Imagen de Nil. Foto compañía

El pasado 3 de marzo nos acercamos hasta la Casa Encendida para disfrutar de uno de los espectáculos de títeres programados en Madrid por Teatralia. Es cierto que el festival sigue viendo adelgazar su otrora muy extenso programa, pero parece que la calidad de las funciones sigue siento alta, y así pudimos comprobarlo.

El auditorio del megacentro cultural contó desde el inicio con buen ambiente de niños motivados. Como enseñaba el gran maestro Rod Burnett, más problemas tienen con las funciones las mamás y papás que los niños, y así fue (sin llegar a ser problema, obvio). Los primeros no dejaban de empeñarse en que los chavales guardasen férreo silencio. Pero oigan, que no estamos en la ópera…

Al asunto: Nil es una delicada y preciosa obra unipersonal concebida, dirigida y manipulada al detalle por Raimon Ruiz. En ella conocemos a Nil, un títere niño desdoblado en varios muñecos, casi todos de hilo, que nos va contando una historia sin texto que rebosa vitalidad y magia.

Dos de los Nil y sus crucetas. Foto @patlegui

¿Qué misterio oculta la caja-puzle que no se puede abrir? ¿Quién es Nil y qué busca? Los niños se lo preguntaban, a sí mismos y al títere. Y le instaban a hablar… Los padres, claro, chistaban y hacían cosas de padres. Mientras la poética de la marioneta de hilo nos seducía, nos atrapaba y nos hacía reír (antológica la escena del triciclo).

Nil dominando la caja y encarando al público. Foto @patlegui

La bella relación paternal entre títere y titiritero puso el alma a la función y atrapó al respetable desde los primeros compases. Raimon Ruiz manejó con precisión tanto el hilo como la manipulación directa, y también su actuación corporal. Todos terminamos queriendo fuerte a Nil.

Raimon Ruiz en acción. Foto @patlegui

Sea como fuere, como en toda buena obra, al final quedaron —queremos pensar— más preguntas en el aire que respuestas. Y el sabor de boca que nos llevamos fue innegable. Ovación final ruidosa, y los niños siguieron con el domingo. Los padres, siendo padres. Y Nil a seguir soñando, sueños en cajas de madera, especiales para quien sepa observarlos.

La escenografía al final de la función. Foto @patlegui