El milenario oficio de los títeres experimentó en el siglo XX un largo camino de metamorfosis que lo situó en el centro de la comunidad artística. En los comienzos del siglo XX se enfrentaron las principales potencias europeas. Los cambios sociales que acontecieron como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Soviética, junto a los avances tecnológicos, propiciaron el nacimiento de las vanguardias artísticas y las reformaciones teatrales.

Teatro Podrecca
Imagen en sombras del Teatro Podrecca.

En el terreno de los títeres, las formas tradicionales y populares comenzaron a convivir con otras más artísticas y experimentales, relacionadas con los movimientos de vanguardia. “Por su singular condición, el títere es un elemento bisagra de diversas realidades (animado e inanimado, objeto y actor, cuerpo y alma); y aunque dicha condición lo hace imperceptible y, por tanto, inquietante, también lo convierte en ocasiones de intercambios imprevistos y fecundos, en lugar de encuentros sorprendentes, y desde antaño deseados”.[1]

El Retablo de Maese Pedro del Teatro dei Piccoli
El Retablo de Maese Pedro del Teatro dei Piccoli.

Durante siglos los títeres tradicionales pertenecieron a un patrimonio familiar, transmitido de padres a hijos, que se representaba en ámbitos muy precisos: plazas, playas, cafés, ferias… Y aunque muchas prácticas tradicionales han perdurado hasta nuestros días -por ejemplo Punch, Pulcinella, los puppis sicilianos-; cierto es que en el siglo XX algunas peligraron porque estuvieron a punto de desaparecer -como el Dom Roberto portugués-, o se extinguieron totalmente -como el Don Cristóbal español.

Títeres de Cachiporra, Hermenegildo Lanz
Títeres de Cachiporra, Hermenegildo Lanz.

Pero en el siglo XX el títere tradicional no fue el único camino posible para el género, y muchas nuevas vías se abrieron. Como dice el historiador polaco Henryk Jurkowski, “la renovación del teatro de títeres está asegurada por una generación de artistas, pintores o escultores que no son titiriteros profesionales. Ellos introducen artefactos cercanos a los títeres en piezas de teatro (Picasso), en los ballets (Léger) o en el cine (Alexandra Exter). Los futuristas Fortunato Depero y Enrico Prampolini trabajan para Vittorio Podrecca, en Roma. Ellos fabrican títeres inspirándose en la geometría y modelos mecánicos. Sophie Tauber-Arp y Otto Morach, en el Teatro de Títeres de Zurich, esculpen títeres dadaístas y cubistas, con formas ingenuas, jugando sin restricciones, con colores francos, vivos y dejando la marca de las herramientas utilizadas. Algunos de ellos fundan sus propios teatros de títeres, otros se vinculan a teatros reivindicando una identidad artística.”[2]

Músicos, poetas, dramaturgos, coreógrafos, pintores, escultores, bailarines, se interesaron por los títeres, y con sus miradas diferentes, enriquecieron este arte e impulsaron su evolución. Así, el repertorio tradicional se diversificó, y a nivel dramatúrgico fueron muchas las nuevas pistas de escritura, tanto a nivel temático como formal. Fuentes literarias y musicales diversas sirvieron de materia prima a ese nuevo teatro de títeres vanguardista. Las técnicas de animación y estéticas para crear los títeres y decorados, ampliaron también su espectro en cuanto a las figuraciones, materiales, colores, concepción espacial, iluminación. Los lugares para llevar a cabo las representaciones no fueron solamente las plazas o las ferias, sino  además escenarios grandes y pequeños, auditorios, espacios donde técnicamente otro tipo de montaje fuese posible. Las relaciones entre el cuerpo del actor y el objeto, y la animación a la vista, modularon insólitas vías de expresión. El títere se profesionalizó y adquirió así un nuevo rango.

Klemenčič, Podrecca y Lanz

En contextos geográficos y culturales europeos tan diferentes como Eslovenia, Italia, o España, vamos a encontrar personas que, sin provenir de familias vinculadas a la tradición titiritera, van a acercarse al arte de las figuras animadas y jugar un rol determinante en las historias de sus respectivos países: Milan Klemenčič (1875-1957) fotógrafo y pintor esloveno, considerado el pionero de la fotografía a color en este país, y también el padre de su teatro de títeres; Vittorio Podrecca (1883-1971), abogado italiano, melómano, fundador del Teatro dei Piccoli, una de las más grandes compañías teatrales y de títeres de todos los tiempos; y Hermenegildo Lanz (1893-1949), español, profesor de dibujo, grabador, escenógrafo, quien participó en varias experiencias titiriteras cruciales en la historia del teatro en España, Europa y Latinoamérica.

Vittorio Podrecca
Vittorio Podrecca.

Estas tres personalidades tan diferentes tienen en común sus vinculaciones con los títeres en los primeros años del siglo XX, en esa época del apogeo de las vanguardias artísticas. Klemenčič, Podrecca y Lanz resumen muy bien aquel tiempo de metamorfosis y tentativas, en el que se configuró un nuevo horizonte para nuestro teatro.

Milan Klemenčič
Milan Klemenčič con su familia y teatro.

Con sus pequeñitas marionetas, Milan Klemenčič sentó las bases para el desarrollo de los títeres en su país. En 1920 creó la primera compañía semi-profesional, fue un gran innovador en temas de iluminación y diseño escénico. Como él mismo expresó, “su principal trabajo como pintor fueron los títeres, y los espectáculos se convirtieron en sus exposiciones.” Su obra marcó un antes y un después en la historia de los títeres en esta nación centro europea.

Títeres de Milan Klemenčič
Títeres de Milan Klemenčič.

Hoy Eslovenia conoce un altísimo nivel en creaciones titiriteras. El arte del retablo está respaldado por ayudas públicas, y son varios los grupos que trabajan con gran despliegue de medios y personal. El Teatro Municipal de Lubliana y su reciente museo son excelentes ejemplos. En gran medida, estas instituciones son herederas directas del legado de Milan Klemenčič.

Títeres de Milan Klemenčič
Títeres de Milan Klemenčič.

Vittorio Podrecca se fascinó con los Ballets Rusos de Serguei Diáguilev al verlos actuar en Roma, y quiso emular esa empresa artística creando algo similar pero con dimensiones más reducidas. Así fundó el Teatro dei Piccoli en 1914, pero este nombre, Piccoli, no empequeñeció para nada la envergadura y compromiso de esta compañía ejemplar. Encargó músicas, títeres y otras colaboraciones a importantes artistas de las vanguardias, y giró con enorme éxito durante cincuenta años por medio mundo. Ottorino Respighi, por ejemplo, escribió su célebre Bella durmiente del bosque, para esta compañía italiana. En Argentina, en 1942 montaron El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla, y trabajaron codo a codo con nuestro compositor andaluz.

Miembros del Teatro dei Piccoli
Miembros del Teatro dei Piccoli.

Sus marionetas y el numeroso equipo humano que integraba la agrupación, fueron cosmopolitas, ejemplo de cómo con este oficio se podía crear un lenguaje universal, que diluía fronteras geográficas, culturales y políticas.

Centro Podrecca de Maria Signorelli
Centro Podrecca de Maria Signorelli.

Podrecca se convirtió en un empresario teatral de talla mundial, pero más allá de esta celebridad, algo muy importante de su trabajo fue las múltiples influencias que tuvo en otros artistas internacionales. Por ejemplo en Ramón del Valle Inclán, considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX, o en Jacques Chesnais, un eminente titiritero y coleccionista francés, entre otros.

Hermenegildo Lanz
Hermenegildo Lanz.

Hermenegildo Lanz, por su parte, creó los títeres y parte del decorado para el estreno en París de El retablo de maese Pedro. Esta ópera de Manuel de Falla es una de las obras maestras de la música española en el pasado siglo, y también la mayor aportación de este país del sur de Europa al movimiento de vanguardias titiriteras. Lanz además fue pionero en la implantación del teatro de papel como forma artística, hecho de gran influencia en creadores alemanes de su tiempo, y en titiriteros internacionales contemporáneos.

El Misterio de los Reyes Magos, de Hermenegildo Lanz
El Misterio de los Reyes Magos, de Hermenegildo Lanz.

Su impronta se percibe también en la obra literaria y plástica de su amigo Federico García Lorca, con quien colaboró en la función de Títeres de cachiporra, en 1923. Lorca a su vez es un personaje clave para entender la historia de los títeres en toda América Latina.

Milan Klemenčič, Vittorio Podrecca y Hermenegildo Lanz no son los únicos que podrían ejemplificar lo que fueron las metamorfosis de los títeres en el siglo XX. Por supuesto que podrían mencionarse otros nombres. Pero si hoy hablamos de ellos tres es porque varias organizaciones europeas relacionadas con estos pioneros, herederas directas o portadoras de sus respectivos legados, nos hemos unido para sacar a la luz sus biografías y obras.

ALL STRINGS ATTACHED

ASA, ALL STRINGS ATTACHED En 2014 presentamos a la Unión Europea este proyecto, que fue aprobado dentro del programa Europa Creativa.

El mismo está liderado por el Ayuntamiento de Cividale del Fruili, Italia, ciudad natal de Vittorio Podrecca. Este ayuntamiento atesora buena parte de la colección de Podrecca y su extraordinario Teatro dei Picolli. Este verano además, nuestro socios italianos inauguraron el Centro Internazionale Vittorio Podrecca Teatro delle Meraviglie, un espacio dedicado a recordar la figura de Vittorio, y también de Maria Signorelli, importante titiritera y coleccionista que conservó las piezas de esta colección.

All Strings Attached: The Pioneers of European Puppetry Behind the Scenes from Allstringsattached on Vimeo.

Entre los socios se encuentra el Museo de Títeres de Lubliana, Eslovenia, que posee el legado de Milan Klemenčič. En tercer lugar está nuestra compañía, Títeres Etcétera, con la aportación del patrimonio titiritero de Hermenegildo Lanz y nuestro propio trabajo documental. Y en cuarto lugar se halla la Universidad de Osijek, Arts Academie, Croacia. Jóvenes estudiantes de teatro y títeres, se identificarán con las obras de estas tres figuras históricas, y ofrecerán una visión contemporánea de las mismas.

Estudiantes de Croacia
Estudiantes de Croacia.

Entre las cuatro entidades desarrollaremos una serie de actividades entre 2016 y 2017, que tendrán lugar en estos cuatro países: espectáculos, una exposición itinerante, cursos, seminarios,  conferencias, publicación (en inglés y español), etc. El objetivo es poner en valor la obra de Klemenčič, Podrecca y Lanz, tres pioneros de los títeres en el siglo XX, y a través de ellos esa época de primera mitad del siglo pasado, crucial en la historia y evolución de nuestro arte.

Museo de Títeres de Lubliana
Museo de Títeres de Lubliana.

Pretendemos restaurar sus obras desde el punto de vista físico (restauración de títeres o decorados) como cultural y moral. Queremos poner un acento especial en el tema de la restauración.

Los objetos titiriteros son muy específicos por sus características técnicas y por los materiales tan variados que se emplean en su realización (madera, papel maché, cartón, textiles, cuero, cuentas, metales, pigmentos variados, fibras vegetales, pelos, etc.), por lo que requieren una atención especial. A esto hay que añadirle los temas mecánicos de las articulaciones, trucos, controles, etc.

Plantilla para Melisendra, Hermenegildo Lanz
Plantilla para Melisendra, del Retablo de Maese Pedro, de Hermenegildo Lanz.

Pensemos además que el patrimonio de los títeres es mucho más que marionetas, incluye también escenografías, herramientas, documentos (cuadernos, bocetos, fotografías, grabaciones sonoras, vídeos, carteles, programas de mano, textos dramáticos), y un larguísimo etcétera. La restauración moral de la obra de ciertos artistas es otro campo de acción.

Históricamente la restauración y preservación de los títeres no ha sido un tema de estudio dentro de los espacios académicos, incluso dentro de los museos especializados. Desde hace algunos años esto comienza a cambiar y hay varias instituciones – como el reciente Museo de Lubliana- que se han sensibilizado sobre la importancia del correcto tratamiento de este importante patrimonio. En España sin embargo, es aún un “terreno virgen”.

Con este proyecto queremos convocar en nuestro país un foro para compartir enfoques innovadores en el campo de la restauración del patrimonio titiritero, abriendo vías de reflexión y nuevas pistas de investigación.

El calendario general es:

Lubliana: septiembre- octubre 2016
Osijek: noviembre 2016
Granada: mayo-junio 2017
Italia: Junio- Julio 2017

Estamos trabajando muy duro para que este proyecto tenga el alcance que estos pioneros merecen, e invitamos todos los interesados a participar en nuestras actividades. En la página web http://allstringsattached.eu y redes sociales del proyecto podrán seguirse las distintas actividades, que estarán dirigidas tanto al público de todas las edades, como a profesionales y estudiantes.

Poner luz sobre estas tres personalidades servirá de pretexto para recordar quién somos, de dónde venimos, cómo se ha gestado la historia de nuestra profesión, y sus estrechos lazos con la propia historia europea.


[1] – Brunella Eruli: “La flor de Puck”, en Puck nº 1 La vanguardia y los títeres, Éditions IIM y CDTB, Charleville-Mézières, 1988, p. 3.

[2] – Heryk Jurkowski: Metamorfosis. El títere en el siglo XX, Éditions IIM, Charleville-Mézières, 2000, p. 21.