Pedro Valdés Piña con Pelusín. Foto fondo Esteban Villarrocha
ADIOS A UN GENEROSO TITIRITERO CUBANO
Ha fallecido en su querida Cuba el titiritero Pedro Valdés Piña, amigo y entrañable profesional del arte de los títeres. Fue uno de los responsables, junto a Freddy Artiles, Armando Morales y Sahimell Cordero, del rescate de Pelusín del Monte, títere nacional cubano, en los años 90 del S XX.
Acuando en La Habana. Foto fondo Esteban Villarrocha
Fue el primero que mencionó la palabra linaje para hablar de los Camejo y Carril, creadores del universo titiritero cubano desde el Guiñol Nacional de La Habana. Pedro siempre fue consciente del valor de la historia titeril cubana y de la del mundo. Carucha Camejo lo recordaba como un niño que iba a las representaciones del guiñol nacional con sus amiguitos y títeres hechos por ellos para que los vieran trabajar y les dijeran si estaba bien o mal.
Con Armando Mortales y Fredy Artelis entre otros. Foto fondo Esteban Villarrocha
Pedro fue un titiritero apasionado, curioso y generoso. Había que verlo con su porte elegante de galán de cine dando miles de consejos para los jóvenes y con una ternura singular hablando del oficio. Quienes lo disfrutamos en sus espectáculos JUEGOS TITIRITESCOS DE CUBA o en RECUERDOS DE MI INFANCIA, sabemos de qué hablamos. Pedro era un juglar contemporáneo que hablaba de pasado en poesía, de canciones y de títeres con fervor y apasionadamente. Su modestia no le permitió hablar dónde otros lo cuentan todo.
Con Dora Alonso, creadora de Pelusin también en la foto. Foto fondo Esteban Villarrocha
Pedro estudió con Serguei Obratszov en Moscú, le dio la vuelta a medio mundo, fue el primer presidente de Unima Cuba y miembro de su comité ejecutivo internacional. La famosa canción de Teresita Fernández TITIRITERO, fue escrita inspirada en él.
Dirigió y escribió versiones teatrales para otros grupos, sin abandonar nunca su Teatro de Muñecos Okantomi (que en lengua yoruba significa: con todo mi corazón). Siempre niño, jugando con sus muñecos, amante de los animales, integró a su perro en uno de sus espectáculos. Admiraba fanáticamente el arte de Massiel con la que estuvo en Moscú y de Joselito.
En plena actuación. Foto fondo Esteban Villarrocha
Vivía en su torre de la calle Centro Habana, en comunión con el cielo, admirando la belleza de la vida y compartiendo su oficio con generosidad y empatía con todo aquel que se acercaba hasta su casa en su querida Habana. Junto a Fredy Artiles, Armando Morales y mi admirado Rene Fernández Santana, viví momentos inolvidables que me acercaron al arte titiritero de Cuba, esa isla peculiar que encierra una pasión por la cultura desmesurada y desbordante. Pedro Valdés Piña siempre con todo mi corazón.