(Imagen de ‘La Gallina de los Huevos de Oro’, de Zum Zum Teatre. Foto compañía)
Continuamos con nuestras crónicas de la XXVI edición del Parque de las Marionetas que se desarrolla en el Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza, durante las Fiestas del Pilar, concretamente del 9 al 13 de octubre de 2025.
Hablaremos de los siguientes títulos: La Gallina de los Huevos de Oro, de Zum Zum Teatre; Periplo Varieté, de Periplo Marionetas; La Ratita Presumida, de Tropos Teatro; y Un carro de cuentos, de La Guilla.
La Gallina de los Huevos de Oro, de Zum Zum Teatre
Se presentó en el escenario grande al aire libre del Parque de las Marionetas la obra La Gallina de los Huevos de Oro, una creación de esta reconocida compañía leridana que dirige Ramon Molins, y a los cinco minutos ya tenía al público en el bolsillo, gracias a una interpretación impecable, contenida, rica en matices y en cambios súbitos de personajes de los dos actores que defendieron la pieza: Ares Piqué y Albert García.

Foto compañía
Da gusto ver espectáculos así, que gozan de una dirección clara y concisa, en la que parece no sobrar ni faltar nada, provista de un ritmo que no decae, pero tampoco se precipita, con canciones que nunca chirrían por ninguna parte y que conservan el mejor espíritu del music hall de toda la vida dirigido a un público familiar, que no infantil, pues acaba seduciendo a grandes y pequeños.
La tremenda historia de la Gallina de los Huevos de Oro aparece ante nuestros ojos con toda su crudeza. Una historia que nos habla de la codicia humana y del poder destructor del dinero, incluso en personas de reconocida rectitud moral. Una rectitud que acaba flaqueando cuando el maldito parné saca sus tentáculos para hacerse con la víctima de turno. Zum Zum no barniza ninguno de los extremos que caracterizan a los personajes, y deja que la ambición y la avidez lleguen a los absurdos más elevados en los que suelen instalarse estos valores hoy en día en alza.

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El público quedó deslumbrado por el magnífico quehacer de los actores, provistos de unas exigencias de calidad interpretativa que no suelen verse en los escenarios del teatro para niños, donde a veces parece que todo vale para entretener a los peques, atrapados en las redes baratas del espectáculo.
Una gozada de espectáculo que el público zaragozano supo apreciar con fervorosos y sinceros aplausos. No es de extrañar que recibiera el premio al mejor espectáculo del Festival.
Periplo Varieté, de Periplo Marionetas
Sorprendió la calidad de las marionetas de esta compañía de Madrid, constituida por Diana Romero (Madrid, España) y Andrés Maturana (Valparaíso, Chile), ambos diseñadores, constructores y manipuladores de títeres e historias, como les gusta definirse.
El espectáculo Periplo Varietés, como indica su mismo título, presenta una sucesión de números o varietés de marionetas, todas ellos diferentes, con un denominador común: el hilo como técnica de manipulación de los muñecos. Es decir, una especie de cabaret de marionetas con los siguientes números:

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Un provocador pianista, Jack; Los clásicos del Rock, Rolling Puppets; una aprendiz patinadora, Blonde; Un gato acróbata, Mr. Cat; La Araña Luc e Indiana; Freddie, de Puppet Queen y un despistado pájaro que pasaba por allí…
Así se anuncia en su programa, aunque el tiempo de los espectáculos que se presentan en las carpas o barracas del Parque no puede superar los 20 minutos, motivo por el que no salen siempre todos ellos, sino que la compañía distribuyó los diferentes números en sus múltiples sesiones.

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Se percibe la larga experiencia que ambos titiriteros tienen con la marioneta de hilo, los muchos kilómetros que sus muñecos deben haber recorrido actuando en calle, plazas o en teatros. Así lo denota la seguridad en el manejo de los controles y el exquisito movimiento que perfila cada personaje.
Un trabajo muy bien realizado por unos artistas que saben lo que tienen entre manos. Así lo apreció el público con sus visibles demostraciones de agrado.
La Ratita Presumida, de Tropos Teatro
La veterana compañía de Madrid Tropos Teatro, que dirige Guillermo Gil, presentó en la carpa Bagdad su espectáculo La Ratita Presumida, interpretada por él mismo y por la gran animadora de muñecos Esther de Andrea. Dos titiriteros de larga experiencia que saben controlar muy bien la gestualidad y las voces, magníficamente adaptadas estas a los tres personajes principales de la obra: la ratita Martina, el ratón Martín y el señor Don Gato.

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Ser presumida se paga, sobre todo si eres una ratita y el pretendiente es un gato con mucha hambre y al que le gusta cocinar con grandes cacerolas… Las ilusiones y unos cuantos gramos de codicia y de ambiciones sociales suelen confundir a los que no saben discernir entre lo bueno y lo malo, o mejor, entre lo afín y lo contrario dañoso. Así le ocurre a Martina, dejándose hechizar por los bigotes y el hablar arrogante y altanero de Don Gato.

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Con canciones y una divertida puesta en escena trufada de persecuciones, con una acertada utilización del espacio, Esther y Guillermo consiguen dar vida y arrastrar a grandes y pequeños en las peripecias de los tres personajes, poniendo el conocido cuento al alcance de todos.
Un divertimento fresco y bien realizado que complació a todos los que llenábamos la carpa Bagdad del Parque de las Marionetas.
Un carro de cuentos, de La Guilla
No conocía a esta compañía catalana constituida en 2011 por Pere Farran y Meritxell Morera, y fue un gusto ver uno de sus trabajos de más éxito, el del Carro de los Cuentos. Claro que solo vimos una parte de este, dado la limitación de tiempo que imponen las carpas. Pero, aun así, los espectadores pudimos apreciar la originalidad del planteamiento y el buen hacer de los dos actores titiriteros.

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Pues el Carro de los Cuentos es, efectivamente, un carro que ambos cómicos llevan por las geografías del mundo para contar los cuentos que lleva dentro. Un carro muy seductor, lleno de recovecos misteriosos donde se esconden personajes, historias, aventuras, que los dos supuestos vendedores ambulantes nos van explicando, mientras viajan de pueblo en pueblo.
Un trabajo basado en el buen hacer actoral de ambos cómicos, que ellos combinan con los títeres, objetos varios, máscaras, sombras y otras figuras y recursos para representar los historias que llevan a cuestas. Pues todo vale para explicar un cuento.

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La Guilla transmite una energía que parece surgida de los cómicos de la legua de toda la vida, con una actuación que va del clown al cuentacuentos y al teatro de títeres, entendido en su acepción más amplia y generosa. Esta energía es la que viaja en el carro y se derrama sobre el público que se acerca a él para curiosear los cajones y pequeños armarios empotrados, así como los objetos que penden un poco por todas partes. Aunque lo viéramos en un lugar cerrado, todos comprendimos su significado y nos dejamos poseer por esta fantasía que rezuman los cuentos, cuando están sustentados por bases sólidas.
Así lo percibimos los que asistimos a una de sus representaciones en el Parque de las Marionetas.