Publicamos la primera de las entrevistas realizadas dentro del Estudio del Sector de los Títeres, del Teatro Visual y de Objetos, afín de acercarse a la realidad titiritera del país, no sólo a través de los datos extraídos por los distintos cuestionarios enviados a la profesión, sino también desde la opinión de sus protagonistas más visibles y prominentes en el día a día de su trabajo.

Y para ello, qué mejor que empezar con alguien como Ángel Calvente, fundador en 1989 de la reconocida compañía de Málaga El Espejo Negro, que en 2019 alcanzó sus 30 años de práctica artística. Una carrera insólita y única, no sólo por la cantidad de premios y múltiples reconocimientos recibidos por sus espectáculos, sino sobre todo por haber creado una forma propia de hacer teatro con un sello absolutamente personal, donde Ángel Calvente ha sabido desarrollar un estilo y un lenguaje propios, de corte corrosivo y burlón. Un estilo que cabe situar en esta corriente popular, de la picaresca y del esperpento, que recorre toda la historia del Teatro y de la Literatura Española, pero bajo la óptica de un expresionismo que bebe tanto del kitsch patrio más desmadrado como de la estética del cómic ácrata y underground.

La misma denominación de El Espejo Negro nos indica ya de entrada una intención de partida: reflejar la realidad desde un espejo que distorsiona, a la manera de los que Valle-Inclán veía en la Calle de los Gatos de Madrid y que le sirvió para teorizar sobre el Esperpento, pero con una dirección concreta: mostrar el lado oscuro, oculto, prohibido, negro en definitiva, de lo que nos rodea. Es decir, un espejo que nos aboca al humor negro, a la revelación de los pecados de la carne y del alma, al sacrilegio si hace falta, a lo que se esconde tras las sotanas, los hábitos de las monjas, las togas de los jueces, los uniformes de militares y policías, los trajes y las corbatas de los políticos…


Y junto a esta vena burlona y grotesca, la compañía ha mostrado también una faceta de enorme sensibilidad y dulzura, como la que muestra en algunos de sus espectáculos para jóvenes y chicos, en los que se ha atrevido Calvente a tratar temas de una gran crudeza con la mano izquierda y el cariño de quién cuenta un cuento a un niño antes de dormirse. Dos facetas que parecen antitéticas y que la compañía ha logrado desplegar en sus diferentes obras o en un mismo personaje o historia, mientras mantenía a su vez fidelidad a la estética que les caracteriza.


Pero lo que no sabíamos los que hemos visto sus espectáculos, es cómo detrás de estas imágenes poderosas, de estos personajes por regla general fuertes y excesivos, de estas historias que buscan indagar la realidad en sus facetas más oscuras e incómodas, se esconde un perfeccionista de la forma, un enamorado del rigor técnico, de la obra bien hecha y del ensayo en profundidad, así como un enorme respeto a las tradiciones del oficio. Un oficio que Calvente ha buscado dignificar desde la disciplina, la tozudez y la humildad de quién se sabe un privilegiado por ejercer una profesión en el que las horas no cuentan, al estar basada en la vocación y no en el deber.

Carmen Ledesma y Ángel Calvente.

Nos encontramos en un café de Tolosa, donde Ángel ha acudido con su compañera Carmen Ledesma, actriz cofundadora del Espejo Negro y mano derecha logística en el trabajo de la compañía, para recibir el homenaje que el Titirijai le ha brindado este año, a modo de compañía agasajada por su trayectoria a lo largo de 30 años de carrera (ver aquí).

El Sector de los títeres: entre la Tradición y la Vanguardia.

TR- Siguiendo un guion común a estas entrevistas para el Estudio, le pregunto a Ángel qué significa el teatro de marionetas para él y cómo ve el momento actual del sector de los títeres.

AC- La marioneta personalmente para mí es el actor total. Hace sobre el escenario siempre lo que le pides, te lo entrega todo sin pedir nada a cambio, sólo te pide tu compañía. Si el guion lo exige, dará la vida por ti una y mil veces sobre los escenarios. Son el vehículo perfecto para comunicarme con el mundo. Para que los demás sepan un poco más de mis pensamientos, sentimientos, anhelos y forma de entender la vida. La vida dentro del teatro, sobre los escenarios.

Insisto, para mí, el teatro de marionetas es ante todo Teatro. Y mi base siempre ha sido la tradición entendida como un teatro con marionetas y muy atentos al dominio de la manipulación. Pero lo más importante es hacer buen teatro.

Creo que nos encontramos en un buen momento, pero me preocupa la invasión del mercado de propuestas muy poco profesionales, de un rigor casi amateur. Esto hace mucho daño y sobre todo, confunde al público y no ayuda a caminar a la profesión hacia la excelencia sobre los escenarios. Es algo que atañe a las compañías, pero principalmente a los programadores: debería haber más exigencia y criterio a la hora de programar. Y no dar cabida a cualquier propuesta porque es barata o populista.

Imagen de ‘Es-Puto Cabaret’ (2009)

TR- Reflexiono en voz alta sobre cómo la práctica del teatro de títeres, desde la caída de aquella ‘cuarta pared’ que es el retablo y la salida o emancipación del titiritero que de pronto se hizo actor visible, ha abierto una gama amplísima de posibilidades, desde las posiciones que gustan reflejarse en las diferentes Tradiciones, hasta las que, por el contrario, intentan alejarse de ellas, buscando una hibridación con otros lenguajes escénicos o artísticos, el mundo de los objetos, etc. Y le pregunto si esta tensión entre Tradición y Vanguardia le parece algo positivo, y cómo se sitúa en ella.

AC- La Vanguardia es un sentir que todos llevamos dentro, nos movemos llevados por este espíritu de búsqueda y de inquietud, y el mundo de las marionetas, que ha cambiado tanto en las últimas décadas, nos invita a abrirnos a lo nuevo, a caminar hacia adelante. Pero finalmente lo que importa es crecer, mejorar, responder a la necesidad de profesionalización, apostar por el rigor. Y sobre todo por la identificación de lenguajes propios y de formas de entender el teatro de marionetas desde un punto de vista artístico y absoluto, donde tengan cabida todas las ARTES artísticas y técnicas en su más amplio espectro.

Imagen de ‘Apariciones’ (2003)

La tensión entre Tradición y Vanguardia es muy positiva. En ella incluyo las aportaciones que nos trae la tecnología, todo el tema de las luces, las proyecciones, el sonido. Pero como decía antes, lo importante es hacerlo bien y con rigor. Poner amor, corazón y cabeza en lo que se hace, que haya emociones y saberlas transmitir. El rigor es con uno mismo, y a la vez aprender a respetar a las marionetas. Para mí, los manipuladores tienen que ser actores. Actores que sepan respirar, decir un texto, utilizar su cuerpo como un títere más, de ahí la importancia de la interrelación con los títeres que se manipulan. La responsabilidad de los actores que manipulan es doble: para consigo mismos y para con los títeres a los que dan vida.

Otro punto que considero básico es desarrollar la capacidad de síntesis, algo esencial en las marionetas, aplicar el principio del ‘menos es más’. Todo ello nos lleva al rigor dramatúrgico, a plantearnos el cómo vamos a explicar con marionetas una historia y como serán los personajes. La dramaturgia es el artificio sublime. Crear conciencia y vida desde unos materiales inertes, conseguir la emoción de la Vida con el movimiento. Las marionetas son y deben ser seres vivos.

Imagen de ‘Los Perros Flauta’ (2005)

Cambios, reformas, circuitos.

TR- La realidad del oficio y los problemas del día a día de cualquier compañía profesional, nos obligan a preguntarnos, ¿qué cambios o reformas consideras más importantes y urgentes realizar en el Sector?

AC- Considero que lo importante es ‘abrir el círculo’, es decir, dejar de mirarse el ombligo. Somos titiriteros, sí, pero antes que nada somos Teatro, tenemos que abrirnos al mundo del Teatro. No podemos, ni debemos, separar nuestro camino del Teatro. El Teatro y las marionetas tienen que realizar su viaje de la mano y mirándose a los ojos.

Es fundamental que en las escuelas se impartan clases de teatro de marionetas a los niños y niñas. También que se diviertan jugando con las marionetas. Que sean capaces de contar sus cosas a través de los títeres. Sobre todo, que jueguen y experimenten.

Eso de que las marionetas sólo son para los peques es una gran mentira. Son para el público, para el gran público, para todos los públicos. Eso sí, cada público tiene una edad y una forma de entender las historias y la puesta en escena de los espectáculos. Una batalla, ésta, en la que nos hemos implicado mucho.  En nuestros 30 años de carrera artística, hemos realizado 15 espectáculos, mayormente para los adultos. Esto nos ha permitido conocer el oficio a través de la experiencia.

El problema surge cuando algunas personas y ¨compañías¨ piensan que todo vale con las marionetas y sobre todo más aun cuando están dirigidas a niños y niñas.  

Los más urgente: la profesionalización y la formación rigurosa sobre cómo producir y hacer teatro con o sin marionetas. Y una gran dosis de generosidad y valentía sobre los escenarios.

Imagen de ‘Óscar, el niño dormido’, de 2016.

TR- Sobre los circuitos y las programaciones, ¿debería haber una atención especial para el Teatro Visual y de Títeres? ¿Debería estar el Sector más presente en las programaciones de los teatros públicos?

AC- Nunca son suficientes los apoyos que podamos recibir. Pero insisto en lo mismo: lo importante es no encerrarnos en nosotros mismos. Tenemos que abrirnos al buen teatro y hacer buenas producciones. Por eso soy partidario de que las programaciones sean abiertas, que no haya guetos, ni festivalitos que no ayudan a abrir barreras y a ponernos en sintonía con el teatro. El rigor profesional hoy se ve acosado por propuestas de muy bajo nivel.

En las programaciones públicas, lo que debe valorarse es el buen trabajo. Y para ello no hay que encorsetarse.

Imagen de ‘Jonás, el espermatozoide’ (2011)

TR- Parece a veces que se ha vuelto en España a un cierto proteccionismo territorial. ¿Cómo ves este tema? ¿Cómo valoras salir de la propia CCAA? 

AC- Nuestra primera salida de Andalucía fue en Cataluña, invitados por la Fira de Tàrrega. Mi reto siempre fue salir de la Comunidad, para abrir el Círculo, no sólo en referencia a los contenidos y a la forma, sino también en la geografía. Y esta primera salida a Tàrrega fue para nosotros fundamental, pues nos abrió muchas puertas. Pero es imprescindible disponer de una buena base antes de dar el salto. Es decir; una buena producción teatral.

Todo lo que sea abrir fronteras es bueno. Nuestros primeros años fueron de abertura y aprovechamos este espíritu de colaboración que había en todo el país. Ir a Cataluña y estar en cartel en Barcelona, por ejemplo, fue un estímulo, ver que actores de compañías muy conocidas valoraban nuestro trabajo. Lo mismo en Madrid y otras ciudades.

Nosotros, desde el Espejo Negro, siempre hemos peleado por vivir y expandir esta visión de expansión y apertura, de no poner límites ni cerrar círculos. Parece que hoy en día soplan vientos proteccionistas que buscan cerrar en vez de abrir, esto es inaudito en pleno siglo XXI. No podemos autocensurarnos ni en las formas ni en los contenidos. Y quedarnos quietos estáticos sin movimiento. El movimiento genera movimiento, entiéndase movimiento como riqueza en todos los sentidos.

Lo que importa es que los nuevos autores teatrales puedan ser representados y las producciones tengan un horizonte de representaciones y existan las ayudas necesarias para ello. Pero sin entrar en guetos ni en cupos. El rigor, la calidad y el oficio deben ser lo más valorado.

Imagen de ‘La Cabra’ (2001)

TR- Volviendo al gran abanico en que hoy se ha convertido el teatro de títeres, visual y de objetos, tras abrirse con la Modernidad esta secreta Caja de Pandora donde se escondían infinitas combinaciones y modalidades técnicas, estilísticas y de lenguaje, ¿consideras que el Sector es consciente de ello, lo ves como una cuestión relevante?

AC- Creo que parte del sector es consciente de esta realidad. Nosotros lo somos porque siempre hemos sido conscientes de la importancia de poder expresar nuestras reivindicaciones a través   de las marionetas. Pero hemos avanzado sin dejarnos llevar por las modas sino a partir de una práctica rigurosa en la interpretación y en la manipulación de los personajes. Aun así, con nuestro trabajo hemos roto muchos moldes, y hemos situado el arte de las marionetas en un estadio de libertad creo que novedoso en el país.

Pero es muy importante ser conscientes de donde estamos en cada momento, algo que la práctica no siempre favorece, absortos en el día a día. Cada nuevo montaje te obliga a revisar lo hecho anteriormente y a mejorar. Esta es nuestra opción: aprender y mejorar. Y salir de la zona de confort todo lo que se pueda, abrirse a lo nuevo, a lo diferente.

Los Festivales y los Teatros.

TR- Los Festivales han sido muy importantes en España para situar el teatro de marionetas en el lugar en que ha llegado. Ha permitido conectar con lo que se hace fuera, conocer a otras compañías y presentar espectáculos con más ambición artística. ¿Cómo ves hoy la situación de los Festivales en nuestro país? ¿Crees que debería haber cambios o mejoras?

Imagen de ‘Espejismo’ (2019)

AC- Lo propio y lo deseable es que los festivales tengan una línea de programación estable, pero que al mismo tiempo sean lo suficientemente flexibles para contratar todo lo bueno de las producciones teatrales. Por supuesto, es fundamental que dispongan de mayores presupuestos. Y se tiene que tener muy claro lo que es un Festival y lo que es una Feria.

Los festivales tendrían que coproducir con las compañías, algo esencial para facilitar y promover el trabajo de creación. Un capítulo que requiere, por supuesto, de mayores aportaciones económicas. Las ferias tienen que luchar para que la exhibición de los espectáculos se realice en las mejores condiciones técnicas y por supuesto que cuenten con programadores y técnicos culturales con poder de contratación real.

Desde luego, todas las actividades complementarias son siempre bienvenidas. Los cursos, básicos para ir mejorando, las exposiciones, conferencias…

Y diría lo mismo que antes: los festivales también tienen que abrir el círculo, salir de los guetos cerrados, mostrar la riqueza y la variedad del género, según las líneas que cada festival se marque.

Imagen de ‘Espejismo’ (2019).

TR- ¿Cómo ves la situación de los teatros estables de títeres?

AC- Hay pocos, pero los pocos que existen son muy importantes para nuestro sector y para el público en general.  Les pediría que fueran mucho más rigurosos en sus programaciones y que huyeran de lo establecido y de las programaciones ñoñas para el público infantil y familiar. Y por supuesto que tuvieran una apuesta más clara por los espectáculos de marionetas para adultos.

Básico que dispongan de un fondo económico. Los taquillajes son peligrosos. Y su función fundamental es crear público. Evidentemente necesitan más apoyo económico para poder realizar programaciones mucho más exigentes.

Sobre todo, apostar por las producciones con un alto grado de profesionalidad artística y técnica en cualquier tipo de formato o disciplina del mundo del teatro de la marioneta o simplemente del buen teatro.

Imagen de ‘Espejismo’ (2019).

La Formación.

TR- Un capítulo importante a considerar es el de la Formación en el Sector, un tema al que Ángel Calvente ha sido muy sensible. Son conocidos sus muchos talleres ofrecidos a lo largo de estos últimos años por toda la geografía peninsular, así como la abertura en el año 2013 de la Escuela de Marionetas de Ángel Calvente en Málaga, de la mano de La Térmica, Centro Cultural de la Diputación de Málaga, donde imparte clases de creación, construcción y manipulación de marionetas. ¿Cómo ves la situación de la enseñanza de los títeres en España? ¿Qué consideras que habría que hacer e impulsar, y cómo te imaginas esta necesidad de formación?

AC- Yo fui autodidacta. Y por eso veo lo fundamental que es disponer de una buena formación. Primero en las escuelas, que los niños y niñas dispongan ya desde un principio de aulas de teatro. Que conozcan lo que son las máscaras, el teatro de actor y de texto, las marionetas.

Luego habría que entrar en las escuelas de teatro, que haya especialidades de marionetas en sus distintas variedades, que se conozca y se aprenda el género. Es una vergüenza que no se estudie el teatro de títeres en las escuelas de teatro.

Sería importante crear la figura del meritorio, de quien trabaja con una compañía y aprende con ella. Algo en cierto modo complementario a esta idea de la que hablas y que existe en Francia, el Compagnonage Marionnette, ¡ojalá existiera en España!

Falta desde luego una política cultural clara, que no dependa cada vez de los cambios de gobierno. Una política cultural real y justa para todas las ARTES ESCÉNICAS donde se incluyen en un lugar de honor las marionetas.

Imagen de ‘La vida de un piojo llamado Matías’ (2006).

Museos. El MAMIC: Centro Internacional de la Marioneta de Málaga.

TR- Otro capítulo importante, el de los Museos. Sabemos que es un asunto que te preocupa y que tienes planes al respecto para la ciudad de Málaga. ¿Cómo valoras su necesidad? ¿Cómo te imaginas que deberían ser?

AC- Sobre este aspecto, tenemos algo nuevo que aportar: en un tiempo no muy lejano, espero, vamos a crear en Málaga lo que se llamará el MAMIC, es decir: el Centro Internacional de la Marioneta de Málaga. Esta es nuestra intención y por la que hemos empezado a trabajar y a reunirnos en Málaga con diferentes organismos culturales, municipales y autonómicos. Es una iniciativa que nace inspirado en el TOPIC de Tolosa, que será el espejo donde nos queremos mirar pero con nuestro propio sello evidentemente. Un proyecto respaldado por Idoya Otegui y que me ilusiona muchísimo poner en pie.

Vamos a crear un Centro y Museo de Marionetas en Málaga que sea interactivo, y que buscará aprovechar todos los avances que hoy nos permite la tecnología para mostrar de un modo vivo y dinámico lo que es nuestro arte.

Para mí, cada marioneta tiene su almita, expectante, llena de energía potencial, y me gustaría que el público pudiera conectar con ella.

Se trata de un proyecto que surge de echar una mirada hacia atrás. Con la edad, uno reflexiona sobre todo lo trabajado y creado y quiere dejar su patrimonio artístico para el disfrute de grandes y pequeños. Y por supuesto, porque Málaga es el lugar idóneo para ello.

Imagen de ‘La vida de un piojo llamado Matías’ (2006).

Como el TOPIC, el MAMIC deberá disponer de:

– una sala para presentar espectáculos

– una exposición permanente que muestre lo que es y ha sido el arte de las marionetas en Andalucía

– exposiciones temporales nacionales e internacionales, en íntima colaboración con el TOPIC de Tolosa y otros museos.

– organización de cursos y talleres, en colaboración con otras compañías, y buscando la evolución del género.

Quiero dar mucha importancia al estudio riguroso de la marioneta en Andalucía y que el Museo ofrezca una visión de ello.

Y también habrá una atención muy especial a los niños, para poderlos introducir en el lenguaje de las marionetas y despertar futuras vocaciones.

Imagen de ‘La Venganca de Don Mendo’ (2013).

La organización del Sector.

TR- Un último aspecto que me gustaría tratar: ¿cómo ves la situación organizativa del Sector? ¿Cómo valoras la UNIMA? ¿Cómo crees que deberíamos organizarnos? ¿Consideras que sería interesante ir hacia una Academia de las Artes Titiriteras en España que pudiera hacer de lobby del Sector?

AC- Lo que debe estar por delante de todo es la profesionalización del sector. La UNIMA sin duda es importante, pero abarca aspectos más de tipo cultural e histórico que profesional. Cuando existía una asociación de compañías profesionales en Andalucía, pertenecíamos a ella. Ahora no la hay y tendría que haberla. Esperemos que en breve podamos unirnos todos los profesionales del sector y potenciar el arte y el teatro de marionetas dentro y fuera de nuestra autonomía.

No creo que sea necesario por el momento crear un Academia de los Títeres. Yo pertenezco a la de las Artes Escénicas en España, soy el único, creo, y me parece que este es el camino a emprender. Todos los profesionales del mundo del teatro de la marioneta deberían de estar asociados a las distintas asociaciones que existen. Me consta que muchos de ellos lo están, pero hay una inmensa mayoría que prefiere ir a su bola y encerrarse en sí mismo. Que por otra parte no está mal, pero ese proceder nos da poca visibilidad. No debemos encerrarnos sino instalarnos en los foros del teatro que ya existen. Como digo, hay que abrir y salir del círculo, no crear otros que nos empequeñezcan.  Ahora bien; es imprescindible que luchemos todos y todas por el teatro de marionetas y para ello lo mejor es estar en todas las programaciones posibles y exponer ante el público producciones de una alta calidad técnica y artística. Tanto en espectáculos para la infancia como para adultos. Si seguimos dejando que las programaciones se infecten con ¨festivalillos¨, con programaciones, que no aportan nada o casi nada al panorama teatral y menos aún al arte del títere, estamos apañados.

Sin duda, a mi entender, la suma de lo profesional con la UNIMA tendría que ser el camino idóneo para esta idea de crear un lobby de los títeres. Pero un lobby abierto a la creación, a la investigación, a la educación y sobre todo a la producción y distribución de espectáculos de TEATRO de MARIONETAS de un alto nivel.

Carmen Ledesma y Ángel Calvente.

(Ver más sobre El Espejo Negro en Titeresante aquí)

Tolosa, 30 de noviembre de 2019.