(Larraitz Urruzola, flanqueada por Dona Barriga Verde y el Diabo, tras la función. Foto T.R.)

Continuamos con la segunda crónica dedicada al Titiriberia 2023, el Festival de Títeres Tradicionales, que se celebra en Rianxo, Galicia, también titulado ‘Olhares sobre os cristovos’ (pueden ver las sucesivas crónicas clicando aquí),

Hablaremos en esta ocasión del homenaje que el festival ha querido hacer a dos importantes figuras de la cultura gallega y española, relacionadas con la creación plástica, los títeres, el teatro y la literatura: el rianxeiro Rafael Dieste (1899-1981) y la gran pintora nacida en Viveiro, Lugo, Maruja Mallo (1902-1995).

Igualmente nos centraremos en dos de los espectáculos vistos: Dona Barriga Verde, de Larraitz Urruzola; y O peirao, de Diáspora Teatro.

Ofrenda a Rafael Dieste en el Cementerio de Rianxo

Muy emotiva fue la visita que un grupo de personas allegadas al mundo de los títeres y al festival Titiberia, comandados por Anxo García, de Viravolta Títeres, y el profesor Uxío Otero Urtaza, gran conocedor de la obra y la vida de Dieste, hicimos frente a la lápida del nicho donde está enterrado Rafael Dieste, en el cementerio de Rianxo.

Entrada del cementerio de Rianxo. Foto T.R.

Fue una iniciativa del festival acompañar el encuentro que hubo luego en el Auditorio de la localidad con una ofrenda a la figura de Rafael Dieste, tan querida por los titiriteros y por la misma ciudad de Rianxo, que lo ha declarado Hijo Predilecto, con una Casa-Museo donde residió su familia, ya preparada aunque todavía no está abierta al público.

Casa-Museo de Rafael Dieste en la Rua de Abaixo, Rianxo. Foto T.R.

En vez de flores, la ofrenda consistió en un ramillete de varios palitos de madera coronados con la imagen de los personajes que Dieste tanto amó y de los que habló en sus obras y estudios: Barriga Verde, Peito de Lobo, Lupiña, Demo, Urco…

Ramillete de la ofrenda. Foto Manuel Silva

Ofició la ofrenda, a modo de improvisado maestro de ceremonias, Anxo García, quien leyó un pequeño texto en el que se resumía la mirada entrañable que los titiriteros gallegos tienen hacia este hijo predilecto de Rianxo. Y, como indicó Anxo en su parlamento, ‘…queremos hacer la ofrenda en esta cuarta edición en Rianxo del festival Titiriberia para expresar también nuestro deseo de que estos personajes se conviertan en auténticos rianxeiros y rianxeiras en las próximas ediciones’. A su lado, Uxío Otero Urtaza fue el encargado de depositar el ramillete de los personajes mencionados en el jarrón floral que hay junto al nicho de Rafael Dieste.

Anxo García en plena ofrenda. A su izquierda Borja Insua, a su derecha, Uxío Otero Urtaza, Ana Rodríguez Eyré y Santi Ortega. Foto T.R.

La ceremonia, sencilla pero realizada con el rigor de los ritos celebrados en memoria de los muertos, invocó la figura del intelectual gallego quien, por unos instantes, pareció revivir entre las paredes del cementerio, revitalizado por las palabras recitadas y por los deseos de todos los presentes de que su obra y su nombre sean realmente recordados y leídos, fecundando el presente para que se desarrolle un futuro de concordia y creatividad a través del teatro, como rezaba su ideario.

El ramillete junto a la lápida del nicho de Rafael Dieste. Foto T.R.

Títeres y plástica teatral na II República. Encuentro con el académico Xosé Luís Axeitos, la actriz Tero Rodríguez, el músico e investigador José Luís do Pico Orjais, la titiritera Isabel Rey de Monicreques de Kukas, y los profesores María Antonia Pérez y Uxío Otero Urtaza

Fue en la sala de conferencias del Auditorio de Rianxo donde tuvo lugar el encuentro dedicado a las figuras de Rafael Dieste y Maruja Mallo. Asistieron bastantes titiriteros de la zona, así como rianxeiros interesados en estos temas.

Presentó la sesión Comba Campoi, quien situó la temática del encuentro en el contexto del festival Titiriberia y en el interés que despiertan las dos figuras homenajeadas en el mundo titiritero local. Destacó la importancia que el festival da en reconocer y establecer hondas relaciones con las figuras más importantes de Rianxo y de la cultura gallega, en unos momentos como los actuales, en los que parece que Galicia vive uno de sus períodos más brillantes, como reconocieron algunos de los ponentes. Pues contra las percepciones críticas y a veces pesimistas que solemos tener de la actualidad, algo común en todas las épocas, y a pesar de las muchas carencias y el desasosiego en el que vive buena parte de los artistas en nuestro país,la mayoría de los presentes reconoció que, visto objetivamente, hoy en día la cultura gallega vive un esplendor como jamás había vivido, tanto en números cuantitativos como en lo cualitativo.

De izquierda a derecha, Isabel Rey, Comba Campoi, Uxío Otero Urtaza, María Antonia Pérez y Xosé Luís Axeitos. Foto T.R.

De algún modo, vino a decir Comba Campoi, gracias a la siembra efectuada por aquellos pioneros de los años veinte y treinta, a pesar de la larga noche franquista, se dan hoy los frutos que parecen estar brotando.

Rafael Dieste

Fue el primero en hablar el historiador y ensayista Uxío Otero Urtaza, catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de Santiago de Compostela,​ especializado en la obra de Manuel Bartolomé Cossío y el fenómeno de las Misiones Pedagógicas.

Imagen de la sala con el público asistente. Foto de Marcelino de Santiago ‘Kukas’

Ha sido fundamental en el conocimiento de este episodio tan importante de los años de la República, la exposición que Otero Urtaza comisionó en el año 2006, dentro de los actos conmemorativos del 75 aniversario de la creación en 1931 del Patronato de las Misiones Pedagógicas, titulada Las Misiones Pedagógicas (1931-1936), un proyecto de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC). Especial importancia tiene el catálogo que se publicó de la exposición, con profusión de imágenes y datos sobre aquella singular operación tan innovadora y necesaria en aquel momento.

Cartel de Cándido Fernández Mazas para Las Misiones Pedagógicas

Explicó el papel que tuvo Rafael Dieste en la ejecución de las Misiones Pedagógicas, y muy en concreto en la realizada en Galicia, con el llamado Retablo de los Fantoches, creado y dirigido por él.

Supimos así que la primera representación tuvo lugar en Malpica (La Coruña) con la obra de Dieste El dragón y su paloma, el 20 de octubre de 1933. El cartel de la campaña fue obra del artista Cándido Fernández Mazas.

Recomendó encarecidamente a los presentes que todavía no la conocían, la lectura de ‘La vieja piel del Mundo’, de Rafael Dieste, una obra cumbre del autor y titiritero de Rianxo, tan desconocido todavía en el resto de España.

A continuación, tomó la palabra el escritor e investigador de Asados, Rianxo, Xosé Luís Axeitos, miembro de la Real Academia Gallega. Gran conocedor de la obra de Rafael Dieste, así como del pintor Luís Seoane y del poeta de Rianxo Manuel Antonio, a los que ha estudiado profusamente, se centró en la figura de Dieste, indicándonos como fue sobre todo un hombre de teatro, un verdadero renovador del teatro español y europeo, en su condición de autor, director y escenógrafo.

Fotografía de una función del Retablo de Fantoches en Malpica en 1933

Con una apasionada defensa del personaje, consiguió elevar la temperatura del encuentro más allá de lo habitual en estos encuentros, haciéndonos partícipes de los momentos más emotivamente intensos de la vida y la obra de Rafael Dieste, de quien dijo que su objetivo era romper el viejo teatro burgués de su época y apostar por la comunicación juglaresca y el teatro popular, subido a la misma estela que siguieron autores como Valle-Inclán o García Lorca.

Xosé Luís Axeitos en su intervención. Foto T.R.

Para Dieste, la mejor manera de encarar las cosas y los conflictos era hacerlo desde el teatro, considerado como un espacio donde convivían los ecos de todas las tensiones políticas, sociales y humanas.

Tras los estudiosos, habló la titiritera Isabel Rey, de la compañía Los Monicreques de Kukas, sobre el proyecto que realizaron en 2006, a raíz de la exposición antes citada de Uxío Otero Urtaza sobre Las Misiones Pedagógicas. La intención del proyecto fue recrearlas de algún modo, presentándose los titiriteros como ‘misioneros’ de la cultura, afín de acercarse a la realidad de lo que fueron.

La compañía Os Monicreques de Kukas durante su espectáculo sobre Las Misiones Pedagógicas. Foto compañía

Escogieron para ello la obra A Doncela guerreira, de Dieste, y montaron una compañía que de algún modo trasladara al público a los años treinta.

Algunos de los títeres empleados. Foto T.R.

Sobre la mesa estaban los títeres utilizados en el espectáculo, los cuales fueron presentados y comentados tanto por Isabel Rey como por el mismo Marcelino de Santiago ‘Kukas’, que también estaba en la sala.

Kukas muestra una de las marionetas a caballo. Foto T.R.

Maruja Mallo

Irrumpió entonces un personaje que parecía salir de otro tiempo, presentado por la actriz Tero Rodríguez, vestida, maquillada y peinada en un estilo antiguo, rasgos que buscaban invocar al otro personaje de la tarde: la gran artista nacida en Viveiro, Lugo, Maruja Mallo. Y lo que parecía imposible se fue haciendo realidad a medida que vimos como poco a poco Tero Rodríguez se fue transformando en Maruja Mallo, hablando como era fácil suponer lo hacía ella.

La actriz Tero Rodríguez en plena actuación. Foto T.R.

Fue casi un shock ver aparecer al personaje invocado, conscientes de que nos encontrábamos frente a una poderosa actriz que nos tuvo en un puño jugando con nosotros, para desplegar al final un universo de caracolas, como las que recogió Mallo por las playas de América, que llevaban en su interior los nombres de los que habían muerto durante la Guerra Civil, conocidos y desconocidos, un universo, el de las caracolas, muy característico de Maruja Mallo, pues ocupó buena parte de su imaginario cuando vivió exiliada en América.

Luego supimos que con anterioridad, Tero Rodríguez ya había realizado un monólogo con el personaje de Maruja Mallo, lo que explica su transformación y la capacidad de ponerse en la piel de la pintora de Viveiro, que tanto impresionó a sus colegas de la Residencia de Estudiantes.

José Luís do Pico Orjais con su guitarra. Foto T.R.

Maruja Mallo / Tero Rodríguez pasó la palabra a un músico, José Luís do Pico Orjais, quien, acompañado con una guitarra, nos cantó unas preciosas canciones que nos ayudaron a situarnos, desde la emoción de la voz y la música, al Rianxo de los años treinta invocado por los ponentes. En una próxima crónica volveremos a hablar de este músico, cuando ya en el último día del Festival, nos trasladó mediante una charla-concierto y como por arte de magia, a los tiempos de Castelao y su relación con los cabezudos de Rianxo.

Maruja Mallo (izquierda) junto a su cuadro “Antro de fósiles”, de 1931, junto a Josefina Carabias (derecha), considerada la primera mujer periodista española a tiempo completo. Imagen vía Ahora (www.ahorasemanal.es)

Acabó el encuentro dedicado a Maruja Mallo la profesora María Antonia Pérez, quien nos explicó los primeros años de Maruja Mallo, cómo conoció a quienes serían sus amigos y compañeros de aventuras en la Residencia de Estudiantes en Madrid, Federico Lorca, Salvador Dalí y Luís Buñuel. Igualmente habló sobre la relación compleja que tuvo con Rafael Alberti, que entonces tenía en mente seguir una carrera de pintor.

Los pasos de la pintora por América fueron también objeto de la atención de María Antonia Pérez, situándonos de este modo al personaje a lo largo de su dilatada vida, hasta su regreso a España.

Dona Barriga Verde, de Larraitz Urruzola

Fue muy excitante ver la representación que hizo la titiritera vasca instalada en Galicia desde hace ya muchos años, Larraitz Urruzola, de la compañía Larraitz Producciones Artísticas, con la obra Dona Barriga Verde. Y lo fue porque se trata de una versión del héroe polichinesco gallego Barriga Verde visto en femenino, es decir, encarnado por una mujer.

Larraitz Urruzola con Dona Barriga Verde. Foto T.R.

Toda una declaración de principios que enlaza además con la voluntad expresa del festival Titiriberia de mostrar al público que las tradiciones populares de los teatros de marionetas europeas, habitualmente servidas solo por hombres, hoy en día cuentan con muchas mujeres titiriteras de una enorme categoría. Lo han demostrado a lo largo de las distintas ediciones algunos nombres de virtuosas como Paz Tatay, Irene Vecchia, Filipa Mesquida, o en esta misma edición la portuguesa Sara Henriques con su Dom Roberto.

No es fácil crear un Barriga Verde mujer, cuando en realidad se sabe bien poco de cómo era el que marcó los inicios del personaje. Sí se sabe que el titiritero de la familia Silvent que lo trajo a Galicia venía de Portugal, y que era notoria la influencia del Dom Roberto del país vecino.

El galán. Foto T.R.

Lo que hace Larraitz Urruzola es aceptar que las distintas tradiciones que hoy existen en Europa son en realidad fruto de un constante cruce de influencias, viajes, ideas, gags, historias y personajes, de modo que no solo es lícito, sino tan correcto como conveniente, inspirarse en ellas para crear nuevos caminos que surjan de su fecundidad interseccionista.

Y es así como la titiritera gallega de Tolosa nos admiró con una obra dirigida por el profesor de teatro Santi Prego en la que los personajes populares que tanto interesaban a autores como Rafael Dieste, se cruzan con algunas rutinas procedentes del Punch and Judy o del Dom Roberto, creando un rico sincretismo icónico y teatral.

Dona Barriga Verde tras conquistar al Galán. Foto T.R.

El más logrado es sin duda el mismo personaje de Barriga Verde, que Larraitz crea a partir de la imagen de los Peliqueiros del carnaval de Laza (Orense), visto en femenino y que cruza con el Punch inglés o el Polichinelle Francés, que le cede su exagerada nariz. Surge así una figura muy rica en colores, fresca y divertida, cargado de posibilidades, según se sitúe frente a uno u otro personaje. Hay un tal Roberto, homenaje indirecto al Don Roberto portugués, que parece ser el marido de Barriga Verde, con un hijo de ambos, en fase de Bebé, lo que permite efectuar algunas de las rutinas más graciosas del Punch inglés y su Baby, aunque hay que decir que Larraitz no lo tira por la ventana, como si hace el inglés, algo que las sensibilidades actuales deben agradecer.

Escena del juez y la horca. Foto T.R.

Pero Dona Barriga Verde no es solo una mujer de armas tomar, que siente debilidad por la cachiporra, sino también delicada y sensible a los encantos masculinos, especialmente cuando se trata de un guaperas como el mozo bailarín al que Larraitz mueve con un palo, a imagen y semblanza de lo que hace Pulcinella con su Teresina, en la tradición de los guaratelle napolitanos, que es el único títere movido con un palo, pues lo único que hace es bailar. Barriga Verde se enamora del porte elegante del mozo, el típico gallego vestido con polainas, faja, zocas y boina, al que conquista a espaldas de Roberto, que se queda en ascuas.

Larraitz con Marcos Pena e Izabela Brochado, de Trapusteros Teatro. Foto T.R.

Están luego el Cocodrilo, el Diablo y la Muerte, personajes que permiten a Barriga Verde adiestrarse en la disciplina cachiporrera, de la que es hábil practicante. Y en vez del cura, sale un juez, figura de poder sin duda más actual, que es quien la manda a la horca. Con un desenlace clásico, el de la Muerte Burlada, solo que aquí quien pica y cae en la trampa es el Juez, mareado por la astuta heroína polichinesca.

El Dona Barriga Verde de Larraitz Urruzola es un ejemplo magnífico de sincretismo teatral, muy bien urdido por la titiritera y el director, Santi Prego, que han sabido armonizar las características del personaje gracias al buen manejo y al oficio como actriz que tiene Larraitz, y gracias a unos títeres de preciosa factura que encajan muy bien con el guión propuesto por la titiritera. Podemos decir que se le ha abierto a este personaje en femenino un amplísimo abanico de posibilidades a explorar, tras el arranque de esta primera obra que marca con claridad sus rumbos de evolución y de desarrollo, a medida que títere y titiritera se vayan embarcando en sus nuevas y rocambolescas aventuras.

Viejo hórreo en las cercanías de la función. Foto T.R.

Por cierto, cabe destacar el lugar donde se hizo la función, en el Campo de Souto-Isorna, parroquia de Rianxo, por su belleza y frondosidad, rodeados por casas rústicas y viejos hórreos de piedra y madera.

O peirao, de Diáspora Teatro

Se presentaron Dani Blanco y María Dobronich, los dos actores de la compañía gallego-argentina Diáspora Teatro, como dos pescadores de cuentos que recogen, al menos en el primero de ellos, de botellas sacadas del mar. Y podemos decir, después de ver el espectáculo, que la pesca que en él se hace es de los de barca y arpón, es decir, de los que se realizan en alta mar -o desde un peirao de los que miran cara a cara al mar bravo-, buscando las piezas más valiosas que en él pueden encontrarse.

María Dobronich y Dani Blanco en el primero de los cuentos. Foto de Manuel Silva

Los tres cuentos que componen O peirao son realmente cuentos preciosos que agarran la atención del público desde el minuto cero. El primero, titulado El árbol generoso, está basado en un cuento del polifacético autor norteamericano Shel Silverstein (1930-1999), y habla de la relación de amor de un árbol hacia un niño al que ve nacer y crecer. Un cuento muy ocurrente que acaba con la lógica aplastante del implacable paso del tiempo.

Foto de Manuel Silva

La segunda historia, titulada El manzano que daba cualquier cosa menos manzanas, está basada en la obra del dúo de humoristas gráficos gallego, formado por el dibujante David Pintor y el guionista Carlos López. Un cuento divertido y muy original, con un final sorpresivo.

La tercera historia, titulada La Abuela Grillo y la defensa del agua, es una leyenda adaptada a nuestros tiempos, inspirada en el mito ayoreo, que nos anima a luchar por el agua como bien común, y que ha sido dada a conocer por un texto de Claudia Michel y dibujos de Denis Chapon.

Foto de Manuel Silva

Lo bueno de la puesta en escena de O peirao es la variedad y riqueza de las soluciones escogidas, con títeres de mesa en las dos primeras, y con marionetas que a veces son objetos y a veces títeres figurativos, para ir al guante clásico en la tercera, siempre con un excelente dominio de la técnica.

El público junto a la playa de Tanxil. Foto Manuel Silva

Se nota en Dani Blanco su conocimiento del lenguaje teatral como actor, con un dominio elegante de la gestualidad y de la voz, mientras María Dobronich sabe calcular muy bien los tiempos y el ritmo, mostrando que su origen argentino le ha servido para conocer y utilizar el estilo de manipulación sosegado propio de las tierras de la pampa, así como el siempre agradable dominio de la lengua hablada que tienen en aquella parte del mundo. 

Imagen del tercer cuento ‘La Abuela Grillo y la defensa del agua’. Foto de Manuel Silva

El título en gallego O peirao, que en español significa el muelle o el embarcadero, es una buena metáfora para indicar un lugar límite, allí donde acaba la tierra y empieza el mar, y desde donde es posible zarpar ya sea para ‘pescar cosas nuevas’, como para alejarse y viajar hacia lo desconocido. Los muelles suelen ser zonas de niebla, de melancolía y de inquietud, aunque también indican la seguridad del barco llegado a puerto y bien amarrado.

Foto de Manuel Silva

Títeres, objetos y narración oral son los tres pilares sobre los que se levantan las naves de Diáspora Teatro, tres lenguajes que los dos actores saben combinar a la perfección, con soluciones simples y originales. El público se dejó llevar por el imaginario fantástico de las tres historias tan bien conducido por los dos actores, con temáticas profundas dichas con palabras sencillas.

Foto de Manuel Silva