(Carlota Blanc en escena. Foto compañía)
El Teatro La Puntual de Barcelona, que acaba de celebrar su veinte aniversario con una gran fiesta en la plaza donde nació y se halla el teatro (ver aquí), inició este fin de semana el 20º Festival Internacional de Putxinel·lis con una programación que trae espectáculos de Portugal, Inglaterra, Andalucía y el estreno mundial de la nueva producción del teatro, Loop, con Eugenio Navarro de titiritero solista y Pablo Ariel como dramaturgo y director de escena.

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El rico programa se inició con El Fado de Ulises, de la compañía Rodopio d’Ideias, llegada de las Azores, título que centra esta primera crónica del Festival.
El Fado de Ulises
Una primera advertencia: no se crean que el título es un ardid publicitario para atraer al público usando la palabra Fado, que suele encandilar a la gente. En absoluto, la obra que se ha podido ver este fin de semana en La Puntual es, además de un espectáculo de títeres, un verdadero recital de Fados, cantados por la titiritera solista de la obra, Carlota Blanc, que demostró ser con creces dos cosas a la vez: una titiritera simpar, provista de una gestualidad y de un juego de voces impresionantes, y una cantante de fados de verdad y de gran calidad. Ha contado para el espectáculo con el acompañamiento sonoro grabado de Francisco Zanatti en la guitarra portuguesa y de Luís Roquett en la viola de Fado.

Foto compañía
Esto ya nos da pistas para entender que la Odisea, que es la historia que la compañía nos ofrece, se nos desvele con lujo de detalles a través de las letras cantadas por Carlota Blanc, con una maestría tal que vamos pasando de fado en fado por las sucesivas aventuras de Ulises, en una perfecta conjunción de las imágenes creadas por títeres, objetos y pequeños decorados.
Un reto mayúsculo, que solo puede plantearse si se cuenta con la intérprete capaz de realizar semejante proeza. Pero cuidado, una historia como La Odisea, cuyos capítulos se alargan por el inmenso mar de la Mitología Griega, para ser contada para un público infantil y familiar (niños a partir de 8 años) requiere de una exquisita mirada teatral de síntesis, que sepa además combinar el lenguaje del títere, con la voz y el gesto de la actriz, más las letras de las canciones. Una hazaña dramatúrgica que el autor y director de la obra, Claudio Hochman, ha puesto en pie, aplicando toda su experiencia en el teatro, tras haber dirigido numerosos espectáculos de teatro musical y de actores, y otro tanto con compañías de títeres además de sus propias producciones en este campo.

Foto compañía
Hochman ha destilado todo ese saber dramatúrgico para crear una pieza singular, pensada para la única intérprete capaz de juntar tantas facetas expresivas en una. El resultado es de una enorme exquisitez y debo decir que llegó a emocionarme. Es posible que mis reminiscencias portuguesas hayan influido en ello, no lo niego, pero una vez más pude apreciar el refinamiento de la cultura de nuestro país vecino, cuando esta nos llega a través de sus manifestaciones más elegantes y distinguidas, que el Fado, en su ceremonial que junta vida y sentimiento con saudade y lejanía, dispara hacia cotas de gran altura.
Importa destacar el uso de lo que podríamos llamar la ‘pincelada dramatúrgica’ con la que Claudio Hochman sintetiza los capítulos citados de la Odisea, lo bastante explícitos para que el público, que supuestamente ya conoce la historia, pueda identificarlos sin detenerse en los laberínticos vericuetos mitológicos que el relato homérico nos desvela. Unas pinceladas que constituyen la base del lenguaje empleado por el autor, sin la cual hubiera sido imposible enfrentarse al reto que las aventuras de Odiseo plantean. Entenderemos también lo importante de este recurso expresivo si tenemos en cuenta que la Síntesis es una de las características principales del lenguaje de los títeres.
La calidad del texto, con sus rimas y ritmos internos, muy cuidados para poderlos encajar en las músicas de fado escogidas, es otro elemento importante de la obra. Una riqueza imprescindible cuando se ha optado por esta economía radical en la exposición de los contenidos.
Juntar la música del Fado con la historia de Ulises tiene una significación local de hondo calado, si tenemos en cuenta que uno de los mitos fundadores de Lisboa, cuna del Fado, es la llegada de Ulises a la ciudad en su viaje a Ítaca. Una leyenda que recoge el poeta Fernando Pessoa en su poema Ulysses, que aparece en Mensagem, el único libro publicado en vida por el poeta. Un texto maravilloso que define el Mito con quirúrgica exactitud.
Lástima que El Fado de Ulises haya estado solo un fin de semana en Barcelona. Pero, aun así, debemos agradecer a La Puntual habernos regalado estos momentos de puro lujo y goce. Si todavía están a tiempo, no se pierdan la última función de domingo por la tarde. Se regocijarán con algo que les va a sobrepasar y que pocas veces vemos en nuestros escenarios.