Premio Oscar para la película de animación: “Pinocchio”, dirigida por Guillermo del Toro y Mark Gustafson.  Foto: losinterrogantes.com

12 de marzo de 2023, en Hollywood. La Academia del Cine concede el Oscar a la mejor película de animación a: Pinocchio. Cuando Guillermo del Toro sube al escenario para recoger la estatuita dorada, exclama: “¡La animación es cine!”. Desde esta pantalla de titeresante.es, se me ocurre añadir: “¡Los títeres y las marionetas, son personajes!”.

Fotograma de “Pinocchio”, con las imágenes de los personajes Pinocho y el Conde Volpe. Foto: Que ver

Si existe un títere –excepcionalmente puede ser una marioneta- con un nombre propio conocido y reconocido en toda Europa, tal vez hemos de situar en cabeza al italiano Polichinela y sus múltiples variantes: Punch en Inglaterra, Guignol en Francia, Don Cristóbal en España, etc., etc.

Y si hablamos de un títere o marioneta también con nombre propio y conocido mundialmente, tal vez el privilegio debe otorgarse a Pinocho. Carlo Collodi, autor del libro: Las aventuras de Pinocho, concibió para este personaje una identidad escénica instalada en una morfología de madera.

Así pues, ¿ese Pinocho criatura de escenario, es una marioneta manipulada por hilos? ¿O es un títere manipulado por manos y varillas?

¡Pinocho puede ser todo!, goza de una absoluta transversalidad y tan pronto se nos presenta como personaje marioneta, o personaje títere, o personaje sombra, o personaje de carne y hueso, o personaje dibujo, o personaje narrado en un cuento, o personaje animado en una película.

Marioneta del espectáculo “L’Ombra de Pinotxo”. Compañía barcelonesa La Puntual. Foto: La Puntual

En el extenso repertorio de la compañía de títeres La Puntual, encontramos “L’ombra de Pinotxo”. Un espectáculo ideado por el titiritero Néstor Navarro. Con el personaje de Pinocho encarnado por una marioneta, construida por Martí Doy y Néstor Navarro. Dramaturgia de Raquel Loscos. Dirección de Carolina Llacher. Música de Octavi Rumbau. Iluminación de Quico Gutiérrez.

En ese mismo espectáculo, haciendo honor a su título, podemos ver escenas con un Pinocho recreado por la estética milenaria y artesana del Teatro de Sombras.  

Teatro de sombras en el espectáculo “L’ombra de Pinotxo”. Compañía La Puntual. Foto: La Puntual

La compañía de Zaragoza Teatro Arbolé puso en escena el espectáculo Pinocho. En esta ocasión los personajes de Carlo Collodi, encabezados por Pinocho y su padre Geppetto, fueron interpretados por títeres. Manipulados y animados por Pablo Girón y Azucena Roda. Dramaturgia a cargo del prestigioso titiritero Iñaqui Juárez.

Espectáculo de títeres: “Pinocho”. Compañía Teatro Arbolé. Foto: Red Aragonesa de Espacios Escénicos

Otra escena del “Pinocho” de Teatro Arbolé. Con el personaje del hada Azul, ofreciéndonos una atmósfera escénica distinta. Foto: Teatro Arbolé

Si en las pantallas iniciales de este artículo, se establecía una comparación entre la fama de Polichinela y la fama de Pinocho, en el capítulo 10 del libro de Carlo Collodi, nos encontramos a Pinocho asistiendo como espectador a una representación de títeres. En el escenario, aparece Polichinela.

En múltiples ocasiones, Pinocho y los principales personajes que le acompañan han sido interpretados por personas de carne y hueso.

El Centro Dramático Nacional de Madrid, programó una versión de Pinocho dirigida por José Carlos García. Dramaturgia de Julio Salvatierra y Kike Díaz. Intérpretes: Pako Revueltas, Nerea Ariznabarreta, Aroa Blanco y Pau Torres. Producción Teatro Gorakada.

Espectáculo “Pinocho”,  interpretado por actores y actrices. Foto: Centro Dramático Nacional

También en Madrid, destinado a un público familiar y también protagonizado por actores y actrices, se estrenó el espectáculo Pinocho el Musical.

Una propuesta escénica inscrita tanto conceptual como formalmente en una modernidad muy actual donde tenían cabida las redes sociales. Actrices: Natalia Pascual y Sara Navacerrada. Actores: Ángel Martínez y Antonio Villa. Texto, música y dirección: José Masegosa.

En la imagen, el actor que interpreta Pinocho, incorpora la actitud y el gesto que podrían ser propios de un títere. Foto: Cinemagavia

La popular imagen de Pinocho, dibujado con su nariz larga y creciente, se ha prodigado a lo largo de los años.

Dibujo de Pinocho del año 1902. Creación de Carlo Chiostri. Foto: Clarín

En 1940, la poderosa Wald Disney produce una película animada protagonizada por Pinocho y dirigida por Norman Ferguson. En ella, el físico de la marioneta Pinocho se nos muestra transformado en un dibujo amable e infantil, adaptado al gusto del numeroso público norteamericano de clase media.

La película, distribuida por todo el mundo, acrecentará la popularidad de un Pinocho azucarado…  

Adaptación del libro original de Collodi. En la portada, la imagen intencionadamente simpática del Pinocho creado por la factoría Disney. Foto: Ebay

Posteriormente, ese Pinocho más digerible, también tendrá presencia corpórea en los parques de atracciones de Disney, así como en distintos y diversos soportes, como pueden ser las portadas de los muchos libros que en distintos idiomas y publicados por distintas editoriales, coinciden en adaptar y suavizar el argumento original.

El director Guillermo del Toro. Su cine se caracteriza por otorgar un destacado protagonismo a criaturas monstruosas y mundos fantásticos y de fabulación. Foto: 20 minutos

El proceso de animación de la película de Guillermo del Toro se efectuó siguiendo el laboriosísimo y paciente sistema clásico, es decir: fotograma a fotograma. Y la realización de todas las imágenes que conforman el total de secuencias, necesitó la participación de 60 creadores.

Previamente a la creación de cada fotograma, era indispensable disponer del diseño de cada personaje. Un trabajo sutil y preciso a cargo del taller del barcelonés Carlos Grangel. Concretar la definitiva fisonomía de Pinocho, supuso para Carlos Grangel y su taller, llegar a dibujar 3000 caras del personaje.

De entre los diversos y magníficos diseños creados por la empresa de Carlos Grangel, pueden destacar-se los de la película de animación La novia Cadáver

“La novia cadáver” de Tim Burton.Excelente película fantástica y de animación que viene a corroborar las palabras de Guillermo del Toro: “La animación es cine”. La figura de la novia, con facilidad podemos asociarla a la que puede tener una marioneta. Foto: Pinterest

En la narración original de Carlo Collodi, Pinocho es el hijo marioneta de madera substitutivo del hijo biológico que el Carpintero Geppetto nunca ha podido tener… Es una marioneta que cobra vida, que habla y se mueve, es un niño de madera.

La intencionalidad y argumento del libro inciden en el mundo infantil. Un período que es temporal, que conlleva aprendizaje, que termina cuando el niño deja de ser niño, cuando la niña deja de ser niña.

En clave simbólica, el libro viene a decirnos que es necesario orientar y educar a los niños y niñas desde una didáctica externa. Y al mismo tiempo debe permitirse que puedan –con errores y aciertos- educar-se por ellos mismos, vivir y experimentar sus aventuras… En ese aspecto el libro evita caer en simples maniqueísmos.

Al mismo tiempo, en el libro se hace presente la necesidad de un principio de convivencia humana fundamental: nunca se deben ahorrar esfuerzo y constancia en vistas a comportarnos como buenas personas.

El escritor y periodista Carlo Collodi, autor de “Las aventuras de Pinocho”. Foto: It’s Tuscany

Pinocho no obedece a Geppetto, abandona el hogar paterno, no asiste a la escuela, es mentiroso, ignora los consejos concienciadores del personaje Grillo Parlante.

El comportamiento de Pinocho no es ejemplar, no es un niño modélico y el personaje de un hada, -lógicamente con poderes mágicos- le  impondrá como castigo que la nariz le crezca cada vez que mienta.

Pero, ¿es obligatorio que los niños y niñas sean modélicos? ¿O bien es más saludable permitir que sean, como dice Juan Manuel Serrat en una canción: esos locos bajitos?  ¿Permitir que sean niños y niñas pletóricos de curiosidad por descubrir el mundo que les rodea?

La lectura del libro de Collodi, en todo momento nos hace pensar en una imagen rudimentaria y artesanal de la marioneta Pinocho, toda ella construida por Geppetto a golpe de hacha.

Marioneta del personaje Pinocho.. Un tosco cuerpo de madera para contener un alma infantil frágil e influenciable. Foto: 3C Tres Cantos

La lectura también nos ofrece capítulos donde aparecen situaciones crueles y violentas que han sido omitidas o laminadas por versiones posteriores. Por ejemplo, la de Pinocho embolsándose unos dineros pertenecientes a su padre. O la muerte del personaje de la niña de cabellos turquesa. O Pinocho secuestrado, humillado y obligado hacer de perro. O Pinocho, perseguido, robado y casi asesinado…

Después de vivir libremente un montón de experiencias, Pinocho desea reencontrarse con su padre. Pero las consecuencias derivadas de su comportamiento tan aventurero…, hacen que sea engullido por un monstruo marino: mitad ballena-mitad tiburón. De ese mayúsculo problema, Pinocho consigue liberarse escapando por la misma boca que antes lo ha devorado… Si en estos momentos, señoras y señores visitadores de estas pantallas, están pensando que el libro de Collodi, se adentra en un estilo literario próximo al realismo mágico o al surrealismo, no van desencaminados.

Portada de una edición del libro original “Las aventuras de Pinocho”. Foto: Nextory

El regreso y arrepentimiento de Pinocho, al modo de un hijo pródigo, obtiene el premio –concedido por un hada- de dejar de ser una marioneta de madera para transformarse en un auténtico niño, un niño de carne y hueso.

El argumento de Guillermo del Toro presenta, respecto al original de Collodi y al de versiones posteriores, numerosos cambios que afectan y modifican situaciones y personajes. Cambios con el objetivo de alejar la película de un discurso light y de simple entretenimiento. Y bien al contrario, inyectándole dosis de poética y truculencia.

Cambios destacables por su importancia: Geppetto es un viejo alcoholizado. La marioneta Pinocho, es para Geppetto el sustituto de un auténtico hijo que ha muerto en la guerra víctima de una bomba. Pinocho, nunca llega a transformarse en un niño de carne y hueso. Nunca llega a ser para Geppetto un consuelo completo y satisfactorio…

Un primer plano del Pinocho ideado per la febril imaginación de Guillermo del Toro. Foto: Gogo Catrina

La imagen precedente nos ha mostrado un Pinocho expresivo en la tosquedad de su construcción. En sus articulaciones rudimentarias. En la textura de un tronco de árbol con sus nudos, rugosidades y fisuras, que ha servido para darle forma.

Y simultáneamente, la misma imagen –teniendo en cuenta que el tronco no es real- nos ha mostrado la capacidad artística y comunicativa del lenguaje cinematográfico obtenido mediante las técnicas de la animación.

Guillermo del Toro potencia los aspectos más oscuros y crueles del libro de Collodi. Toda la película avanza sumergida en el pesimismo, es el transitar de un duelo por la desaparición de un ser querido, de un hijo muerto.

La evocación de la muerte se hace presente en muchas de las secuencias… y la misma Muerte tiene presencia como personaje, acompañada por un séquito de conejos negros que la sirven…

Fotograma de “Pinocchio”. El entristecido y melancólico Geppetto ha perdido un hijo en la guerra y ahora debe contentarse con un hijo de madera… Foto: losinterrogantes.com

Para acentuar más el clímax de tragedia, el guión sitúa el argumento en Italia, en el período represor del gobierno de Benito Mussolini. Con personajes de militares fascistas y una breve aparición del Duce dictador.

A la posible pregunta de si este transgresor Pinocchio, ¿es una película para público infantil o para público adulto?, este artículo omite cualquier respuesta. Vean la película y juzguen ustedes mismos…

El caso es que la película resulta ser un espectáculo sorprendente, trepidante, visionario, barroco, mágico, bien apoyado por la música de Alexandre Desplat. Cualidades estas, apropiadas  para obtener el premio que los miembros de la Academia otorgan.

El nombre del premio: Oscar, se atribuye a un origen de lo más doméstico. Nada que ver con la máxima importancia que representa.

Cuando en 1929, año de la instauración de los premios, la primera estatuita salió del molde, parece ser que Margaret Herrick, bibliotecaria de la Academia, dijo: Se parece a mi tío Oscar. Su tío era el actor Oscar Pierce.

Innecesario decir que el hieratismo de Oscar es serio, emblemático y casi centenario, pero nada nos impide imaginarlo dotado del mágico movimiento que podría proporcionarle un títere o una marioneta. Foto: Excelsior