(Imagen de Viva Vivaldi, de Os Monicreques de Kukas. Foto Manuel Silva)

Llegamos a la cuarta crónica dedicada al Titiriberia 2023, el Festival de Títeres Tradicionales de Rianxo, en Galicia, que también lleva el bonito nombre de ‘Olhares sobre os cristovos’ (para ver las sucesivas crónicas, cliquen aquí),

En ella hablaremos de los siguientes espectáculos: Viva Vivaldi, de Os Monicreques de Kukas; de esta compañía también hablaremos de su exposición de marionetas en las tiendas de Rianxo; Coa música a outra parte, de Trécola Producións; Dom Roberto de Sara Henriques; y As varietés de Barriga Verde, la sesión golfa de cabaret del Festival.

Viva Vivaldi, de Os Monicreques de Kukas

Fue todo un placer para los cinco sentidos de los espectadores asistir a esta representación de la obra Viva Vivaldi dirigida por Isabel Rei Pousada de la reconocida compañía gallega Os Monicreques de Kukas. Y lo fue porque en ella hay una suma importante de logros, empezando por la música, una magnífica versión libre pero fiel de las Cuatro Estaciones de Vivaldi, pensada para la escena a cargo del guitarrista Rubén Barros Deschamps.

Isabel Rei Pousada, directora de la obra. Foto Manuel Silva

Está luego una elaboradísima plástica hecha de luz, imágenes y títeres, estos a cargo de Marcelino de Santiago ‘Kukas’, con la iluminación de Miguel Cabaleiro; y una magnífica interpretación de los tres actores titiriteros que mueven los muñecos y las escenografías: Marián González, Larraitz Urruzola y Marcelino de Santiago (Kukas).

Marián González, Marcelino de Santiago ‘Kukas’ y Larraitz Urruzola. Foto T.R.

Reza el programa que la obra se realizó para conmemorar los 300 años de esta pieza singular de Vivaldi, Las Cuatro Estaciones, que tanta popularidad ha tenido, ocultando a veces otras piezas del compositor veneciano de igual belleza. Una obra que parece haber sido escrita tocada por alguna musa de las artes musicales, tal es el hechizo que despierta.

Foto de Manuel Silva

¿Cómo estar a una altura capaz de asociarse a esta cumbre de la música para cuerdas que son Las Cuatro Estaciones? Lo consiguen los de Kukas con un montaje sin palabras que deja a la música, en su versión para guitarra, reinar en el escenario, acompañada por una plástica refinada y de una gran belleza. A ello se suma el buen hacer de los tres actores-titiriteros, que saben moverse con elegancia y sin sobreactuar, incluso podría decirse con una cierta sobriedad y desapego, esencial para dejar que lo sensitivo se imponga en el escenario. A su vez, se impone el registro del juego, el otro componente que relativiza los movimientos y deja a la música su protagonismo.

Foto de Manuel Silva

Hay un guiño medio elíptico sobre la identidad de los tres actores, cuando se presentan al inicio ante el público, y que se suma al homenaje a Vivaldi: Larraitz Urruzola en la obra se llama Rosalía Emilia Concepción (referencia a las escritoras Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenal), Marian González es Maruxa (referencia a la pintora Maruja Mallo) y Marcelino de Santiago ‘Kukas’ es Antón (referencia al mismo Antonio Vivaldi). Unos guiños que orientan la dramaturgia y las coreografías de los actores.

Foto de Manuel Silva

El resultado es un bonito homenaje a Vivaldi y a esta pieza cuyo éxito habría sorprendido al mismo compositor, creador de tantas obras memorables y seguramente para él ‘más importantes’. Pero una vez desaparecido el autor, quién manda es la Historia y el gusto de los públicos. Y a ellos debemos atenernos, gozando además de una pieza increíblemente bella, que la compañía Monicreques de Kukas ha puesto, con ganas y mucho arte, en escena.

Exposición de marionetas de ‘Kukas’Monicreques

Pudo verse durante el Festival una singular exposición de marionetas de Marcelino de Santiago ‘Kukas’, distribuidas por las tiendas más significativas de Rianxo, que quisieron de este modo sumarse al esfuerzo del municipio y del equipo artístico del Festival, para animar a la población rianxeira y a los visitantes a acudir a las representaciones.

Escaparate en Nenis. Foto Manuel Silva

Titulada Títeres nos Escaparates, la exposición tenía el aliciente de invitar a los clientes a encontrar en las tiendas a Lupe, la mascota del Festival. Un juego de participación popular que fue muy seguido por la gente.

Escaparate en Zapatería Marty. Foto Manuel Silva

Se homenajeaba de este modo a la histórica compañía Os Monicreques de Kukas, una de las más importantes de Galicia con más de 40 años de recorrido.

Escaparate en Aqua Estilismo. Foto Manuel Silva

Para saber más sobre Os Monicreques de Kukas, vean este artículo dedicado a ellos en Titeresante aquí.

Coa música a outra parte, de Trécola Producións

Tras el gigantón Barriga Verde que se presentó por primera vez en público para la inauguración del Festival (ver aquí), Coa a música a outra parte fue el otro gran estreno del Titiriberia de este año, a cargo de la histórica compañía Trécola Producións.

Foto Manuel Silva

Con dirección y guión de Isa García Coldeira, e interpretación de Ero Vázquez Cabrera y Raquel López Cendán, Trécola se ha arriesgado a realizar una obra inspirada en el universo de Rafael Dieste, creando un texto a partir de varias obras del autor de Rianxo, concretamente: Nuevo retablo de maravillas, La fiera risueña, El empresario pierde la cabeza, y El falso faquir, todas publicadas en el libro Teatro II, de Rafael Dieste, con presentación de Manuel Aznar Soler.

Foto de Manuel Silva

Como dice la directora en su presentación, ‘Son catorce personajes en cuatro manos y dos gargantas, con la banda sonora en directo de dos músicos (Pablo Pintor y Barbeiro) que nunca saben por donde tendrán que salir, improvisando y apoyando la representación de l@s titiriter@s en cada función de esta obra de guiñol viva y cambiante, como consideramos que el guiñol debe ser’. Toda una declaración de principios y que coincide con lo que llega al espectador.

Y hay que decir que el reto de enfrentarse a ‘este enredo de títere tradicional de cachiporra basado en varias obras de Dieste’ se saldó con un gran éxito, pues el espectáculo fue recibido con entusiasmo por el público que acudió al Auditorio de Rianxo para el estreno.

Foto de Manuel Silva

Por supuesto, y como siempre ocurre con las obras para títeres, no se podrá considerar realmente estrenada hasta que no se hayan hecho unas cuantas funciones -el maestro Harry V. Tozer las cuantificó en un mínimo de 20 funciones-. Pero aun así, la producción de Trécola encantó por la plástica de la propuesta, por cómo han sabido captar el humor de las obras de Dieste, y por la frescura de una interpretación vivaracha, en la que se nota la veteranía del titiritero de pura cepa que es Ero Vázquez Cabrera, hijo de titiriteros que mamó desde su niñez el oficio que con tanta honradez practicó la compañía desde sus inicios. Igualmente, la actriz titiritera Raquel López Cendán no le va a la zaga, resolviiendo sus personajes con un gran dominio de las voces y de los movimientos.

La obra, tal como la ha planteado la directora, va como anillo al dedo para el humor propio de los Trécola, que conocen muy bien las realidades titiriteras de los bolos: una compañía de cómicos llega a un pueblo para hacer la función, pero tienen que pelear con todo el mundo para poder montar el retablo y llegar a actuar. La escenografía, muy bien montada, es una representación miniaturizada del pueblo entero, de cuyas esquinas y callejones van saliendo los personajes, sacados de una España más bien oscura, con un aire que a veces se acerca más al esperpento valleinclanesco que a la comedia de costumbre. Se trasluce el espíritu crítico y satírico de Dieste, que a su vez está tamizado cuando no aumentado por el humor de Trécola, de una retranca gallega de altos vuelos.

Ero Vázquez Cabrera y Raquel López Cendán después de la función. Foto Manuel Silva

La realización de muñecos y decorados es vistosa y colorista, con toques pictóricos muy logrados que dan al conjunto un tono de cómic, actual y satírico, idóneo para encararse con obras y personajes de este tipo.

Desconozco si la compañía ya había trabajado con este tipo de propuestas y de humor, pero sí parece evidente que se le abre a Trécola una puerta muy estimulante y prometedora, capaz de encararse con obras de semejante voltaje con las herramientas adecuadas. En el caso de Coa música a outra parte, una vez cumplimentado el obligado rodaje con la poda correspondiente, y a pesar de ser más para adultos, no cabe duda que la obra tendrá el largo recorrido que se merece.

Dom Roberto, de Sara Henriques

Es ya una costumbre que en las ediciones de Titiriberia acuda el Dom Roberto portugués, no por nada se halla en el origen del personaje que constituye la base y el ADN de Titiriberia: Barriga Verde. El año pasado fue Filipa Mesquita, de la compañía A Madrágora, y este año ha sido Sara Henriques, titiritera que conozco bien por haberla visto actuar en varias ocasiones. Ambas provenientes del norte portugués.

Foto Manuel Silva

El hecho de que haya dos mujeres titiriteras haciéndose cargo del Dom Roberto nos indica claramente la buena salud que tiene hoy el personaje en Portugal, capaz de despertar nuevas vocaciones en femenino, cuando hasta ahora siempre había sido un monopolio del sexo masculino. Dos voces que se suman a los más de doce o trece roberteiros hoy activos en el país vecino.

Sara Henriques ejecuta un Dom Roberto clásico, con piezas del repertorio conocido, com A tourada y O Barbeiro, con una gran maestría y esforzándose cada día más, con resultados visibles, en controlar los ritmos y los tiempos, que siempre suele ser el aspecto más difícil de los títeres tradicionales que algunos llaman ‘de velocidad’.

Foto Manuel Silva

Al igual que ocurre con los guaratelle napolitanos, el Dom Roberto se caracteriza por la rapidez de la manipulación que permiten las medidas pequeñas de los títeres. Comparten igualmente ser un tipo de teatro de base sintética, como muy bien explicó Bruno Leone hace poco en el Coloquio de Montpellier (ver aquí): bastan los más simples elementos para indicar los detalles de las historias, tanto escénicas como argumentales. Este carácter sintético y veloz, que lo centra todo en la manipulación y sus rutinas, exige que sus practicantes controlen muy bien el tiempo, el interior y el exterior de sus manos con los muñecos, para no ser comidos por la velocidad ni por la precipitación (ni por la lengüeta), que no deja espacio para respirar a los títeres.

Foto Manuel Silva

Esta lucha constante con el tiempo, que yo he conocido muy bien en mis años de titiritero, es sin duda, lo más difícil y, a mi modo de ver, lo más determinante para conseguir un buen dominio de la manipulación. Sara Henriques se halla, creo, en este punto en el que empieza a ser visible este dominio sobre tiempos y ritmos, una disciplina sumamente difícil que ella practica a diario con exquisito mimo. Le ayudan una sensibilidad acusada y su osada y decidida vocación en los trabajos desarrollados con la compañía Red Cloud Teatro de Marionetas en Aveiro, junto a Rui Pedro Rodriguez, creador de los títeres y escultor escénico. Lo vimos en el trabajo que presentaron en la BIME de Évora Isto aconteceu assim de repente (ver aquí).

Sara Henriques. Foto Manuel Silva

En Rianxo, en la Playa de Tanxil y en el Centro Cultural Vicente Vidal de Leiro, el público gozó con entregado entusiasmo de las locuras siempre desorbitadas del Dom Roberto de Sara Henriques: puro manejo del Tiempo hecho juego.

Sara Henriques. Foto T.R.

As varietés de Barriga Verde

Fue el viernes 28 de junio, a las 22:30 de la noche, cuando tuvo lugar la sesión golfa del Festival con las llamadas As varietés de Barriga Verde, un cabaret que en esta ocasión fue conducido por la conocida actriz, directora y dramaturga gallega Clara Gayo. Personaje habitual de las series televisivas, sus papeles en ¡Escoba!, El Faro y Arenal, emitidas por la Televisión de Galicia, han hecho de ella un rostro popular para la audiencia.

Clara Gayo. Foto Manuel Silva

El Cuarteto de la Escuela de Música de Rianxo. Foto Manuel Silva

Su función fue presentar a los artistas participantes en la gala de las Varietés, cosa que hizo con mucha gracia y toneladas de humor. Tuvo la ayuda del magnífico cuarteto de la Escuela de Música de Rianxo, que interpretaron entre número y número, y con una extraordinaria pericia musical, temas mayormente de la época de la República, afín de realzar el carácter conmemorativo que Titiriberia ha tenido este año con la figura de Rafael Dieste y su época.

En el interior del Lambe-Lambe de Kukas. Foto T.R.

Empezó el programa con una proyección de vídeo: la del lambe-lambe realizado por Marcelino de Santiagto ‘Kukas’ con el título Gernika: daños colaterales. Una pequeña maravilla que pudimos ver el año pasado en Titiriberia (ver aquí) y que demuestra las increíbles posibilidades de este género de ’voyeurismo’ teatral en manos de un artista como Kukas.

En el interior del Lambe-Lambe de Kukas, antes del bombardeo. Foto T.R.

Se estrenó Ura Vázquez, tercera generación de la cía. Trécola, como marionetista de hilo, manifestando su respeto y devoción por lo que fue el origen de la compañía en los años 80: el hilo. Lo hizo con una trapecista circense colgada en un aro, un clásico que la joven marionetista despachó con seguridad y manos expertas.

Ura Vázquez. Foto Manuel Silva

Salió entonces al escenario el actor y profesor de teatro Santi Prego, que encandiló al público con una narración oral en la que iba pasando de un escenario al otro, metiéndonos a todos no en el bolsillo (que también) sino en los espacios imaginarios que iba narrando, demostrando cuán fácil es viajar con la imaginación, en un soberbio ejercicio de teatro dentro del teatro dentro del teatro… ad infinitum! Un recorrido que todos seguimos con la boca abierta y los ojos como platos, pues aunque no nos habíamos movido de los asientos del Auditorio, en realidad habíamos paseado por Rianxo, París, Japón, la China y yo qué sé cuántos escenarios más, demostrando que hay otras formas de hacer turismo sin necesidad de coger aviones, y sin siquiera de salir de casa.

Santi Prego. Foto Manuel Silva

La clown Natalia Outerio, que ya el año pasado impresionó al público con sus números tan disparatados como inteligentes, nos ofreció una actuación con mensaje y todo, pues iba el asunto de una botella encontrada con mensaje incorporado. Su más que juglaresca actuación hizo troncharse de risa al público, mientras de pasada metía contenidos a modo de pequeñas bombas de relojería para que fueran explotando dentro de nuestra mente cuando les diera la gana, despistando al personal en una desternillante interpretación tan gamberra y fresca como descabellada, consciente y extravagante.

Natalia Outerio. Foto Manuel Silva

Llegó el momento de los actores de la compañía Airiños, la formación más longeva de Galicia de teatro aficionado sita en Asados, Rianxo, que el domingo ofreció un espectáculo que comentaremos en la próxima crónica. Ya el año pasado estuvieron presentes en la sesión de cabaret, y este año no quisieron faltar a la cita. Lo hicieron con una sátira sobre los robots y la Inteligencia Artificial: una mujer recibe un hombre de compañía. ¿Qué nos ofrece el robot y qué buscamos en realidad los humanos cuando acudimos, muy hambrientos, a estos futuros esclavos tecnológicos? Con sarcasmo y segundas intenciones, el sketch nos hizo reír y pensar, sin duda la mejor fórmula de humor.

La mujer y el hombre de compañía comprado. Cía Airiños. Foto Manuel Silva

Fue el turno de los títeres con la compañía Ostomila: la nicaragüense Tamara, joven pero veterana titiritera proveniente de una histórica familia de titiiriteros de su país, nos deleitó con un número protagonizado por el Diablo, un personaje que por muy descreídas que sean las nuevas generaciones, nunca deja de tener gancho y aspectos de actualidad. Así lo demostró en su magnífica actuación con los títeres en la mano, jugando alegremente con el público.

El Diablo de Ostamila Teatro. Foto Manuel Silva

No podía faltar en estas Varietés de Barriga Verde del Titiriberia 2023, Borja Insua, de Títeres Alakrán, que se presentó con un número titulado Cómo cocinar a un fascista. En el sketch seguramente más histriónico y disparatado de la noche, Borja salió disfrazado de cocinero y armado de una gran olla donde iba a cocinar a su fascista. El bicho por cocinar resultó ser uno de sus títeres predilectos, el militar mandón y legionario que suele sacar en sus funciones de Barriga Verde. Tras dejarlo tieso con un cachiporrazo y meterlo en la cazuela, fue incorporando otros elementos para el cocido que nos había prometido. Ya no recuerdo sus ingredientes, pero creo que metió la bandera, un banquero, un guardia, una porra, quizás el Diablo, políticos de la mayoría de los partidos, y otros muchos componentes para alimentar al fascistoide estofado. Tras aderezarlo con mucha sal y pimienta, y probarlo con un cucharón, lo dio por bien cocinado. El público lo probó y aprobó a través de sus risas y aplausos finales.

Borja Insua en plena faena. Foto Manuel Silva

Y remató la noche el artista ventrílocuo llegado del País Vasco, Santi Ortega, con SOS, el personaje con el que suele salir acompañado en sus sesiones de desdoblamiento público. Demostró la increíble técnica que posee, pues Ortega es de estos ventrílocuos a los que no se les ve mover la boca o apenas. Provisto de un humor muy propio, SOS nos hizo reír y pensar, pues para esto están los muñecos que hablan, un alter ego de Santi que nos incita a desvelar nuestras peculiaridades ocultas. Un bonito final para unas Varietés con actores y muñecos.

Santi Ortega con su armónica atrompetada. Foto Manuel Silva

Santi Ortega con SOS. Foto Manuel Silva