Del 14 al 20 de mayo 2018 – Memorial Juanjo Amoedo

Señora, perdón… ¿Me podría decir dónde está el Hotel Antolín?

Esa frase la repetí un par de veces cambiando el sujeto. Mi GPS no funcionaba, pero hace muchos milenios vivimos sin móviles y creo que igualmente conseguíamos llegar a nuestros destinos…. y no me quedaba otra opción que revivir aquellos tiempos.

Entre curvas sinuosas y hermosas casas, apareció ante mí, el mar. Azul profundo y tranquilo, casi como si se tratara de una cubierta de cristal con aquellos pequeños botes y barcas salpicados por aquí y por allá. También rompían el agua  algunas islas y  de fondo montañas verdes con ese aire a fin del mundo que se respiraba con cada bocanada de aire. Y en medio de este paraje, junto a la playa encontré mi primer destino: El Hotel Antolín. Punto de encuentro y de descanso, de comilonas tremendas y de anécdotas de tantos y tantos años de carreteras y aviones. Ahí estaban comiendo (aunque la excelente comida, sus cantidades y calidades darían para escribir un par de artículos más ) y sonriendo algunas de las compañías participantes en este “19 Festival Internacional de Títeres de Redondela” , memorial Juanjo Amoedo, que tuvo lugar del 14 al 20 de Mayo.  Después de algunos abrazos y encuentros, vino el último de esa sobremesa para ellos, atraso para mí. Era Luis Crespo, director de este impresionante festival y con quien ya había tenido la oportunidad de compartir algunos años atrás. Luís y la Asociación Xente Titiritira vienen realizando un trabajo extraordinario, haciendo crecer este mítico Festival de Títeres en el que muchos profesionales anhelan presentar sus trabajos. Y sí que ha crecido.

Actuación en la calle.

Era tarde, había que largarse de ahí, no sin antes recibir una acreditación, entradas personalizadas para los espectáculos, guías de la ciudad, mapas, chapas (esas que tanto me gustan)  y explicaciones detalladas sobre el programa y los horarios. Había mucho que aprender, pero no tuve tiempo ya que dentro de pocos minutos empezaba el primer espectáculo que iba a tener la fortuna de presenciar.

Al llegar al centro de Redondela, específicamente  al Auditorio da Xunqueira, me quedé “peinado pa´ atrás” como se dice en algunos países. Era jueves, día de las Letras Gallegas, fiesta, mucho sol y miles de personas pululando por los alrededores del teatro. Comiendo helados, tomando bebidas (algunas con grados), jugando con los niños, riendo, corriendo con los programas en la mano y decidiendo qué ver….. ¡Es que había mucho que ver! Las obras de sala eran una cosa, pero es que además había una programación de calle intensa, variada y espectacular. En la Praza do Concello, me encontré con dos escenarios debidamente cubiertos con sendas carpas, llenos de sillas y de gente, con más y más gente de pie, interesada como pocas veces he visto… y …, ¡¡Milagro!! ¡¡ Sin moverse de su sitio!!  Un poco más allá los viandantes se topaban con un mercadillo lleno de títeres, artesanías y buen rollo, y todo junto a un río lleno de patos y lisas que nadaban impertérritas por el caudal.

El submarino.

Quiero hacer hincapié en la posibilidad que este Festival (Sí, con mayúsculas) da a los titiriteros y artistas de presentar sus trabajos por la gorra. Tienen un cartel acreditativo y un espacio, y esto los integra a la programación oficial dando una oportunidad a nuevos talentos y a otros que a llevan muchas horas de asfalto y que aman la calle.

Tuve la posibilidad de presenciar los trabajos de mis compañeros, pero también tuve la fortuna de presentar dos espectáculos, uno personal, y otro como parte de una compañía. Esto no lo comento gratuitamente, sino que viví en carne propia esa parte que pocas personas ven y que es fundamental para el correcto funcionamiento de los espectáculos: la parte técnica. Quiero destacar la organización y la extraordinaria capacidad técnica del equipo que la Asociación Xente Titiriteira ha puesto a disposición de las compañías.  Esto es un punto de distinción que se agradece. Siempre dispuestos, colocando toda su profesionalidad y ayudándonos constantemente ante cualquier requerimiento. Rapidez y solvencia. Un aplauso.

Tanxarina

Y me senté en mi butaca. El teatro con una capacidad que rondaba los 300 espectadores estaba a rebozar. Había alaridos, chillidos y expresiones de alegría por todos lados, y es que veríamos una obra llena de solvencia y colorido. Se trataba de “A Galiña Azul”, de  “Tanxarina Títeres” formada por Eduardo Cunha “Tatán“ , Miguel Borines e Andrés Giráldez,  que además es la compañía fundadora de este festival. Tanxarina es una compañía que lleva muchos años de trabajo y eso se ve en esta interesante  obra que nos cuenta la historia de Lorenzo y su Gallina……una gallina azul.  ¡Oh! ¡Una gallina azul pululando por ahí l! Un alcalde desesperado por este ataque a la normas elementales de la naturaleza y que no cree en la diversidad se lleva mis carcajadas. El alcalde no podía ser otro que Tatán, y eso es un plus añadido. Esta historia tiene un mensaje profundo, de hecho, casi cruel; la persecución a los diferentes. Es algo que lamentablemente vemos día a día, y de los cuales muchos colectivos e individuos son víctimas, por lo cual no dejan de ser ellos esas “Gallinas Azules”.

En esta obra vemos a Lorenzo proteger a su gallina, intentando evitar al alcalde y sus secuaces, dos divertidísimos policías inocentones (por no decir tontos)  manipulados a la perfección y que se pasan la obra buscando a la Gallina. Como suelo hacer, no contaré mucho sobre la historia, pero siempre me gusta destacar algún momento concreto y en esta oportunidad no puedo evitar contar que lloré a carcajadas cuando el Alcalde da una conferencia de prensa en la televisión. Bravo.

Esta es una obra inteligente, viva, con un fondo colorido que representa el cielo y las nubes y que te lleva a aquellos dibujos animados de la Warner Bros que presentaban cielos limpios de un color intenso. Los actores vestidos de granjeros también manipulan y hacen de narradores además de cantar melodías pegajosas que redondean esta fantástica obra. Los títeres son funcionales y efectivos, expresivos y  visibles incluso a una distancia considerable, lo que se agradece infinitamente.  En fin, un gran espectáculo con 3 profesionales indiscutibles que han hecho tanto por los títeres en este país. Fue la mejor manera de comenzar mi periplo por este enorme Festival.

 Alex Mihailovski

Por la tarde salí entre la ingente cantidad de seres humanos y extraterrestres que  pululaban por las calles y me dirigí a la Praza do Consello. Y ahí estaba en el escenario Alex Mihailovski, con su popular y expresivo títere “Mr Barti”. Ya había disfrutado de este espectáculo en otros festivales pero cada vez voy descubriendo nuevos movimientos y detalles que me llevan a seguir maravillándome con este maravilloso títere manipulado con más de 40 hilos. Detrás de eso hay mucho curro y mucha investigación y dedicación y eso se aprecia en cada movimiento.

“Mr Barti” es un pianista clásico, pero que poco a poco se va transformando. Me parece una metáfora de aquellos que están encerrados en una burbuja siendo políticamente correctos y que de pronto descubren un filón por donde escapar. Pues yo vi ese escape por medio de la comedia, aunque esto sea una visión tan personal que casi no interesa. “Mr Barti”  tiene vida, tiene alma, tiene carácter, tiene algo que pocos consiguen en el escenario. Los párpados, los dedos, la boca, todo tiene vida en Mr Barti, y Alex lo conoce a la perfección. Sus movimientos son reales, aunque el títere en sí tenga poco de realismo. Nada de eso importa porque el títere es humanizado por medio de una conexión entre él y su manipulador. Importa mucho ver las caras de la gente (sobre todo los más cercanos) con la boca abierta y sus sonrisas listas sobre todo cuando vemos a “Mr Barti” ligando con una espectadora. Importa estar ahí durante 30 minutos en el cual no hay texto, sólo acción y de la buena. Debo recalcar que durante todo el espectáculo me distraía sólo una cosa: detrás mío había un carro con churros y el olor no me dejaba tranquilo.

El camino de vuelta al teatro lo hice comiendo churros. Ricos eh… sobre todo con azúcar y dependiendo de la dieta, con chocolate…. ricos. Ahora si acompañamos eso con un café, están mejores aún. Prometo hacer una crónica culinaria para la próxima.

Stephem Mottram

Ya satisfecho de churros y espectáculos me senté de nuevo en el auditorio para ver al fantástico Marionetista e Investigador de Reino Unido, Stephem Mottram.  Nos presentaba un trabajo lleno de delicadeza denominado “The Parachute” y un pequeño cuento llamado “Mira la pelota”. EL primero es un trabajo extraordinario hecho con luz negra y cinco delicadas pelotas que marcaban la cabeza, dos manos y dos pies. Trabajo del espectador era saber cual era cual y así completar el cuerpo humano y dibujar los movimientos. Claro que Stephen lo pone fácil. Él sabe cómo hacer las cosas porque es un manipulador experto, lleno de precisión y calidad, con movimientos que transmiten al objeto una emoción casi melancólica. Así pudimos ver un viaje. No diré cual, pero es un viaje de ida. Es un dejar partir. Vemos como nuestro personaje corre, como salta como coge un bebé en brazos, vemos mucho y a la vez muy poco. Imaginamos. ¡Qué bonito es imaginar! Me encanta cuando voy al teatro y tengo que pensar un poco. Cuando afuera se genera debate. Cuando no se entiende a la primera. Vamos, que está muy bien ir al teatro y que te den una obra ya masticada, pero también se agradece que el espectador trabaje un poco. Aunque no le guste.


Luego vino el turno de “Mira la pelota”, a mi entender un cuento poético de lo mejor que he visto. Una luz amarillenta y un personaje limpio, andrógino, que cambiaba de cara y de expresión. Es difícil incluso describir esta obra exquisita pero si pudiera generalizar, diría que había un personaje, una pelota, un movimiento deseado, frustración, y éxito. Porque después de tanto probar, viene el éxito.

Stephen es un titiritero como pocos, fuera de serie,  lleno de precisión y capacidad de trabajo, tanto que muchos espectadores pensaban que había 3 personas moviendo los objetos detrás del teatrillo. Pues no señores. Era una sola persona. Era Stephen Mottram.

Periferia Teatro

Al otro día tuve la oportunidad de ver la obra “Vuela Pluma”. Otra vez aforo completo. Otra vez una gran obra. Otra vez saqué al niño que llevo dentro. Otra vez me vi chillando  ¡“Aquí!” ¡“Allá”!, y otras cosas irreproducibles. Es que este trabajo de Periferia Teatro es sencillamente fantástico. Un teatro inteligente, bien hecho, preciso, con un contenido potente y con un concepto que muchos adultos añoramos: “Las Alas”. Las alas para volar, las alas para escapar, las alas de libertad, las alas de querer y no poder, las alas de la frustración, las alas de la decepción, las alas de la esperanza, y las alas del amor. De eso va este cuento precioso. En escena Mariso García e Iris Pascual, y en la parte técnica Juan Manuel Quiñonero. Un equipo extraordinario, acoplado a la perfección y con un bagaje de años de profesión que se hace evidente cuando se trata de defender una propuesta. Vuela Pluma nos cuenta la historia de Robin, un pájaro que habitaba una jaula. Una jaula en orden, con las necesidades evidentes cubiertas y las otras dispersas en cada ensoñación. Y Robin vuela y viaja, ya que se abren las puertas de su jaula. Es tiempo de conocer el mundo. La escenografía se movía, cambiaba, se transformaba en concordancia con el viaje de Robin y se hacía de manera inteligente. Claro, es un espectáculo inteligente que no en vano ganó El Premio TITIRIJAI al mejor espectáculo en Tolosa en 2015. En su viaje vemos personajes entrañables como las ranitas y la gran rana, el Salmón y el Espantapájaros, todos manipulados de manera excepcional, cobrando una vida fuera de serie. Aplausos para la construcción y escenografía de Alfredo Guillamón y Juan Manuel Quiñonero. Pero una gran construcción si no está bien manipulada, no sirve, y debo destacar el oficio de Mariso García e Iris Pascual generando vida por medio de sus movimientos y metiéndonos en la historia gracias a sus narraciones en directo y a esa simpatía que no se compra en las escuelas de teatro. Fantástico trabajo.


Por la noche en esa misma sala, fue el turno de la única función que “El Juego del Tiempo” hará por España en 2018. Por ser parte de ese proyecto, prefiero sólo agradecer a la organización y al público.

Arriba las Hu! Manos

Al otro día por la mañana tuve la oportunidad de ver al aire libre la obra “Un botón en mi cabeza”.  Aquí las Manos crean el primer títere. Este no es otro que Clott. Pero las dos manos son muy diferentes y hay una Mano verde malvada que parte en dos la cabeza de Clott ya que no quiere que esa cabeza cobre vida.  Desde ahí nuestro personaje aparece con un botón en la cabeza que lo hace ciertamente diferente. Ese botón tenía una función, como casi todo en nuestra vida. Esa función es la que descubriremos al final de esta obra de títeres de guante creada y representada por Laura Mac Laughlin de Argentina y Enrique Crohare de Chile. Ellos son el grupo Arriba las Hu! Manos, un dueto que recorre el mundo. Llevan ya meses de gira por Asia, África, y Europa presentando sus creaciones propias. Algo que valoramos en tiempos de copias y scanners.  Laura y Enrique saben lo que hacen por medio de la poesía y de la evidencia, en un juego de textos y sonidos que redondean una función entretenida para una audiencia agradecida e interesada hasta el final. ¿Se quitará ese botón de la cabeza? ¿Qué pasará? Vemos un juego de manos, de cabezas, metáforas y escenarios terrenales. Una buena manipulación y un concepto claro que se refuerza cuando al final ellos se presentan ante un público que aplaude y les piden enseñar sus manos. Precioso el momento donde los espectadores levantan las Hu! Manos y saludan a estos creadores que se despiden rumbo a un nuevo escenario que los espera.

Alauda Teatro

Por la tarde me tocó ver al simpático “Cristóbal Purchinela” de Alauda Teatro. Una compañía de larga trayectoria con base en Burgos, que nos mete de lleno en este pícaro y travieso mundo de Cristóbal. Como bien dicen, es pariente del Guignol francés, del Punch inglés, de Kasperl de Alemania, de Dom Roberto de Portugal, etc. He visto muchos alrededor del mundo, además de los mencionados anteriormente, y este “Cristóbal Purchinela” tenía un color especial. No sé si era el Factor X, o algo que no logro explicar.  Quizás era el turquesa de las columnas, o eran esos colores renacentistas, o era el color de la manipulación o el color de la música en vivo perfectamente ejecutada por Isabel Sobrino. Era un aire fresco, tremendamente efectivo y muy reconfortarte. Cristóbal hacía de las suyas gracias a una manipulación fantástica de Rafael Benito, que sabe lo que hace producto de su oficio, y eso se transmitía en cada movimiento a los que estábamos ahí. Ahí estaba este títere justiciero, el terror de lo establecido, y ahí estaba también el chuletón fantástico, la muerte, el pollo, los platos, y todos los elementos necesarios para entregarnos esta nueva generación del mítico Pulcinella. Ahí estaba también el espejo y Cristóbal y como un agregado plenamente integrado y necesario estaba la música en vivo de Isabel Sobrino. Impecable ejecución e impecable intromisión. Sin duda el sonido de sus cuerdas da una nueva dimensión a este trabajo. De juegos y música, de cuerdas y tambores, de platos y golpes de porra es esta versión interesantísima de Cristóbal Purchinela, un soplo de aire fresco a tanta repetición. El público lo agradeció. Oí comentarios positivos como espía entre medio de una audiencia entregada y eso como compañero de profesión siempre reconforta. Mis respetos a Isabel y Rafael.


Por la noche vino la reconocida obra de Jordi Bertrán, “Poemas Visuales”, a la cual no me voy a referir ya que me tocó también participar como invitado en esa función a teatro lleno. Si puedo decir algo sin que se note demasiado es “Gracias de nuevo”.


Al otro día a la hora de comida tuvimos una sorpresa. Una invitación a comer a un sitio fantástico:  EL Convento Vilavella. Ahí nos esperaba, a parte de un grupo tocando en vivo música gallega, muchas sonrisas, y un vino extraordinario. Empanadas de atún, tortilla…etc. Realmente un detalle digno de destacar. Son estos detallazos los que  demuestran preocupación, respeto y  entrega de Luís Crespo y su equipo hacia todos los invitados al Festival. De nuevo gracias.

Hugo Suárez

Después de descansar un par de minutos, me acerqué al Campo de Petanca, donde entre altos muros y un pequeño campo de césped estaba el escenario. Y ahí se presentó el increíble Hugo. Sí, el mismo. Hugo Suárez de Perú.  Uno de los más grandes exponentes del teatro de composición corporal. Él ama la calle, como me comentó mientras compartíamos el aperitivo, y eso se nota. Es su elemento, y ahí él hace y deshace. Sus títeres corporales son sencillamente fuera de serie. El manejo que Hugo tiene de su cuerpo, la disociación, y el vestuario sencillo y efectivo hacen de sus títeres las delicias de la audiencia.  Precioso el campo de petancas donde se instaló el escenario, con un césped cubierto de gente esperando ver a esté ya clásico en el mundo de los títeres y que aplaudía con ganas ante cada criatura creada con el cuerpo de Hugo. Quisiera hacer una infidencia. Todo esto sucedió después de una abundante comida en el Convento Vilavella. Sí que hay que controlar el cuerpo para hacer una función con el cuerpo después de aquello.  Su barriga descubierta y el ombligo a modo de boca sacaron carcajadas del público, pero sin duda mi favorito es aquella criatura que nace de una rodilla, una nariz de payaso y un sombrero. Toca la guitarra y divierte en cada movimiento perfectamente calculado. Hugo es mimo, y lo vemos en la introducción con más claridad, sobre todo cuando intenta empujar el sombrero. Pero Hugo es mucho más, es una sorpresa constante y es una tradición por sí mismo, reconocido a nivel mundial, y que gracias al FIT Redondela, pudimos apreciar en distancias cortas.

Títeres Etcétera

Y llegó el turno de Títeres Etcétera provenientes de Granada. La compañía fundada por Enrique Lanz nos trajo el broche perfecto para lo que es un Festival de Títeres. Era un espectáculo-conferencia-documental. Mezclaba algunos títeres muy realistas movidos magistralmente por Enrique y Carlos, que interrumpían a una magnifica Yanisbel Martínez, maestra de ceremonias y ama y señora del escenario. Permitidme destacar aquel hombre de las cavernas bañado por una tenue luz que recordaba aquellos juegos con el fuego y las sombras que seguramente provienen de los inicios de la historia del hombre. Esos inicios donde el hombre dibujaba en las cavernas aquellas cosas que veía. Por ahí podríamos encontrar del origen de los títeres, o quizás más adelante, o más atrás. Da igual. Lo que sostienen estos creadores es una tesis interesantísima y que atrapa a los espectadores y de la cual no voy a adelantar mucho.


Es un proyecto maravilloso, nacido de horas y horas y años y años de trabajo e investigación, que se centra en una serie de grabaciones hechas en videos. Pudimos ver en una gran pantalla, el trabajo de las grandes compañías que se dedican a los títeres tradicionales de diversos países. EL intento de Títeres Etcétera de rescatar estas tradiciones y abrirnos los ojos es sumamente loable. Así hicimos un recorrido extraordinario, viendo por ejemplo a los Títeres de agua de Vietnam, la colección de María Signorelli, el Karagoz turco de Cengiz Ozek, o la mítica compañía de Carlo Colla e Figli di Milano, entre otros. Nos quedó gusto a poco porque cada video era acompañado con la explicación certera de Yanisbel Martínez, y este gusto a poco, es realmente un punto a favor. Abrió el apetito de los espectadores a conocer más. Es como el maestro que hace una buena clase de historia. No la va a explicar toda en una clase, pero si lo hace bien, imprimirá en los alumnos el deseo de seguir investigando e interesarse por la materia. Esto no lo digo porque se me ocurrió, lo digo porque es la reacción que generó en el público, en los compañeros de profesión y en mí mismo. Este es un trabajo fundamental para todos y cada uno de los festivales de Títeres que se precien de tal. Debemos difundir sin duda este trabajo de Títeres Etcétera lleno de sacrifico, de disciplina y de entrega y donde podemos apreciar documentos fundamentales a la hora de conocer más sobre el arte de los títeres. Mis respetos a Yanisbel, Enrique y Carlos.


Y acabo.

Qué puedo decir de Luís Crespo y su equipo. Son gente extraordinaria que están en todo y que hacen que todo sea fácil para quienes participamos en esto. Ellos han hecho más grande este evento que ya era gigante. Infinitas gracias.

Me disculpo porque sólo he escrito sobre lo que he podido ver, pero no quiero dejar de destacar la programación que era muchísimo más amplia que estas escasas líneas. Hubo pasacalles, exposiciones, música en directo cada día, y hasta un submarino que partió de la lonja y llegó al centro de Redondela. Hubo amistad y compañerismo, hubo profesionalidad y entrega. Eso es todo, y ese todo el ejemplo de cómo se realiza un gran festival. Y así acabó, con todos cenando juntos en torno a una gran mesa, disfrutando de más exquisiteces, riendo, y brindando por una edición extraordinaria; la antesala perfecta para el próximo año donde este Festival celebrará sus 20 años. ¡¡ Salud!!

David Zuazola