(Los tres socios fundadores de Arbolé: Pablo Girón, Iñaki Juárez y Esteban Villarrocha Ardisa)

La cultura para el artista es un servicio,
para el Estado una obligación
y para el pueblo un derecho.
                 Esteban Villarrocha Ardisa

LO QUE APRENDÍ VIVIENDO

Cuatro décadas dedicados y empeñados en construir y vivir del oficio (Titiritero), cuatro décadas recorriendo caminos, parando en lugares alejados de nuestra sede actual en el Parque del Agua y compartiendo inquietudes con gentes de distinta lengua y muy diversas procedencias; pero siempre estando cerca y compartiendo los procesos de aprendizaje con las escuelas. Cuatro décadas dedicados al teatro de títeres, cuatro décadas creando una cosmogonía en torno a la educación, la cultura y los títeres, cuatro décadas constatando que la educación es el comienzo de la cultura y la cultura es la continuación de la educación, cuatro décadas trabajando para difundir la Cultura y lo mejor de todo es que aún aprendemos.

Este teatro de títeres siempre ha partido de la tradición para llegar a las vanguardias, siempre ha intentado investigar lo conocido para introducirse en lo desconocido. Nos hemos hecho mayores construyendo un oficio, pero siempre hemos procurado viajar ligeros de equipaje pero inquietos para comprender lo nuevo y lo antiguo. Nuestro lema es y será, mientras ejerzamos este oficio: viajar ligero para llegar compensado.

Retablo del Gran Teatro de Maese Pinocho.

Son muchas las historias contadas (53 espectáculos) y recibidas, muchos los espectadores que nos han visto, algunos nos conocen de cuando eran pequeños, y ahora, que volvemos a vernos, son abuelos y abuelas, padres y madres; multitud son ya las funciones realizadas en estos años (Son más de 8000 representaciones); y, ya se sabe, todo avance cuantitativo es un avance cualitativo, al menos, en eso confiamos, creemos y constatamos todos los días al comenzar la función. Lo que puedo asegurar es que todo lo aprendimos viviendo.

Teatro Arbolé ocupa hoy un lugar que transciende el ámbito aragonés, prueba de ello son las continuas giras por España y América Latina. Asimismo, el Teatro del Parque del Agua Luis Buñuel en Zaragoza (nuestra sede y sala de exhibición actual) es referente, no solo por sus programaciones para público familiar, también tienen un reconocimiento importante sus ciclos musicales y de Teatro para público adulto.

Su proyecto didáctico, la escuela a escena, es modelo para muchas compañías y su escuela de teatro para niños y niñas se consolida, como una verdadera escuela de espectadores. Mientras todo esto sucede seguimos publicando libros en papel, seguimos rodando el mundo y mantenemos la ilusión del primer día, aunque ahora somos más sabios y por lo tanto menos imprudentes.

En estos años hemos pasado de la ingenuidad ácrata de los inicios a la construcción tangible de un sueño. En este tiempo hay muchos días, meses, años, con momentos difíciles, y otros, con muchas satisfacciones, pero lo mejor y lo que nosotros más valoramos, quizá sean los miles de aplausos conseguidos, las miradas inquietantes y ávidas de sorpresa de los espectadores que acuden a nuestras representaciones. Esta es nuestra razón de ser.

Iñaki Juárez en la obra ‘Blancanieves’.

Conmemorar un aniversario es de alguna manera hacer recuento, mostrar lo aprendido y exhibir el viaje, eso es lo que pretendemos en este 2019. Consolidar nuestro proyecto y reafirmarnos en nuestro compromiso social exhibiendo lo aprendido, lo vivido con pasión, sin dejar de reconocer, como decía nuestro paisano Goya, que aún aprendo.

Sabemos que la historia es una herramienta de doble filo, pero nosotros somos y ejercemos de titiriteros y como decía Varey: Los títeres son un verdadero arte popular, y la historia de un arte popular está escrita en el fondo de la mente del pueblo y no en los libros de los eruditos.Por lo tanto, nuestras reflexiones no pretenden escribir ni hacer la historia.

Hacemos recuento, pero no para almacenarlo sino para que siga vivo en los escenarios de todo el mundo.

EL COMPROMISO

Lord Byron dejó escrito: “Quien no ama las marionetas no merece vivir”. Una frase extremada de un extremado poeta. Pero creemos que se queda corto con su afirmación. En realidad, quien no ama las marionetas no es que no merezca vivir; es que ya está muerto. Quien no se haya dejado seducir alguna vez por la ingenuidad del espectáculo titeril es que nunca ha tenido ilusión, nunca ha estado vivo.

Francisco Porras

El Teatro Arbolé en su 40 cumpleaños, quiere volver a renovar el compromiso que adquirió, desde su primera representación con el público al que ha tratado de ser fiel y del que ha recibido muchas satisfacciones, y del que todavía aprende. Renovar el compromiso es una obligación que nos permite seguir construyendo oficio. Compromiso que se reafirma en sus colecciones de libros para títeres y de autores de literatura dramática aragonesa, que hoy viajan por el mundo dejando memoria escrita del quehacer de los autores de teatro para niños y grandes. Compromiso que nos lleva a insistir y a creer que el Teatro es alimento necesario, porque creemos que el arte bien empleado, bien entendido, siempre es saludable.

Pablo Girón en ‘La Caperucita’.

En estos cuarenta años hemos estado en continua Campaña de Difusión Cultural, entendida como un compromiso que tiene un único y ambicioso objetivo, conseguir que el espectador sea feliz, al menos, mientras dure el espectáculo, y en su recuerdo se guarde ese momento único que se produce en la representación. En estos años el concepto de tiempo libre y ocio ha variado y vivimos una sociedad que concibe el ocio como entretenimiento y no como formación y uso cultural. Este devenir nos hace estar constantemente alerta a los cambios sociológicos y de consumo cultural y nos obliga a reafirmar éticamente nuestro compromiso con una sociedad que permita el acceso universal a la cultura.

Teatro Arbolé actualmente es un lugar de producción, exhibición (30 años programando), formación y documentación que lentamente, en el trascurso de estos cuarenta años, se ha convertido en referente del Teatro para niños y niñas en España y América Latina (especialmente del teatro de títeres), Teatro Arbolé es una institución referente que tiene un compromiso con la sociedad y que concibe su trabajo como un servicio público.

MIRAR ATRÁS PARA SEGUIR ADELANTE

Ya no debemos reescribir la leyenda de los títeres, aquellos andariegos de antaño que recorrían el mundo con la sandalia polvorienta de su propio pie. Ya apenas quedan carromatos con brujos, con pajes insólitos, con princesas cuyo rostro está enmarcado en una gran marcha oval de fresas machacadas. Ya apenas quedan aquellos canes que ladraban a la luna en las estrelladas noches de las aldeas y los pueblos, cuando una función se edificaba como un sortilegio inesperado a la intemperie. No obstante, los titiriteros no han muerto, cada vez son más, aunque como los monjes o los artistas clandestinos pertenecen al reino de los miniaturistas… Los titiriteros reducen el mundo, lo simplifican y lo tornan más asequible.

Antón Castro

Mirar hacia atrás, recordar las gentes, los personajes que han rodeado este maravilloso mundo del teatro de títeres. Sin olvidar a nadie, a ningún personaje, a ningún titiritero, músico, acróbata o payaso, tener presente el recorrido constante alrededor del mundo, recordar los lugares que nos enseñaron a viajar ligero para llegar compensado. Tras cuarenta años en los caminos sinuosos del Teatro queremos exponer lo que queda en la memoria, y esta habita, sin duda, en nuestro repertorio:

EL REPERTORIO

Una compañía estable de Teatro crea un repertorio que mantiene y renueva constantemente. Tener un repertorio, es trabajo difícil, porque es el repertorio lo que define a una compañía. En el repertorio está su vida, sus éxitos y sus fracasos, sus anhelos artísticos y su ideología. En el repertorio están las gentes que dejan su impronta, está la existencia del hecho artístico. En el repertorio están las anécdotas, los viajes, las ideas y los compromisos.

Azucena Roda, en ‘Veo Leo’.

El repertorio en el mundo del títere se crea no solo por las técnicas utilizadas (muchas y muy variadas), también por las personas que lo elaboran y lo hacen posible en el escenario. En algunos casos el repertorio se realiza para un personaje (es el caso de Pelegrín), en otras responde a necesidades vitales, ideológicas o educativas. Siempre está en constante movimiento, el repertorio crece y se trasforma. El repertorio es la tarjeta de visita de una compañía de teatro, es lo que llena la maleta, lo que nos mantiene vivos, lo que nos sirve para construir el oficio.

En nuestro caso el repertorio ha estado siempre (con algunas excepciones) dedicado a los niños y niñas; ha crecido a lo largo del tiempo llegando a ser amplio y diverso. Una vez leímos que la vida era corta pero ancha y a esta frase nos hemos agarrado para construir nuestro repertorio.

Son ya 53 las producciones realizadas por esta compañía y la mayoría de sus producciones siguen en repertorio. Construir para exhibir, exhibir para vivir, vivir para dejar memoria, este es el camino que tomó Arbolé hace 40 años y que mantiene vivo en sus actuaciones, programaciones y publicaciones. Es un bien muy valioso.