(Imagen de Quijote, de Bambalina Teatre Practicable)

Continuamos con el Festitíteres 2021, el Festival Internacional de Títeres de Alicante, que este año alcanzó su 34ª edición. Y lo haremos hablando de los siguientes espectáculos: Crazy Mozart, de la compañía argentino-francesa Mundo Crostini; Quijote, de Bambalina Teatre Practicable; y Alicia, de Coloradas, de Mallorca.

Igualmente hablaremos del Premio del Jurado Infantil, del homenaje recibido por el director del Festival, Ángel Casado, que anunció su jubilación, y de la conferencia que realizó quien suscribe estas líneas sobre el Estudio del Sector del Teatro de Títeres, Visual y de Objetos llamado Títeredata.

Crazy Mozart, de Mundo Crostini

Encandiló al público de Alicante los dos trabajos que presentaron los cómicos de la compañía argentino-francesa Mundo Crostini, Sebastián Marcelo Guz, alias Niño Costrini, y Santiago Blomberg. Este cronista solo pudo ver el primero de los espectáculos presentados en Las Cigarreras, el titulado Crazy Mozart, en el que participan ambos actores, mientras que el segundo, titulado Humanus Cómicus, es un trabajo solista de Sebastián Marcelo Guz.

Sin ser un espectáculo titiritero al uso, la obra dio plena satisfacción al público del Festival, de modo que incluso el Jurado Infantil les otorgó su codiciado premio. En efecto, nos encontramos ante un tipo de espectáculo que, desde la base del clown, la música y los juegos malabares circenses, entra de lleno en lo que podemos llamar el teatro visual y de objetos, en una increíble y maravillosa vorágine de mezcla de géneros y disciplinas en la que la música adquiere el rol de eje vertebral del espectáculo, con la presencia de un piano a cuyo alrededor gira una buena parte de la acción.

Ya de entrada, el registro de ambos actores lo podríamos llamar de ‘altamente marionetizado’, como dirían los franceses, que gustan mucho de este vocablo: con un uso casi onomatopéyico de las palabras, una gestualidad muy codificada que se acercaría a la de los títeres, y en ocasiones al teatro de autómatas, con una situación típica de concierto con el pianista ejerciendo de payaso serio, y un ayudante que casi destroza todo lo que toca pero que se reserva para sí algunos de los números de más virtuosismo, la obra es una constante caja de sorpresas que deja al público asombrado y admirado a la par.

Números de malabar con globos, maletas, pelotitas de ping-pong, o pelotas que rebotan sobre unos tambores marcando el ritmo de la música, ‘lo más difícil todavía’ se aplica con una maestría y un oficio de los que requieren disciplinas diarias y tenaces, pero siempre alrededor de la música.

Las altas dosis de simpatía de los dos Crostinis, la perfecta sincronización de los números y su descarada granujería, hace que se pongan el público en el bolsillo. Los aplausos y el merecido premio de los niños así lo confirmaron.

Quijote, de Bambalina Teatre Practicable

Fue un placer volver a ver esta obra considerada ya un clásico de Bambalina, que se estrenó hace más de treinta años y que ahora regresa con la nueva generación de actores de la compañía, concretamente de la mano de Pau Gregori y Jorge Valle, dos de los jóvenes actores de la plantilla habitual de Bambalina, que conocen al dedillo cómo interactuar con los títeres.

Quijote fue ideada (guión y espacio escénico) por Jaume Policarpo y dirigida en su día por Carles Alfaro, con música original de Joan Cerveró. Ya entonces, la obra fue un éxito y giró por todo el mundo, dándose la paradoja de que una obra basada en la gran novela de Cervantes, era puesta en escena sin palabras, solo con sonidos onomatopéyicos o puntuaciones rítmicas vocales sin significado conceptual. Un reto inmenso del que los autores del proyecto salieron victoriosos.

Pero creo que algo ha cambiado en esta nueva versión acabada de estrenar. En los últimos años, Policarpo ha emprendido la tarea de poner en escena a clásicos tan tremendos como La Celestina, Hamlet o Edipo, los tres últimos títulos de la compañía. Y lo ha hecho sin huir de la palabra sino enfrentándose a un reto creo que aún más difícil de resolver: buscar la síntesis de obras esenciales de la historia de la cultura desde esta conjunción casi alquímica entre la palabra y la efigie, el actor y el muñeco, entre el rostro vivo y la máscara, entre lo expresivo y la subjetividad psicológica del actor, y la distanciación objetiva del rostro que no cambia. Un trabajo de estilo que requiere actores de una calidad especial, sensibles a esta otredad lejana y misteriosa del títere, capaces de dialogar con ella, de ser uno siendo dos, y viceversa.

Viendo a Quijote por segunda vez, no he podido dejar de ver en superposición las tres obras antes mencionadas, y muy especialmente la última, Edipo, en la que el carácter hierático de la máscara/títere sobresale todavía más por el carácter de ritual mítico de la tragedia de Sófocles. También en Quijote esta dualidad entre la persona y el mito aparece en todo su esplendor y en su justo punto medio, universalizando el drama cervantino y situando a sus personajes por encima de la psicología y de las miserias humanas. Estas están ahí, presentes como una resonancia que humaniza las figuras eternas de unos personajes al que su autor ha convertido en inmortales.

También me ha subyugado el uso tan medido y refinado del ritual que empieza y cierra la obra, y que enlaza perfectamente con esta idea de hacer un teatro humano y no humano a la vez. Aquí, las ocurrencias dramatúrgicas de las vanguardias titiriteras del siglo XX, con las teorizaciones sobre la Supermarioneta y la mitificación de lo objetivo, lo mecánico y lo hierático, hartos como estaban del drama burgués, creo que encuentran una respuesta en este tipo de teatro en el que el actor se convierte en ‘resonancia humana’ de la efigie, y viceversa, lo eterno de la efigie se convierte en ‘resonancia mítica’ del actor. ¿No era acaso eso lo que buscaban determinadas vanguardias que marionetizaban a los actores, como las obras de Francisco Nieva, o del mismo artista, pintor y dramaturgo portugués Almeida Negreiros, con su obra Antes de començar, o de las últimas obras teatrales de Federico García Lorca, con sus actores-maniquís…?

Visto desde esta perspectiva, Quijote se suma a los tres otros clásicos citados de Bambalina, La Celestina, Hamlet y Edipo, creando un magnífico despliegue de una labor dramatúrgica, la emprendida hace 40 años por Jaume Policarpo, que se adentra en lo que podría ser un teatro del futuro.

Alicia, de Coloradas

La obra Alicia, de la compañía Coloradas, de Mallorca, se presentó en la Librería Pynchon de Alicante, un hermoso espacio que hace las veces de cómodo café, con patio exterior, más otro espacio interior para presentaciones, talleres, y, por supuesto, la propia librería que parece estar muy bien dotada.

Se trata de un trabajo creado y ejecutado por Blanca Alonso, artista plástica que hace tiempo está investigando las posibilidades de combinar la ilustración, diversos juegos tecnológicos de proyección dinámica de imágenes y el teatro de sombras, con la colaboración del técnico y programador informático Giacomo Bertoldi.

No sabía que era en realidad una primera presentación de la obra en público a cargo de Blanca Alonso -anteriormente lo había interpretado una actriz de Mallorca-, de modo que había que considerar la obra como un ensayo frente a un público informal, como el que en efecto estaba reunido en la salita de la Librería Pynchon: un grupo de niños de todas las edades y sus padres sentados a su alrededor.

En este sentido, la obra mostró su enorme potencial, sobre todo si se sigue desarrollando la temática del ‘otro lado del Espejo’ propia de Alicia, una temática tan titiritera y a la vez tan estimulante para la imaginación de los espectadores. Los apuntes tecnológicos que desplegó Blanca Alonso igualmente están en una buenísima dirección, una vez se hayan perfilado sus límites y explorado todas sus posibilidades.

En cuanto a su labor como intérprete, podría avanzar en una buena dirección si consigue la indispensable dirección que requiere este tipo de trabajos, en el que hay que buscar un equilibrio entre la palabra y la imagen, la visibilidad del ‘demiurgo’ que mueve todos los mecanismos interiores de detrás de la pantalla, y la magia propia de la imagen que se independiza de su creador.

El público, atento y muy participativo, refrendó estas palabras, al acercarse al acabar la obra al teatrillo de sombras e interesarse por lo que había visto, con muchas ganas y ver de cerca los trucos realizados.

Premio, Homenaje y Conferencia Títeredata

Al acabar el Festival, el Jurado Infantil se reunió y otorgó su premio a la compañía El Mundo Crostini. Un premio muy merecido, pues fue inmenso el éxito que cosecharon los dos cómicos argentinos.

El Jurado Infantil. En el centro a la izquierda, Ángel Casado con María Jesús Lario Soriano

Igualmente, en la misma sesión, los niños y los más cercanos al Festitíteres quisieron homenajear a Ángel Casado, el alma del Festival que este año ha decidido jubilarse. Claro que seguirá presente en calidad de asesor artístico junto a María Jesús Lario Soriano, técnica de cultura del Ayuntamiento de Alicante, que pasará a ocupar a partir de ahora el papel de Coordinadora del Festival.

Ángel Casado, reducido a muñeco

El homenaje se concretó en un simpático títere realizado por algunos de los niños presentes que representaba al mismo Ángel Casado. Un gesto que emocionó profundamente al querido exdirector del Festival.

También en la Librería Pynchon antes citada, se realizó el 7 de diciembre, a las 12h del mediodía, la conferencia sobre el Estudio Títeredata. Lo hizo quien suscribe estas líneas, Toni Rumbau, coautor junto con José Luís Melendo del susodicho estudio.

Momento de la conferencia

Acudieron varios titiriteros valencianos, algunos llegados de Valencia, como Puri Fariza, de Tramant Teatre, o Manel Mengual, de la compañía El Ball de Sant Vito. También estaba Blanca Alonso, de Mallorca, entre otros. Estuvo presente Virgilio Tortosa, quien fue el comisario de la exposición Els Titelles Al País Valencià, basada en el libro homónimo de Jaume Lloret. La exposición podrá verse de nuevo en el Museo de Bellas Artes de Castellón a partir del dia 14 de enero de 2022. Y junto a Virgilio, acudió el gran historiador de los títeres valencianos Jaume Lloret, siempre interesado en conocer de cerca la realidad del sector en todas sus dimensiones.

Presenté una selección de los gráficos del Estudio, que impresionaron a los asistentes, al ser fruto del trabajo concienzudo de José Luís Melendo, de análisis de los resultados de las encuestas realizadas. Hablé luego de algunos aspectos concretos de la profesión, los que más podían interesar a los presentes.

Una vez más, se comprobó la utilidad del Estudio y el amplio campo de conocimientos que abre para ser utilizado por el Sector.

Vean más sobre el Estudio aquí.