Se celebra hoy 30 de agosto de 2017, el último miércoles de agosto tal como establece la costumbre, la fiesta de la Tomatina de Buñol, localidad situado en el interior de la provincia de Valencia, en la comarca de la Hoya de Buñol. Una fiesta de las más singulares de las que se celebran en Valencia, una comunidad que como todo el mundo sabe, destaca por la originalidad y la rica variedad de sus tradiciones, variopintas y excéntricas como pocas. Consiste básicamente en una batalla de tomates en las que todos luchan contra todos, con la finalidad de acabar rojos los contendientes así como las calles del centro, que se llenan de ríos de jugo de tomate.

Los números dan una idea de la envergadura de la batalla de Solanum lycopersicum, nombre científico con el que se conoce a esta especie de planta herbácea del género Solanum de la familia Solanaceae, nativa de Centro y Sudamérica, más conocida como tomate: 22.000 personas llegadas de todo el mundo y 160 toneladas de tomates puesta a disposición de los batallantes.

Más datos: según ha informado el ayuntamiento a la prensa, entre los asistentes, aproximadamente el 65 % son extranjeros procedentes de prácticamente toda Europa, Estados Unidos, Japón, la India, Australia, Sudáfrica, Argentina, Brasil, Colombia e incluso de otros destinos más exóticos como la isla estadounidense de Guam, que el Presidente Trump ha puesto de moda a raíz de las bravuconadas intercambiadas entre Corea del Norte y EEUU.

Pero no sólo se queda aquí su reputación, pues la Tomatina ha cruzado fronteras y hoy en día se celebran fiestas similares protagonizadas por el tomate en los siguientes lugares: Ciudad de Lamarque, en Río Negro, Argentina, desde 1972 (ver aquí); en Comunidad de San José de Trojas, en Valverde Vega, Costa Rica, desde el año 2000; en Sutamarchán Boyocá, Colombia, desde 2004 (ver aquí); en Dongguan, China, desde 2008; en Quillón, Chile, desde 2011; y en Boryeong, Corea del Sur, desde 2013 (datos de Wikipedia).

De hecho, existe una fiesta con tomates muy anterior a la de Buñol, la del Cipotegato de Tarazona, también conocida como la Tomatada. Veamos lo que nos dice Wikipedia sobre la misma:

Foto de Neva Micheva – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2647427

El Cipotegato es la tradición más universal de Tarazona y tiene lugar cada año el día 27 de agosto. ​ Las fiestas, en honor al patrón San Atilano, fueron declaradas de interés regional en 1998 y de interés nacional en 2009. ​ Mítico personaje turasionense encapuchado y disfrazado de arlequín con los colores amarillo, rojo y verde. El día principal de las fiestas de Tarazona, a las doce en punto del mediodía, irrumpe en la plaza a través de un pasillo abierto entre la multitud por amigos y antiguos Cipotegatos. Atravesando la plaza, es perseguido por la muchedumbre que le arroja tomates. Si sale triunfante, será subido a la escultura erigida en su honor en la misma plaza. El Cipotegato es elegido anualmente, desde el año 1987, en un sorteo realizado entre los jóvenes de la población.

Volviendo a Buñol, existe una teoría de que la fiesta procedería de un vecino de Tarazona, llamado El Deivi, que al pasar por la ciudad se le ocurriría proponer una tomatada para la fiesta mayor. Sin embargo, la explicación más extendida y oficial es la siguiente, sacada de la misma página de la Tomatina:

Todo comenzó el último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la Plaza del Pueblo para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos y otros actos de la fiesta. Los chicos decidieron hacerse un hueco dentro de la comitiva de un desfile con músicos, gigantes y cabezudos. El ímpetu de los jóvenes hizo que cayera un participante que, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Por un capricho del destino, allí había un puesto de verduras que fue pasto de la multitud enfurecida: la gente empezó a tirarse tomates de unos a otros hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a aquella batalla vegetal. Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa. Aunque la policía disolvió en sucesivos años la reciente tradición, los chicos, sin saber nada, habían hecho historia. La Tomatina fue prohibida a principios de los 50, cosa que no disuadió a sus participantes que llegaron a ser, incluso, detenidos. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a permitirse, uniéndose más participantes y tornándose cada vez más frenética. La fiesta fue, de nuevo, cancelada hasta 1957, cuando, en señal de protesta, se celebró e entierro del tomate: una manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro. El desfile se acompañó con una banda de música que interpretaba marchas fúnebres y su éxito fue total. Finalmente se permitió la Tomatina y se instauró la fiesta de forma oficial. La fiesta comenzó a ser popular en el resto de España gracias al reportaje de Javier Basilio, emitido en el programa de Televisión Española Informe semanal en 1983. Desde entonces, año a año crece el número de participantes y el entusiasmo por La Tomatina. El éxito ha llevado a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.

 

El tomate como arma de pelea tiene claros efectos de distanciación: la textura blanda y jugosa del objeto arrojadizo lo caricaturiza y lo convierte en una excentricidad, bien cargada de los atributos de sorpresa y fascinación. El color rojo y la transformación de la hortaliza en jugo son los componentes íntimos de esta excentricidad, convertida en una extravagancia que centra la atención de todos, público y batallantes, olvidándose de los motivos de la pelea, si es que los había. Hoy, se celebra la exaltación de la extravagancia convertida en la centralidad de la fiesta, capaz de atraer a miles de espectadores y participantes.

He aquí como un objeto tan anodino como el tomate puede llegar a convertirse en el sujeto de una fiesta tan singular como la Tomatina, el Cipotegato y tantas otras que se celebran en todo el mundo con el color rojo como protagonista.