(Imagen de ‘Gèlède’, de la artista mexicana Toztli Abril de Dios)

IF Barcelona ha ofrecido este viernes día 11 de diciembre, en el simposio titulado ‘Máscaras, Sombras e Hilos’, una maratoniana sesión de seis artistas visuales que presentaron sus trabajos, todos ellos muy distintos entre sí. Son la catalana Paula Casanova, el argentino Gabriel von Fernández, la navarra Estitxu Arroyo Sánchez, la mexicana Fernanda del Monte, la argentina Tatiana Sandoval y la también mexicana Toztil Abril de Dios. Han moderado con mucho tino y buen tempo Sara Serrano, Cesc Martínez e Irma Borges.

Entre los tres ponentes iniciales y las tres de Latinoamérica, presentaron sus proyectos de residencia en el IF Barcelona Joan y Marina Baixas y Júlia Mata con ‘La Fulla Blanca’ y Fèlix Pons con ‘Les flors de Rodez’.

El Teatro Lambe-Lambe, por Paula Casanova

Fue un placer escuchar a esta joven titiritera y artista plástica catalana, en su presentación de lo que es el llamado Teatro Lambe-Lambe, una modalidad de micro-teatro, también llamado a veces ‘Teatro en Miniatura’ (ver aquí ) inventado en su día por las brasileñas Denise do Santos e Ismine Lima, creadoras de la compañía Teatro de Animación Lambe-Lambe, en la ciudad de Bahía. Consistió su propuesta en una serie de ‘espectáculos de pequeños muñecos y objetos que, acompañados por un relato y/o música en audio, dentro de una caja escénica, representan, en no más de 5 minutos, secretas situaciones teatrales que son observadas por sólo uno o dos espectadores cada vez’. Tal podría ser una somera definición del Lambe-Lambe.

Encuentro en Barcelona. Noviembre 2019.

Paula Casanova quedó en su día prendada por esta forma de actuar para un único espectador -aunque a veces pueden ser dos o tres- que mira lo que ocurre dentro de una caja por un pequeño visor o un simple agujero. Entre el voyeurismo de una sana curiosidad hacia lo oculto, y el misterio de lo que solo puede mirarse por un ojo estrecho de cerradura, el Lambe-Lambe está fascinando a muchos jóvenes y no tan jóvenes titiriteros de todo el mundo, y muy en especial latinoamericanos.

La artista Ola Muchin en plena acción. Barcelona, noviembre 2019.

Como dije una vez hablando de la obrita Edmund del lambista venezolano José Quevedo, hoy instalado en Lisboa, se dice rápido, pero esos escasos minutos pueden dar mucho de sí cuando se ‘miran’ y se ‘escuchan’ desde la inmediatez y la intimidad de un simple agujero donde poner el ojo y unos cascos en los oídos que te aíslan del exterior y te hacen entrar en el ambiente sonoro de la obra. Ejercicio de voyeurista, lo que se percibe a través de un único ojo puede llegar a impactar más de lo que hacen horas de espectáculo (ver aquí).

Yanita Pérez con su lambe “Cuenta Ovejitas”. Fotografía de Laura Fraile.

De todo eso es de lo que habló Paula Casanova, que ha organizado varios encuentros de lambistas en Barcelona y otras localidades de Cataluña (ver aquí el artículo escrito por Irma Borges sobre el encuentro de Barcelona frente al teatro Las Puntual). Tras viajar a Brasil en distintas ocasiones para conocer a fondo este fenómeno teatral, lleva tiempo desarrollando un trabajo de investigación sobre el mismo, basado en los artistas que lo practican en la región catalana, que empiezan a ser muchos.

Interior de teatro Lambe-Lambe de Diana Matos. Foto de Jesús Atienza.

Esperamos con ansias la publicación de este trabajo, que promete desvelar no pocos secretos y facetas ocultas de este micro-teatro oculto que es el Lambe-Lambe.

Gabriel von Fernández y el teatro de sombras.

Pionero del teatro de sombras en Argentina, Gabriel von Fernández es un veterano titiritero enamorado de la sombra, para la que ha desarrollado toda una poética basada en la relación Luz/Oscuridad.

Nacido en Buenos Aires pero instalado en la Patagonia, para von Fernández la sombra no es la oscuridad, sino un vínculo dinámico y amoroso entre luz y oscuridad. No es una cosa, sino un acontecimiento, es decir, no tiene entidad, es Verbo.

Pero será mejor citar directamente sus palabras para no distorsionar un pensamiento asaz complejo. Dice von Fernández en el texto ‘La Sombra, el Tiempo y la Organicidad’ (ver aquí):

Imagen de ‘Mi Gato Amo’.

1) Técnicamente, la sombra es un agujero oscuro de la luz. Por lo cual implica la participación de la luz, y de la oscuridad… Entonces, estamos hablando de un elemento dual, que incorpora ambos elementos complementarios…

2) La Imagen-Sombra es el único “objeto” natural que posee solo dos dimensiones espaciales. Esto es, un dibujo tiene volumen, el espesor de la materia con el que está hecho… En cambio la Imagen-Sombra es imagen pura, sin materia ni volumen. Entonces, la Imagen-Sombra es una abstracción natural del objeto que la proyecta… Es una síntesis en sí misma.

Imagen de ‘Mi Gato Amo’.

Y como tal, me permito suponer, quizás la Sombra haya sido la llave para que el hombre primitivo desarrollara la noción de abstracción.

3) La Sombra ES acción. La Sombra quieta no existe en la naturaleza. Ya sea por el crepitar del fuego, o por el movimiento de los astros, la Sombra siempre fue móvil. Además, la Imagen-Sombra es un acontecimiento, no una “cosa”… Es “Verbo”, como dirían algunos místicos… La luz sale del emisor, se encuentra con el obstáculo, y se proyecta en la pantalla… la Imagen-Sombra es el efecto de un “devenir temporal”…

Sus inspiradas palabras dejaron en el aire diversos interrogantes que el interesado puede encontrar visitando su página web sobre el teatro de sombras.

Estitxu Arroyo Sánchez con ‘Cuerpo Documento’.

Igual de interesante resultó la intervención de la navarra Estitxu Arroyo Sánchez, instalada entre Pamplona y Barcelona, con su proyecto ‘Cuerpo Documento’ (ver aquí). Y lo fue por centrarse en este tema de tanta actualidad como lo es todo lo que se refiere a la Identidad y sus actuales fases de cuestionamiento, fragmentación o dislocación.

Su trabajo consiste precisamente en eso: relativizar en un grado máximo nuestro sentido de identidad, que tiene su base más importante en el rostro. ¿Qué ocurre si de pronto nos vemos con otra cara? ¿Es posible encajar esta dislocación? Como dijo la misma artista, ‘ser muchas y no ser ninguna’. Estitxu juega para ello con las imágenes de las revistas populares que en cierto modo actúan de espejos y de modelos para las personas que consumen estos papeles, que somos todos: recorta rostros y los va combinando con otros cuerpos, tal como sucede en la realidad, cuando nos dejamos seducir por la belleza, el atractivo o el exotismo de uno y otro personaje que se nos propone. Hacer consciente esta dislocación, que ocurre en el espacio inconsciente del acoso publicitario, es el sano ejercicio que nos propone la artista navarra. Y para ello se sirve de todo tipo de soportes visuales, desde el vídeo, la fotografía, el collage y la acción directa.

Quizás sea en el trabajo que desarrolla con su propio cuerpo desnudo en el escenario donde más lejos llega la radicalidad de su cuestionamiento, pues la relativización baja de la imagen mediática y de la especulación para encarnarse en uno mismo, sin disfraz alguno, enfrentando cuerpo y rostro, y preguntarse también donde se halla realmente nuestra identidad. ¿Se encuentra en el rostro? ¿En el corazón? ¿En la zona del sexo?

Un trabajo entre el teatro, la performance y una interrogación existencial y filosófica de enorme importancia.

Antes de pasar a las tres artistas latinoamericanas, Cesc Martínez nos introdujo dos trabajos acogidos en residencia por el IF Barcelona:

La Fulla Blanca, de Joan y Marina Baixas y Júlia Mata.

El veterano Joan Baixas, maestro indiscutible de las artes visuales que tienen que ver con lo que podríamos llamar teatro de figuras o de títeres, es el impulsor indirecto de este trabajo que se halla en manos de su hija Marina junto a Júlia Mata. Indirecto porque tras más de 10 años trabajando con el apoyo logístico y escénico de Marina, ha decidido cambiar la relación y convertirse él en el ayudante, que se quiere exterior, frente al empuje y el arrojo de las dos jóvenes titiriteras, que de algún modo toman el relevo de quien fue su maestro.

La propuesta parte de la hoja en blanco, un ejercicio que Joan Baixas suele proponer en sus cursos, y que su hija desarrolla desde su propia base creativa, que busca sostenerse en una conciencia de autoobservación escénica -tiempo, espacio, sonido y movimiento- más un compromiso ético de responsabilidad ecológica con la naturaleza.

En el IF Barcelona del año pasado ya presentó un primer esbozo de este trabajo, que dejó un muy buen sabor de boca a los espectadores, ansiosos de ver culminado el proceso. Aprovechando la oquedad del actual trance pandémico, las dos jóvenes artistas Marina Baixas y Julia Mata, bajo la mirada atenta aunque lejana de Joan, han decidido coger al toro por los cuernos y enfrentarse al vacío, no solo del momento histórico en el que nos encontramos, sino de la hoja en blanco sobre la que se sostienen.

 ‘Les flors de Rodez’ de Fèlix Pons.

El actor, director y artista visual Fèlix Pons explicó, a través de un hermoso vídeo en el que las palabras se acompañaban de las imágenes que sus manos iban creando con un pincel de tinta negra sobre un montón de hojas, su proyecto de montaje sobre la figura de Antonin Artaud.

Antonin Artaud. Foto Wikipedia.

El autor parece haber escogido esta emblemática figura del teatro del siglo XX para hacer una especie de viaje a los orígenes y enfrentarse a todo aquello que la obra y la figura de Artaud puso en cuarentena: la artificiosidad de la cultura, las pompas vacuas del arte y de las grandes mayúsculas, los discursos y las ideologías que nos mantienen a los humanos sometidos, gregarios y estupidizados. Y el olvido de la muerte.

Y lo hizo Pons valiéndose del lenguaje poético y del discurso puramente visual de sus dibujos, a modo de apuntes para llenar el vacío sobre el que pretende instalarse para desarrollar su obra.

Fèlix Pons.

Hay también algo de invocación en su proyecto: invocar al visionario, al poeta maldito, a eso que se ha llamado ‘teatro de la crueldad’, a vivir intensamente, a la poesía, al canallismo titiritero, como bien apuntó Baixas.

Un punto de partida que nos dejó con muchas ganas de ver los resultados, pues ¿qué puede haber de más interesante y necesario que los artistas se instalen en el vacío para ver si desde aquí surge algo nuevo revitalizado? Sin duda podremos saciarnos al acabar lo que dura un año.

‘Mis Humores’, de Fernanda del Monte.

Irma Borges, dramaturga venezolana y redactora de Titeresante, hoy instalada en Barcelona, fue la encargada de presentar a las tres artistas latinoamericanas que participaron en la última sesión del simposio On Line organizado por el IF Barcelona.

La primera de ellas fue la escritora y dramaturga mexicana Fernanda del Monte, que explicó su proyecto titulado Mis Humores y que consiste en el empeño de convertir la escritura en materia. Un atractivo juego de contrastes y de paradojas es lo que propone del Monte, pues esta materialización del texto, cuya razón de ser primordial es su inmaterialidad (el significado o la evocación), se propone no en la realidad física de los objetos que se tocan, sino en la realidad virtual de los espacios imaginarios de Internet, esa realidad que los franceses suelen denominar ‘numérica’ o incluso ‘desmaterializada’ en el lenguaje bancario. ¿Cómo es posible conseguir esta contradicción en términos, materializar lo inmaterial en un formato digital de desmaterialización?


Recurre para ello del Monte a la fragmentación del texto y al juego que se propone al lector-participante, para que componga libremente su propio texto a partir de los ladrillos en que se han convertido los párrafos cortados que un software digital permite mover y situar como en un puzle virtual sobre la pantalla.

Es interesante esta paradoja lograda de que para cosificar el texto se necesite primero no solo fragmentarlo sino desmaterializarlo radicalmente en el espacio virtual. Y si el lector empecinado insiste en el proceso de cosificación, puede desde luego imprimirse sobre papel una captura de pantalla para obtener físicamente su composición particular.

Sobre todo esto trabaja Fernanda del Monte. En su presentación habló de ‘artefactos dramatúrgicos’, de alcanzar la objetualidad desde la palabra, mientras a su vez, a nivel de contenidos, Mis Humores es un estudio poético sobre la enfermedad, el cuerpo y la palabra.

Muestra aleatoria de fragmentos.

Recomendable visitar su portal http://mishumores.com/ para empezar a jugar con su propuesta y entender mejor su significado.

Como explica ella misma: Esta pieza escénica, con una dramaturgia digital, surge de un trabajo interdisciplinario entre lo digital, el arte, el cine, el teatro y la ciencia. Enfocado en abordar poéticamente el tema de la enfermedad. Se trata de una dramaturgia digital, expositiva con el fin de reflexionar sobre nuestro cuerpo, para conocerlo a pesar de que vivimos día a día con la tecnología, tener presente la esencia de nuestro cuerpo. Que nuestro cuerpo nos lleve a lo cotidiano, tener esa experiencia corporal para conocerlo. Pensar desde nuestro cuerpo, ponerlo en el centro de la reflexión, abordar el tema de la enfermedad, así como la relación del cuerpo y los humores que de él surgen.

‘Cuerpo equipaje’, de Tatiana Sandoval.

La artista visual, actriz, autora y directora escénica argentina Tatiana Sandoval presentó el trabajo que realiza desde su compañía Cuerpoequipaje (ver aquí), y que básicamente se desarrolla en el terreno de la pintura-fotografía, de las instalaciones y las performances, en este territorio inter y transdisciplinario entre artes escénicas, visuales y multimediales.

Imagen de ‘El murmullo de las casas’.

Autora y directora de sus espectáculos, Tatiana Sandoval juega con el cuerpo y el objeto, así como con el objeto sonoro. Habló también la artista argentina de ‘dramaturgia de la desmaterialización’, cuando propone trabajos desde la red en época de confinamiento. Tal es el caso de ‘El murmullo de las casas’, su último trabajo realizado en 2020 y que ha recibido el premio del Concurso Nacional de Actividades Performáticas en Entornos VIrtuales del Instituto Nacional del Teatro en Argentina.


Como se dice en la presentación de este espectáculo: Dicen que el mundo ha caído dentro de una ficción, en el que las pantallas son ventanas desde las que se oye el murmullo de las casas, la calle es una platea y lo íntimo, un espectáculo. Antes, en las urbes, las casas permanecían vacías durante muchas horas al día. Ahora, en las nuevas urbes, las casas están densamente habitadas: sus ocupantes repiten en ellas sus circuitos cotidianos. Hay quienes transforman esa repetición en ensayo y el futuro de sus casas en un escenario.

El murmullo de las casas’ es una propuesta performática enmarcada en un territorio de frontera, híbrido e interdisciplinario, que conjuga el uso de tecnología multimedia para la escena, el movimiento (teatro-danza) y el teatro de objetos. El equipo artístico está integrado por once mujeres. Con esta performance en streaming (realizada íntegramente en el contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio) la Compañía de Artes Escénicas cuerpoequipaje, inicia su sexto año de actividad consecutiva. En el trabajo la Compañía integra performers de Argentina, Chile e Italia, y en las siguientes producciones extenderá la invitación a performers de otros países.

Un trabajo de impacto de una artista dramaturga que explora los límites de los distintos lenguajes escénicos.

‘Gèlède’, de Toztli Abril de Dios.

Intervino finalmente la actriz, titiritera y artista visual mexicana Toztli Abril de Dios, licenciada en la ESNAM de Charleville-Mézières y que trabaja en México en muy distintas disciplinas visuales. Presentó el trabajo en el que se halla empeñada en estos momentos, Gèlède (ver aquí), una colaboración con el fotógrafo brasileño Raul Zito que se propone investigar y desvelar las raíces africanas que hay en Latinoamérica.

Una de las claves, por lo visto, del proyecto es el encuentro azaroso de la artista con el fotógrafo, lo que sin duda ha determinado algunas de las pautas escogidas.


Su trabajo combina la fotografía mural con una intervención callejera de dos máscaras que la misma Toztli lleva, en una especie de arte social casi de guerrilla, pues las apariciones, aunque programadas por la presencia de las fotografías puestas en los muros, no tienen un patrón común, como no sea el elemento sorpresivo y espontáneo, según lo vea la actriz-artista en cada momento. El objetivo es buscar el efecto sorpresa, la irrupción en la calle de una singularidad que rompe la rutina urbana y abre fugazmente la conciencia a determinadas formas disruptivas provocadas por la imagen de la máscara en movimiento.

Como dice ella misma al hablar de su trabajo: Buscamos de alguna forma la cartografía de la diáspora africana en América Latina por medio de las máscaras y apostamos a la potencia simbólica de las imágenes.

Impresionó, en efecto, la potencia de las imágenes vistas y de las palabras con las que Toztli Abril de Dios iba explicando su trabajo. Esperemos que algún día pueda desarrollarse y ser visto por estas latitudes ibéricas.