Hemos podido asistir a una de las funciones que Los Titiriteros de Binéfar han dado en Barcelona, en el Teatro SAT del barrio de Sant Andreu, este mes de enero de 2013 con el espectáculo Dragoncio, y hay que decir que de nuevo me han impresionado el oficio y la altísima calidad de esta compañía histórica que sigue al pie del cañón, de la mano de su director Paco Paricio, de su hija Eva que sustituye a Pilar Amorós en el escenario, y de su inseparable músico Ángel Vergara.

Los Titiriteros de Binéfar
Paco Paricio y Eva Paricio. Foto extraida del blog “El vuelo de la mariposa

Impactante ha sido también ver la capacidad de convocatoria del Teatro SAT, que ha llenado su aforo de 383 plazas hasta el tope. Un público familiar de padres jóvenes, con niños de todas las edades, con muchos cochecitos aparcados en el vestíbulo, pero también con edades que subían hasta los 7, 8 y 10 años. Me ha sorprendido ver la larga cola en la calle y pensé que esta nueva generación de padres parece mucho más inclinada a asistir a este tipo de espectáculos, mostrando una entrega y una participación sorprendentes y alentadoras.

Para complacer a un público tan numeroso y con tantas ganas de disfrutar y de participar, se requiere también de un espectáculo de un determinado vuelo, capaz de satisfacer estas expectativas. Los Titiriteros de Binéfar han mostrado poseer con creces estas cualidades, manteniendo durante toda una hora la atención y el interés del público sin que desfalleciese en ningún momento. Y es que hay que hablar aquí de la potencia de este actor, juglar y titiritero que es Paco Paricio, apoyado por un físico y una voz que le acompañan, pero dotado todo él de un estilo ya muy definido y arraigado en los años oficio, en el que siempre ha dado la cara al público desde una actitud de franca honestidad, buscando una media estándar de corrección política para no ofender a los públicos de clase media de hoy, pero sin dudar en transgredirla, sea ya ​​en la misma estructura argumental de la obra (como sucede en “El Bandido Cucaracha”, ver artículo en Titeresante aquí), ya sea en una constante transgresión a través de frases, indirectas, alusiones, chistes o juegos de palabra, que sirven para captar el interés de los pequeños pero también de los mayores, agradecidos de esta inventiva que se mueve por una tal cantidad de registros. El resultado es un tipo de teatro que encaja con las exigencias de maestros y programadores que imponen unos determinados niveles de sensibilidad educativa, pero que a la vez los sabe romper cuando le da la gana, con fina ironía unas veces o con potentes astracanadas otras.

Los Titiriteros de Binéfar

Este estilo se sustenta en la citada potencia actoral de Paco Paricio, que a su vez está complementada por una similar potencia de su actual “partenaire”, Eva Paricio, poseída de la misma energía de su padre pero que se manifiesta con unas cualidades de exquisita feminidad. La combinación es única y excepcionalmente explosiva, y se puede decir que ambos constituyen un motor escénico de altas revoluciones que una vez puesto en marcha, ya no hay quien lo pare, arrastrando al público allí donde les da la gana.

Los Titiriteros de Binéfar

En Dragoncio, Los Titiriteros despliegan todo su arsenal conocido de medios que consisten básicamente en: 1 – una acción actoral de tipo juglaresco que siempre busca el antiguo espíritu ambulante de los titiriteros de calle, con un contacto directo con el público, 2 – un uso de la música en directo a la que dan mucha importancia -han editado discos de sus músicas y también hacen conciertos de música popular-, con tambores, flautas, chirimías y otros instrumentos populares; 3 – un uso de las distintas técnicas del teatro de títeres que en este espectáculo se concreta en los títeres de guante o de cachiporra, y 4 – un constante entrar y salir de los titiriteros en su papel de manipuladores o de cómicos, actuando dentro o fuera del retablo, juego que también incluye al músico, que no duda en convertirse en manipulador o a interactuar con los títeres.

Los Titiriteros de Binéfar
Paco Paricio a Dragonci

Un despliegue técnico de un gran dinamismo y muy bien estructurado dramatúrgicamente, ya que en el caso de Dragoncio, la obra tiene una primera parte clásica de la historia de la Princesa y el Caballero que mata al Dragón, que se explica con grandes cartones dibujados, un poco a la manera de las antiguas aleluyas pero simplificadas aquí en una única viñeta, y continúa con una segunda parte, que constituye el grueso del espectáculo, en la que la historia clásica aparece cambiada por la desdramatización del Dragón, presentado como una figura simpática, divertida y entrañable. Han querido Los Titiriteros romper con el tópico del Dragón malo, pero lo han hecho sin caer en una versión azucarada del Dragón bueno, gracias a aprovechar todos los recursos de los títeres de cachiporra, que vertebran con fuerza y ​​dureza la acción.

Otro elemento que me ha encantado de Dragonci es el uso que han hecho del catalán: un catalán precioso de La Franja, en el que no dudan en mezclar frases, chistes y juegos de palabra en castellano, ofreciendo una atractiva complejidad fonética y semántica que expresa a la perfección la realidad lingüística de Cataluña. En este sentido, la conexión con el público de un barrio como el de San Andrés ha sido total, al satisfacer todos los acentos y orígenes de los espectadores, encantados de esta flexibilidad libre en el uso de la lengua, que no siempre se suele encontrar en los espectáculos locales, más anclados en los estándares de la corrección normativa en uso. Se agradece que de vez en cuando haya estos espectáculos más libres y transgresivos, que una compañía a caballo entre Cataluña y Aragón como son los Titiriteros de Binéfar encarnan de una manera natural.

En conclusión: una obra de fresca madurez a cargo de una de las compañías más potentes del panorama titiritero catalán, aragonés y español.