(Alicia Juárez en ‘Burbujas’. Foto T.R.)
Llegamos a la tercera crónica sobre la XXVI edición del Parque de las Marionetas, que tiene por costumbre desarrollarse en el Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza, durante las Fiestas del Pilar, en este año 2025 del día 9 hasta el 13 de octubre.
Y hablaremos en concreto de los siguientes espectáculos: Burbuja, de Títeres sin Cabeza; En un lugar de la Granja, de Arte Fusión Títeres; Don Bártulos, de Civi Civiac; y de La Gota Aventurera, de Teatro Arbolé.
Burbuja, de Títeres sin Cabeza
Fue un placer ver este trabajo de Alicia Juárez, cuyas primeras imágenes había visto en una edición anterior del Parque de las Marionetas cuando estaba aún en su fase inicial, una obra que ahora ya circula por los escenarios de la ciudad con mucho éxito según pude saber.

Foto compañía
Con idea de Alicia Juárez y dirección de la misma actriz junto a Fernando Martínez de Vega, quien firma a su vez la iluminación, el espectáculo, aunque está dirigido a niños muy pequeños, en realidad consigue seducir a todos los públicos, por una simple razón: el hallazgo de una poderosa imagen visual que centra y monopoliza toda la acción, y que cumple con funciones muy distintas, todas indispensables. Es púlpito para la actriz, es vestuario hermoso y mayestático que nos traslada a un mundo de mujeres poderosas y maternales, y a su vez es retablo y escenografía que cobija en su interior otros espacios ocultos pero que los espectadores pueden ver. Estos espacios nos ofrecen dimensiones distintas de la actriz y de la historia de un barco que navega por los anchos mares, pero también por los mundos imaginarios del personaje y del espectador.

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La interpretación se sostiene musicalmente con varias canciones, que Alicia Juárez entona con mucha gracia y afinación, de modo que la obra transita sin problemas y a buen ritmo, sin grandes complicaciones de cambios de escenario ni otros dilemas técnicos.
No es de extrañar que la obra haya tenido éxito en los circuitos aragoneses y que guste a todos los públicos, algo que siempre se agradece en los espectáculos para niños.
En un lugar de la Granja, de Arte Fusión Títeres
Fue todo un lujo poder ver en Zaragoza a esta histórica compañía de Madrid fundada en 1992 por Claudia Massotto y Roberto Pellizzetti, dos veteranos titiriteros oriundos de La Argentina que han recibido numerosos premios a lo largo de su carrera artística.

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Presentaron en la carpa Cabeza Pensante En un lugar de la Granja. Dice el programa de mano del espectáculo:
Colorada y Cocorita, las gallinas más presumidas del gallinero estaban muy alteradas por que habían puesto un montón de huevos. Cocorita se puso a contarlos en seguida, uno, dos, tres… hasta once. Luego llegó el turno de Colorada; ¡Uno, dos, tres… ¡pero solo hay diez! Eran muchos huevecitos, pero no alegró mucho a don Gallo, el jefe del corral, que quería hacer un partido de futbol con todos los pollitos. Mientras las gallinitas estaban ocupadas con sus preparativos para el nacimiento de los pollitos apareció el Lobo que quería gastar una broma pesada a todo el mundo. Contó otra vez todos los huevos… y como vio que a Colorada le faltaba uno para el equipo de fútbol le puso un huevo trucado para tender una trampa a todos.

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Con un estilo de las marionetas muy personal, con mucho colorido y usando el cuerpo del manipulador como parte oculta del muñeco, los dos titiriteros actuantes van contando esta historia que busca crear una conciencia dialogante y positiva en los espectadores. Interesante este modo de crear con el cuerpo del titiritero y las marionetas que maneja una especie de retablo, que de algún modo se desgaja del que ocupa el centro del escenario y que constituye la parte central del gallinero. Esta multiplicación de espacios permite que todo el escenario se convierta en lugar de actuación para los personajes, ampliando así su radio de acción.
El público siguió con atención y entusiasmo el desarrollo de una historia con propósitos tan benéficos.
Don Bártulos, de Civi Civiac
Hace años que voy siguiendo la intensa y siempre interesante labor teatral de Ismael Civiac y su compañía de magia, que suele presentarse en el Parque de las Marionetas actuando en su propia carpa o pequeño circo de madera que montan para la semana del Pilar en el Parque Grande José Antonio Labordeta. Siempre con espectáculos diferentes, pensados para las dimensiones del lugar y el tiempo limitado de las funciones, con pases de unos veinte minutos cada uno.

Ismael Civiac y Toni Vilchez, en la Carpa Mágica. Foto T.R.
Y la verdad es que Civi Civiac llena todas las sesiones, por lo que pueden colgar en cada pase aquel deseado letrerito que los teatreros tanto amamos: ‘Entradas agotadas’.
En esta ocasión, con su actual mano derecha, el veterano actor catalán Toni Vilchez, Ismael Civiac presentó el espectáculo Don Bártulos, o más bien, un retazo de este, pues la obra nació con vocación internacional como teatro de calle y de objetos.
No por nada la compañía buscó la dirección de Adrián Schvarzstein, uno de los directores de escena más impactantes y versátiles de los que habitan en nuestro país, en Barcelona concretamente. Adrián se prodiga por todo el mundo dirigiendo tanto espectáculos de circo, de títeres o de actores, como de ópera, danza y grandes eventos. Y por supuesto de magia, como ha sido el caso con Civi Civiac.

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Ismael y Adrián crearon para ello una comedia protagonizada por un vendedor ambulante que recorre los caminos en un carromato del que cuelgan todo tipo de bártulos y cachivaches para ser vendidos, todo barato barato, como reza con insistencia el megáfono de la parada.
Chismes que la mayoría tienen doble contenido: el propio del trapero ambulante que es Don Bártulos, y el de ser un objeto mágico, que se transforma, sirve o da pie a algún tipo de magia ilusionista. Pues de eso va la obra: comedia de personajes y espectáculo de magia que se disfraza de teatro.

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En el Parque de las Marionetas vimos solo un esbozo del montaje, a modo de cata que sin embargo dejó a todos los espectadores fascinados y encantados, y por ello mismo con ganas de más, por lo que esperamos con ansias poder gozar de la obra entera con todos sus bártulos y su viejo carromato en acción.
La Gota Aventurera, de Teatro Arbolé
Salió muy airosa Julia Juárez, del Teatro Arbolé, del inmenso reto que fue defender sola en el escenario grande al aire libre del Parque de las Marionetas, la obra La Gota Aventurera. Reto grande por la complejidad del argumento y la simplicidad inicial de la escenografía, que obligaba a la actriz a trasladar la acción y los paisajes de semejante aventura en la imaginación de los espectadores.

Julia Álvarez en plena actuación. Foto T.R.
Para entender bien esta complejidad, recurrimos al programa de mano de la obra donde se dice:
El de esta gota no es un viaje, son dos. Por un lado, el viaje físico y natural del propio ciclo del agua, sus diversos estados, su utilidad, su necesidad, su camino, su existencia como vapor en las nubes, su caída en forma de lluvia, su paso por los ríos y su llegada al mar. En resumen, todos esos procesos naturales que rodean el viaje sin fin de una gotita de agua.
Por otro lado, este viaje, es también un viaje poético. La nuestra no es una gota cualquiera, es una lágrima, por tanto, una gotita que surge de la emoción, que viene directamente del corazón. Una gotita tan especial no se conforma y revoluciona a todos los personajes con los que se encuentra.

Foto T.R.
Reto interpretativo al que Julia se enfrentó con pasión y energía inusitadas, pues no es nada fácil expresar con la voz y el gesto, más una escenografía de piezas grandes, esta doble vertiente del elemento líquido en su doble reducción de gota/lágrima. Lo consiguió Julia venciendo la dispersión propia de un escenario al aire libre, y sin el apoyo de las luces que tanto ayudan para crear ilusiones de realidad y hacer visible lo invisible.

Foto compañía
Un trabajo que mostró las enormes capacidades de esta actriz titiritera de Arbolé. Brilló todavía más su actuación cuando fue desplegando los diferentes personajes tanto alegóricos como animales: el viento, las nubes, y en su viaje por el océano, algunos de los animales marinos con los que se encontró: la ballena, la tortuga… Y lo hizo Julia sin la ayuda de las luces, pues al ser la función al aire libre, estas prácticamente no ejercían más función que la de una luz general. Unas luces que en un espacio cerrado deben ser un gran apoyo visual.
Los espectadores, fascinados e impresionados por la labor de la actriz, la arroparon con calurosos aplausos y parabienes.