(Pepe Otal. Fotografía de Helena Millán.)

Para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de Pepe Otal, el maestro titiritero de Albacete que residió casi toda su vida en Barcelona, se puede ver estos días, hasta el 17 de noviembre, una pequeña pero entrañable exposición sobre el personaje, que siempre tuvo un pie en el barrio popular de la Barceloneta. La exposición se presenta concretamente en su Centro Cívico. Ha sido el escritor, cineasta y técnico teatral Pedro Nares, amigo de Otal y también albaceteño (ver aquí), el artífice de este homenaje, que se ha completado con la actuación el pasado sábado 28 de octubre del famoso Circo Loco del Grupo-Taller de Marionetas, a cargo de los componentes de la actual Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal, encargados de custodiar y desplegar en viva actividad el legado del de Albacete.

La exposición fue inaugurada el jueves 19 de octubre con la presencia de numerosos amigos de Pepe, entre los que cabe citar a algunos veteranos titiriteros compañeros suyos, como Carles Cañellas, Jordi Bertran, Jesús Atienza, Pep Gómez, Santi Arnal, Pedro Nares, Mila Cuberos, Pilar Gálvez, Albert el Veterinario, Litus, Susana Rodríguez, entre muchos otros que quisieron rememorar al titiritero rebelde y heterodoxo que fue Otal.

Toni Rumbau dijo unas palabras sobre la relación de Pepe con la Barceloneta. Citamos a continuación parte del texto leído:

Instantánea durante la abertura de la exposición.

“Un homenaje a Pepe en la Barceloneta, éste es el mejor regalo que podríamos hacer al titiritero de Albacete. Pepe amaba este barrio, por razones claras y objetivas, porqué:

– es un barrio limítrofe, en la periferia de la ciudad pero tampoco muy alejado del centro

– es el barrio portuario y marinero de la ciudad

– es un barrio alegre, popular y de tradición rebelde

Se entiende que se sintiera tan bien aquí. Y debo decir que cuando se vio obligado a dejarlo, la vida cambió para Pepe. Nunca llegó a adaptarse del todo al Barrio Chino. Pepe era un señor, que gustaba de la canalla pero también en la canalla hay clases. La suya era la canalla aristocrática y altiva, siempre relacionada con el mar y con la aventura, y con ideas de altura, aunque algunas no se realizaran.

Nunca hay que olvidar que Pepe, además de titiritero y piloto de barco, gustaba boxear y una vez, de joven, vistió un traje de luces para enfrentarse a un toro. En la exposición hay fotografías que así lo testifican.

Pepe Otal, boxeando de joven.

Aquí en la Barceloneta vivió seguramente sus mejores momentos, sus rachas más creativas, donde hizo sus espectáculos más emblemáticos, que solía estrenar en el Teatre Malic. Aunque también vivió aquí sus momentos más dramáticos, cuando la droga afectó a parte de su tropa en el Taller, lo que le hizo sufrir. Hubo bajas muy dolorosas. Aquí vivió también su apogeo de gran jefe de la tribu titiritera del Taller de Marionetas. Y aquí se dejó querer por los muchos amigos que hizo en el barrio. Algunos nombres, como Romeu, los Pinar, Ayza, el Jaume del Jaica, y tantos otros de modo que incluso le pidieron que fuera el responsable del cañón durante las fiestas de San Miquel. Pepe se convirtió en un personaje de la Barceloneta, incluso se inspiraron en él para modelar uno de los gigantones del barrio, el que va vestido de marinero y fuma en pipa.

Esta exposición lo recuerda y lo ensalza, y para quienes fuimos sus amigos, nos lo acerca y lo mantiene vivo en nuestra memoria. Por ello hay que agradecer los esfuerzos de Pedro Nares, también de Albacete y también vecino de la Barceloneta durante muchos años. Por haberse convertido en un mito, podemos decir que Pepe está vivo y está muerto a la vez, como también se dice que lo están las marionetas, figuras inertes que cobran vida cuando se las anima. El mito titiritero de Pepe cobra vida cuando sus amigos y conocidos animan su figura en la memoria de todos. Pues ese es el sentido y la importancia de esta exposición.

Función en la Casa-Taller de Marionetas, con la imagen
de Pepe Otal al fondo vestido de pirata .

Para acabar, podríamos preguntarnos qué diría Pepe sobre la actual situación de tensión independentista. Es una pregunta atrevida, lo reconozco, pero hay que ser valientes y plantearla. La contestaré a mi manera. Por un lado, Pepe siempre se sintió profundamente español. Pero también admiraba el carácter tozudo, creativo y loco del catalán. Creo que lo encontraría todo un disparate, surrealista y sin duda hasta cómico. Pero no dudaría ni un minuto en acudir a las manifestaciones, no por patriotismo, un sentimiento del que aborrecía pues era alérgico a las banderas (menos la pirata, a la que solía rendir pleitesía, seguramente por la calavera), sino para ligar con alguna independentista, pues cuando la naturaleza humana se excita y enardece, suben los colores y el cuerpo se embellece. Y eso a Pepe seguro que le hubiera interesado mucho.”