y las culturas y se detiene en algunas preciosas formas del teatro de títeres europeo, como es el Guignol, oriundo de la ciudad francesa de Lyon, o el precioso teatrito checo de los se utilizaban en las casas, a cargo de las familias, y a veces llevados por profesionales que actuaban a domicilio con sus  espectáculos.

Los instaladores de la exposición han creado para presentar el teatrillo checo una bella composición donde se exhiben los muñecos que actuaban en estos escenarios, pequeñas figuras de madera, que vemos con y sin vestidos, y con los que se podían representar desde las comedias protagonizadas por Kasparec, el héroe popular checo, a obras más complejas en sus versiones populares, como Fausto, historias de diablos, de hadas, leyendas checas…

Teatrillo checo. Foto de T.R.

Hermosos son también los títeres de la serie Guignol de la colección de Etcétera, piezas de 1920 procedentes de una taberna de las agueras de Lyon, en Francia, con un adecentado Gnafron que parece tener la misma edad de Guignol (se le ve por regla general más viejo, quizás por el mal afeitado que suele llevar) junto al héroe y otras figuras que lo suelen acompañar, como el Gendarme o su compañera Madelon, entre otros.

Títeres de Guignol. Foto de T.R.

Al mostrar las diferentes maneras de manipular títeres y marionetas, la exposición nos muestra ejemplos de manipulación desde arriba o desde abajo. De las que se mueven desde arriba, hay unas hermosas marionetas de origen siciliano unas (pupi) y de Bélgica otras, influencia sin duda de la larga presencia española en estas tierras con las marionetas muy populares entonces de la Máquina Real.

Pupi. Foto de Enrique Lanz.

La compañía Etcétera.

Afín de mostrar ejemplos contemporáneos de cómo hoy se produce el teatro de marionetas en el mundo, los responsables de Etcétera han querido mostrar algunos ejemplos de su compañía, a modo de pinceladas de un trabajo inmenso que ha creado muchos espectáculos y algunas obras de un enorme relieve, como es el caso de las distintas óperas producidas por Etcétera en colaboración con las principales casas operísticas del país. Para mostrar esta realidad específica, remito al lector a la crónica de la exposición ’30 años de Etcétera’ que se presentó en el Parque de las Ciencias de Granada en 2012 (ver aquí).

Siempre impactante es el escenario de la obra Trans, con sus muñecos músicos que son autómatas y con los principales personajes bien puestos en su contexto escénico, que ya aparecía en la exposición de Granada.

Escenario de Trans, de Títeres Etcétera. Foto de T.R.

También están tres marionetas de La Serva Padrona, uno de sus primeros trabajos operísticos y uno de sus éxitos más notables, con una técnica inventada de manipulación que bien podríamos llamar de varilla sobre hombros, al apoyarse el sostén del títere sobre los hombros del manipulador.

Marionetas de La Serva Padrona, de Títeres Etcétera. Foto de T.R.

En una esquina de la exposición, se muestra una composición de distintas imágenes y figuras de Etcétera a modo de mosaico de varias producciones, con algunos muñecos del Retablo de Maese Pedro, una de sus obras más espectaculares, así como los que se usan en su último espectáculo didáctico sobre El Alma del Pueblo.

La exposición termina con una vitrina donde se exhibe lo que llama el Precine: los distintos modos que en el siglo XIX, gracias al avance de la óptica, la electricidad y la fotografía, se empezaron a reproducir imágenes copiadas de la realidad ya sea con el pincel o mediante procesos químicos. Son las linternas mágicas que pronto permitirían animar sus imágenes y que anticipan el cine. Una época en la que estas formas incipientes de reproducir la realidad se mezclaban con el teatro de sombras, realizándose ambas en los mismos lugares, carromatos ambulantes muchas veces que iban de feria en feria.

Espacio del Precine. Foto de Enrique Lanz.

Todo un mundo de fascinantes proyecciones de imágenes, pintadas a mano o fotográficas, que pronto el cine ocupará en su totalidad, dejando aquellos juguetes de la imaginación para los museos y los coleccionistas.

La exposición de Etcétera nos muestra el grado de madurez al que ha llegado esta compañía, capaz de reunir una colección de piezas tan importantes y valiosas, y de saber elaborar con ellas un discurso museístico que nos habla de la historia de las marionetas, pero también de cómo las culturas humanas se han visto a sí mismas y han reproducido sus creencias y sus mundos imaginarios en imágenes y figuras a través del tiempo.

Marionetas y máscaras de Mali. Foto de Enrique Lanz.

Una exposición que bien podría seguir viajando por el país para el disfrute de las familias, las escuelas o los interesados en estas artes y en el conocimiento artístico-antropológico, y que bien podría convertirse en el poderoso núcleo de un importante Museo de Títeres en el futuro.

La coincidencia de dos exposiciones, una que termina, la reseñada ‘De la caverna al cine’ en Pozuelo, y otra que empieza el mismo día en que acaba la primera, la titulada ‘Magia y Memoria de las Marionetas. Aragón-España’ que se podrá ver del 25 de enero al 14 de abril de 2019 en el Centro de Historias de Zaragoza, comisionada por Adolfo Ayuso (y de la que hablaremos en un próximo artículo), esta coincidencia nos indica el buen momento en el que se encuentra el arte de las marionetas en nuestro país. Un momentum del que desde Titeresante intentamos mostrar el abanico de sus vectores de fuerza más importantes.