(Marionetas de José Carlos Barros para la obra ‘Dom Quixote e Sancho Pança’, de António José da Silva ‘O Judeu’. Foto T.R.)

Ha sucedido algo curioso en el Museu da Marioneta de Lisboa: la retirada del importante fondo de la Colección Francisco Capelo que estaba depositada en el Museu, la mayor parte de cuyas piezas tenían que ser exhibidas según el contrato de cesión, ha significado una pérdida indiscutible. Pero a su vez, ha liberado un espacio precioso y largamente anhelado por el Museu, que necesitaba para exponer en él las piezas más valiosas de sus propios fondos. Y muy en especial, de los fondos de la marioneta portuguesa, de la que el Museu es tan rica depositaria.

Marionetas del Auto de Gil Vicente ‘A Barca do Inferno’, construidas por José Carlos Barros. Foto T.R.

Y esto es lo que ha sucedido recientemente. De pronto han aparecido en las vitrinas del Museu verdaderas joyas como son las marionetas de José Carlos Barros, pertenecientes a montajes fundamentales en la historia del teatro de títeres portugués: su versión del Don Quijote y Sancho Panza de Antonio José da Silva ‘O Judeu’ (marionetas construidas entre 1978 y 1985, y estrenada en la Fundación Gulbenkina en 1985), o las piezas del auto de Gil Vicente A Barca do Inferno (estrenado en 1986 en la sala pequeña del Teatro Nacional D.Maria II), o las piezas de Amor de Don Perlimplín  con Belisa en su Jardín, de Federico García Lorca (construidos durante la década de los 90).

Marionetas de ‘Amor de Don Perlimplín  con Belisa en su Jardín‘, de Federico García Lorca, construidas por José Carlos Barros. Foto T.R.

Igualmente, el decorado que hizo Barros con títeres de Ildeberto Gama a partir del Romance de la Raposa (estrenada en 1986 en la Fundación Gulbenkian), que se creía perdido y fue recuperado milagrosamente hace poco de su pérdida definitiva.

El tapiz con las cabezas de animales construidas por Ildeberto Gama para el ‘Romance de la Raposa’. Foto T.R.

De Ildeberto Gama se han expuesto también tres preciosas marionetas pertenecientes a la ópera bufa Guerras de Alecrim e Manjerona (construidas en el año 2000), de António José da Silva ‘O Judeu’.

Marionetas de Ildeberto Gama para la obra ‘Guerras de Alecrim e Manjerona’, de António José da Silva ‘O Judeu’. Foto T.R.

También hay novedades en el apartado internacional. Por ejemplo, un teatro de sombras realizado en Alemania del Este de los años 70, de una adaptación del cuento La Sombra, de Hans Christian Andersen, que yo había visto en las reservas del Museu y que ya me chocó entonces por la gracia y la complejidad de su factura y construcción, ha sido por fin puesto en el apartado de los teatros de sombras que se encuentra en la entrada del Museu.

Decorado para la obra ‘La Sombra’. Foto T.R.

Siluetas para la obra ‘La Sombra’. Foto T.R.

Sigue brillando el magnífico conjunto de títeres del maestro alemán de Halle Frieder Simon, unos títeres excepcionales hechos según la línea estética de la Bauhaus.

Títeres del maestro Frieder Simon, Halle, Alemania del Este. Foto T.R.

La sala dedicada a los teatros de títeres populares, como son los Robertos, se ha enriquecido con piezas del Punch and Judy inglés y del Guiñol lionés, que antes estaban en otro lugar, separados de sus primos hermanos europeos. De este modo, se presenta el Teatro Dom Roberto situado en su contexto europeo al cual pertenece.

Tíeteres del Punch and Judy. Foto T.R.

A destacar la que parece una buena solución para exponer la fantástica Procesión de Semana Santa del titiritero Manuel Rosado que nunca se supo cómo mostrarla, dado su volumen y el poco espacio de que dispone el Museu.

Procesión de Semana Santa de Robertos, títeres de Manuel Rosado. Foto T.R.

Por otra parte, la sala dedicada a las Marionetas de São Lorenzo e o Diablo, unas de las joyas de la exposición realizadas por la artista titiritera Helena Vaz, creadora del Museu junto con el compositor José Gil, sigue brillando con las piezas más destacadas y algunas nuevas que no había visto anteriormente.

Cabeza de San Juan Bautista, de Helena Vaz, para la obra ‘Salomé’. Foto T.R.

Más espacio para el Museu

Una buena noticia es la desaparición del restaurante que ocupaba la mitad del Claustro del Convento das Bernardas donde se ubica el Museu da marioneta. Y aunque la salida del restaurante está frenada por cuestiones legales de larga resolución, no cabe duda que, tarde o temprano, se recuperará este magnífico espacio. Ello permitirá engrandecer el Museu con nuevas salas, lo que facilitará el despliegue de una buena parte de sus ricos fondos.

El Claustro del Convento das Barnardas en 1992, antes de su restauración. Cerca de 100 familias habitaban en el lugar.
Archivo Fotográfico Municipal de Lisboa

El claustro después de la restauración. En la parte superior, siguen habitando todavía algunas pocas familias. Foto Museu