(Los premiados: de izquierda a derecha, Hugo Sánchez -e Inés Pasic, no presente en la foto, de Teatro Hugo e Inés-, Adolfo Ayuso y Eudald Ferré. Foto Eugenio Navarro)

Antes de continuar con nuestras crónicas sobre la edición 23a del Parque de las Marionetas 2022, durante las Fiestas del Pilar de Zaragoza, debo regresar a la crónica anterior para añadir algo que me parece de lo más importante. Dije ayer que Zaragoza era la Capital de la Cachiporra, pero creo que me quedé corto si tenemos en cuenta no sólo la existencia del Teatro Arbolé como centro titiritero siempre abierto a las formas tradicionales del género, sino también a otras realidades que tienen lugar en la Comunidad Autónoma de Aragón, que vamos a reseñar. 

Los tres premiados de la noche en el centro: Hugo Suárez (Inés Pasic no presente en la foto) , Adolfo Ayuso y Eudald Ferré, flanqueados a su derecha por Sara Fernández. Consejera de Cultura y Vicealcaldesa del Ayuntamiento de Zaragoza, Carmen Blasco, Jefa de programación del Ayuntamiento de Zaragoza, Elena de Marta, Directora general de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, y María López Insausti, Presidenta de Ares Aragón Escena. A la izquierda de los premiados, Ana Abán, directora del Parque de las Marionetas, y Toni Rumbau, director de Titeresante. Foto de José Luís Melendo

Igualmente debemos mencionar los premios que se han dado la noche del 11 de octubre, muy celebrados por todo el mundo: a Adolfo Ayuso, por la Trayectoria en la investigación del mundo de los Títeres; a Eudald Ferré por la Innovación en el lenguaje de los títeres, tras su función con El Zorro; y a la pareja artística Teatro Hugo e Inés por la Excelencia artística. Hablaremos de ellos a lo largo de estas crónicas, cuando nos refiramos a sus intervenciones en el Parque.

Huesca se desmarca: La Polichinela

De entrada, una noticia que nos ha llegado de La Casa de los Títeres de Abizanda, que con tanto esmero regentan Los Titiriteros de Binéfar, sobre la realización de un festival dirigido al público adulto llamado La Polichinela, aprovechando la estancia en la región de titiriteros como Salvatore Gatto, Puran Bhatt de la India, y Trip Teatro, de Brasil, que llega con una tradición mixta en la que el Kasper alemán es el protagonista. 

Atención: los Titiriteros de Binéfar no se contentan solo con llevar a cabo su propia labor titiritera con espectáculos donde exploran los caminos del teatro y de la literatura popular española, con el encomiable trabajo de Paco Paricio, Pilar Amorós y Eva Paricio, actriz-titiritera que parece haber nacido en un escenario, ofreciendo al público unos tesoros que la Modernidad suele olvidar o incluso menospreciar. Los de Binéfar se han convertido también en unos activistas de la difusión y la animación cultural, con programaciones constantes en Abizanda, en su Casa de los Títeres, pero también en otras muchas localidades de la región 

Por ejemplo, La Polichinela presenta espectáculos en cuatro lugares distintos de Huesca: en la misma capital, en Aínsa, Abizanda y Binéfar. En la imagen anterior, el programa detallado de las actuaciones

Adolfo Ayuso, investigador de los Títeres de Cachiporra

Otro factor no menos importante que las actuaciones y los festivales afín de resaltar la riqueza titiritera de Zaragoza, es la presencia en ella de un investigador de los títeres como Adolfo Ayuso, histórico titiritero y activista en esta materia que desde hace ya muchos años se dedica a desbrozar y a dignificar el pasado y el presente de los títeres populares en España. Que haya recibido este importante Premio a la Trayectoria otorgado por el Ayuntamiento de Zaragoza, el Parque de las Marionetas y la asociación ARES de compañías aragonesas de Artes Escénicas, como antes hemos indicado, es ilustrativo de la importancia que tiene. 

Adolfo Ayuso. Foto Eugenio Navarro

Bien sabemos en Cataluña que él es la persona que más ha estudiado a fondo los entresijos históricos del llamado Títere Catalán, tan desconocidos hasta ahora, y sin que los especialistas teatrales catalanes le hayan dedicado demasiado tiempo. Igualmente. Por otra parte, son bien conocidos sus estudios sobre los títeres de cachiporra antes, durante y después de la Guerra Civil, como lo han demostrado las exposiciones comisionadas por él, en Donosti durante el Congreso Internacional de Unima en 2016 con ‘Maestros del siglo XX’ (ver aquí), y luego en Zaragoza en 2019, con ‘Magia y Memoria de los Títeres: Aragón-España’ (ver aquí).

Un trabajo que complementa y fundamenta la labor entregada de los titiriteros de a pie, y que dan a Zaragoza y a Aragón esta posición privilegiada de ser una región abierta tradicionalmente a esta especialidad tan importante y sin embargo tan poco valorada, como es el teatro de títeres popular también llamado de Cachiporra.

Teatro Arbolé: puerta de Iberoamérica en España

Por fin, para terminar esta mirada de los títeres populares en Zaragoza y Aragón, hay que mencionar la labor efectuada por el Teatro Arbolé de haberse convertido en una importante puerta de entrada de tantos titiriteros iberoamericanos en España. Nos estamos refiriendo a pesos pesados como Javier Villafañe, Roberto Espina, Héctor y Quique Di Mauro, o a la presencia de tantos maestros cubanos que han encontrado cobijo en el teatrillo del Parque de las Aguas. 

Cartel del Festival edición 2001

Otro de los factores de este activismo titiritero ha sido el trabajo editorial desarrollado por la sala de la mano de Esteban Villarrocha, que ha publicado los más importantes textos de esta aportación iberoamericana. Autores como los mencionados Villafañe, Espina, Di Mauro, o los de Armando Morales, Freddy Artiles o René Fernández Santana, de Cuba, entre otros. 

Portada del libro de Rné Fernández Santana

No para nada el Teatro Arbolé organiza cada año su Festival Iberoamericano de Teatro para Niñas y Niños, del que en Titeresante hemos hablado algunas veces (ver aquí)

Todo ello hace que Zaragoza y Aragón brillen hoy como centros titiriteros de una gran importancia en el contexto español y europeo, otorgándoles una capitalidad que, centrada en la Cachiporra, va más allá de ella y se abre a esa amplitud del género que hoy define el mundo de la Marioneta. 

Regreso al Parque de las Marionetas

Vamos ahora a regresar a Zaragoza y al Parque de las Marionetas, para hablar en esta crónica de algunos de los espectáculos vistos en las diferentes barracas donde se realizan las representaciones. Son los siguientes: De Marineros y Piratas, de Quique di Mauro; El Astrónomo y la Bailarina, de Títeres de la Tía Elena; Desde el Azul, de Inés Pasic; Body Rhapsody, de Hugo Suárez; y Roma Umbra, de Valeria Guglietti.

Seguiremos en próximos artículos tratando la variedad de obras vistas en el Parque José Antonio Labordetla

De Marineros y Piratas, de Quique Di Mauro

He aquí a un titiritero al que, aplicándole un vocabulario español de antaño, podríamos llamar ‘de raza’. En efecto, como antes decíamos de Eva Paricio, también Quique di Mauro nació y creció entre títeres y retablos, en su caso los pertenecientes a su padre Héctor Di Mauro, y siempre vecino a los de su tío Eduardo Di Mauro, dos de los maestros más importantes de Argentina y de Venezuela, donde se instaló el segundo. 

Quique Di Mauro. Foto compañía

Unos orígenes que han impregnado la vida entera de Quique, no solo como titiritero sino también como divulgador e investigador de los títeres, siendo el editor de la conocida revista Juancito y María, la única del continente Iberoamericano que ha alcanzado una duración de décadas, y editada en papel.

Para él, Aragón y Zaragoza es su segunda casa, pues aquí ha actuado y tratado múltiples veces no solo con el Parque de las Marionetas, sino especialmente con el Teatro Arbolé, con cuyos responsables mantiene estrechas relaciones de amistad. Su afinidad con Esteban Villarrocha, ese gran amante de los títeres, los libros y de la lectura, es conocida en el sector, al compartir ambos parecidos intereses y obsesiones.

Quique Di Mauro. Foto compañía

Quique Di Mauro, que se presenta con el nombre de su compañía El Telón, de la ciudad argentina de Córdoba, ha actuado en la Barraca llamada ‘Carpa Cabeza Parlante’ con su espectáculo De Marineros y Piratas, una obra que le sirve para mostrar su estilo esmerado con los títeres, con el personaje del Payasito como presentador, un muñeco que su padre trajo de un país del Este y al que ha incorporado nuevos juegos de manipulación de una gracia extraordinaria, capaz de bailar cualquier ritmo. Pero como ocurre con tantos titiriteros de Argentina, lo que le va a Di Mauro es la palabra y el control pausado de la manipulación, afín de dejar respirar a los títeres y abrirlos de este modo a los contenidos poéticos y al humor sutil e inteligente. 

Quique Di Mauro. Foto compañía

Así ocurre con sus personajes, como el rey negro Baltasar, que viaja con su bolsa de juguetes codiciada por un pirata que no gusta de los niños. Por suerte,los espectadores más pequeños, ansiosos de ayudar a Baltasar, desbaratan los planes del bandido sin entrañas.

Ingenio de la palabra y agilidad en la improvisación, más una manipulación muy cuidada, son los brillantes atributos del de Córdoba. El público del Parque, buen conocedor de las distintas tradiciones titiriteras, supo valorar con calurosos aplausos su encomiable trabajo. 

El Astrónomo y la Bailarina, de Títeres de la Tía Elena

Es ya una constante en el Parque de las Marionetas poder ver el trabajo de esta gran titiritera marionetista, maestra del hilo aunque muy ducha con el guante, como hemos visto en tantas ocasiones, mostrar su últimas o no tan últimas creaciones, siempre dignas de admiración, tal es el cuidadoso esmero de esta constructora de altísimo nivel, que compagina su arte con la actuación. 

Marioneta de la Tía Elena. Foto compañía

Presentó en la ’Carpa Teatro Melodías’ un trabajo antiguo pero pocas veces visto por el público, con marionetas de hilo de las que requieren un sesudo conocimiento de su técnica de manipulación, dotadas de una cruz o ‘mando’ de bastante complejidad. 

Marioneta de la Tía Elena. Foto compañía

Centrado en la figura de un astrónomo que mira el cielo a través de un telescopio, se trata de una obra muy delicada, que a veces la autora ha representado en funciones de homenaje a reconocidos titiriteros fallecidos, como Mariona Masgrau o Pepe Otal. De contenido altamente poético, es una mirada a los cielos y a las estrellas tratadas como un espejo lejano de nuestro mundo, en el que más que ver reflejados los detalles grotescos de la realidad, vemos las estilizaciones poéticas fruto de la labor más encomiables de los humanos, como si las estrellas fueran linternas mágicas y lucecitas anímicas que nos hablan de las bondades y la poesía de la vida,mientras mantienen vivo el recuerdo de los seres queridos.

Marioneta de la Tía Elena. Foto de Jesús M. Atienza

El público, sorprendido por esta invitación a la mirada poética y diferente, supo entender el envite y participar en él. Los aplausos llegaron cargados de emoción.

Hugo e Inés: Desde el Azul, de Inés Pasic, y Body Rhapsody, de Hugo Suárez

Ha sido un enorme acierto programar a estos dos grandes artistas de los títeres, dos colosos que desde los años 80 llevan revolucionando el mundo de la animación titiritera, con propuestas que incorporan al cuerpo como elemento básico de la representación. 

Imagen de Hugo e Inés. Foto compañía

De origen peruano él, bosnia ella, procedente de las escuelas del mimo callejero él, de las férreas disciplinas musicales del piano ella, ambos viven desde hace ya muchos años en el Perú, donde han creado familia y escuela. Últimamente han regresado de nuevo por los escenarios españoles, para alegría de los públicos titiriteros entendidos, que pueden saciar con ellos sus ansias sibaritas de altos refinamientos escénicos . 

Imagen de Hugo e Inés. Foto compañía

Se da en Hugo e Inés algo que he visto suceder en no pocos titiriteros: la madurez de la edad va en beneficio de su arte, al refinar con una especial intensidad la técnica, que deja de verse como tal y se llena de un áurea que es pura destilación de los años de experiencia. Hay una verdadera alquimia artística en este fenómeno, palabras que no son una exageración sino que responden a verdades que el público capta de inmediato. 

Lo vi en Inés Pasic cuando hace unos pocos años volvió a actuar en España y lo he visto otra vez estos días en sus actuaciones de la mañana en el Parque de las Marionetas. La sutil emoción que transmite a sus figuras creadas de la nada con las manos y pequeños apliques, alcanza al público con una intensidad inusitada, fruto de una entrega contenida que nos llega como una turbación que realmente destila la disciplina de los años.

Imagen de Hugo e Inés. Foto compañía

Lo mismo podemos decir de Hugo Sánchez, encargado de las funciones de la tarde, con la diferencia del estilo que le es propio. Su edad madura encaja como anillo al dedo con el personaje que gusta representar, un cómico deshilachado y callejero, capaz de seducirnos a cada simple movimiento. Su aire de radical modestia artística se convierte hoy en algo real y palpable, con lo que resalta todavía más sus diferentes números, por sutiles que sean, introduciéndonos en los dominios extravagantes de lo maravilloso. 

Imagen de Hugo e Inés. Foto compañía

Lo mejor que podemos decir de su trabajo es que debe verse sí o sí, como suelen decir los políticos, pero con la diferencia de que aquí nos hallamos ante unas realidades humanas que hace tiempo se liberaron de cualquier impostación para entregarse al arte y a la poesía. Por suerte para el público español, los podrán ver en varias ciudades del país. En Barcelona, estarán en La Puntual del 21 al 23 de octubre.

Roma Umbra, de Valeria Guglietti

Actuó en la ‘Carpa Salón de los Sueños’ la veterana sombrista Valeria Guglietti, de origen argentino pero desde hace muchos años instalada en Sitges, Barcelona, con la obra Roma Umbra. Se trata de una de las más renombradas y reconocidas artistas españolas dedicada a esta especialidad del teatro de sombras que se hace con las manos, siguiendo aquellos modos dieciochescos que tuvieron mucha predicación en Europa en la época anterior al cine. 

Imagen de Valeria Guglietti. Foto compañía

Técnica muy difícil y sofisticada, que requiere una práctica constante y una férrea disciplina de aprendizaje, y que Guglietti borda con una seguridad deslumbrante, con la particularidad de que el público puede ver al mismo tiempo las manos que producen las sombras, y las siluetas resultantes en negro que aparecen en la pantalla de fondo. 

Imagen de Valeria Guglietti. Foto compañía

Sus números clásicos de animales o de personas se inscriben en esta obra en el contexto romano indicado por el título, de modo que a veces las secuencias parecen querer invitarnos a un paseo onírico por la vieja Roma, aunque este onirismo nos abre las puertas a todo tipo de sorpresas e irrupciones, que es lo que necesita la artista para desplegar su increíble arsenal de formas en movimiento. 

Imagen de Valeria Guglietti. Foto compañía

Caras, sapos, gacelas,loros, papagayos, bellas señoritas, señores de caras extrañas y retorcidas, el repertorio de imágenes y figuras de Valeria Guglietti es infinito, o al menos así lo parece, pues con leves modificaciones de un dedo o de un trocito de cartón o de un palillo, cada apariencia puede cambiar en otra radicalmente diferente.

El público, deslumbrado y sorprendido, aplaudió rabioso y feliz, saliendo del teatro con ganas de conocer algunos de los secretos que durante la función se dejaron ver sin cortapisa alguna,