(Esteban Villarrocha Ardisa. Foto de Jesús M. Atienza)

Hablaremos en este artículo de los Premios que tradicionalmente el Parque de las Marionetas otorga cada año por un lado a una de las compañías participantes al certamen, y por otro a la trayectoria y vida de alguna persona relevante vinculada al mundo de los títeres. También comentaremos la visita efectuada a La Plaza de los Sitios donde el Teatro Arbolé presenta durante todos los días de las Fiestas del Pilar diferentes episodios de las aventuras de su héroe Pelegrín.

Esteban Villarrocha Ardisa, premiado y agasajado por su trayectoria como director-gerente del Teatro Arbolé

Fue recibido con una inmensa alegría por parte de todos los presentes el premio que el Ayuntamiento y la asociación ARES Aragón Escena han otorgado a Esteban Villarrocha Ardisa, que hace poco tuvo un susto bajo la forma de un Ictus virulento que lo ha dejado incapacitado durante unos meses.

Los tres socios del Teatro Arbolé

Fue Carlos Gil, director de la revista Artez y de la Librería Yorik de Madrid, el encargado de entregar el premio y de glosar al personaje, al que conoce desde hace muchos años. Vino a decir el periodista y librero que el trabajo de gerente, por regla general silencioso y situado siempre en un segundo plano, es fundamental en la marcha de una compañía y todavía más en la de un teatro como el Arbolé, que ha conseguido asentarse en la sociedad zaragozana con tanto arraigo. Del premiado, alabó sus conocimientos, su sensatez y cómo se había convertido en una persona de total confianza con la que consultar dudas y desconciertos, que en la profesión teatral suelen ser muchos y recurrentes.

Foto de familia de los premiados con los titiriteros asistentes al Festival

El galardonado, sentado en una silla de ruedas, habló entonces y sorprendió a los presentes por la fuerza de sus palabras, las de alguien que, tras haber sido golpeado por la adversidad, reinicia un nuevo período de su vida con unas ganas y una energía que ya querríamos muchos de los presentes tener. En efecto, habló Esteban del pasado, del presente y del futuro, consciente de cómo las cosas están cambiando en nuestro mundo, y de las necesidades de adaptación y cambio que debemos plantearnos para salir vivos de la actual crisis, que en sí es una suma de crisis.

Los asistentes al acto arroparon las palabras de Villarrocha con muchos aplausos y la alegría de saber que el premiado tiene no solo cuerda para rato, sino las ideas muy claras sobre por donde debe dirigir su atención y sus tareas futuras. Una alegría que desde Titeresante compartimos, al tratarse no solo de un buen amigo sino de alguien que colabora en ocasiones con la revista (ver aquí)

Premio a la compañía La Maquiné

El otro premiado de la noche fue la compañía de Granada La Maquiné, que actuó en el Parque de las Marionetas con el espectáculo Parade. El circo de los valientes. Una obra de la que hablaremos en una posterior crónica en Titeresante. Recogieron el galardón Joaquín Casanova, Elisa Ramos y Noé Lifona.  Habló Joaquín Casanova en nombre de la compañía con palabras de agradecimiento, sorprendidos y muy contentos por el premio recibido.

Imagen de ‘Parade. El Circo de los Valientes’

Pelegrín en la Plaza de los Sitios. Iñaki Juárez

Como cada año por el Pilar, el Teatro Arbolé se ha instalado en la Plaza de los Sitios en un recinto cerrado con capacidad para unas cien personas para presentar cada día las historias de Pelegrín, el héroe polichinesco de la compañía. La gracia de Pelegrín es que, con el tiempo, se ha convertido en un personaje popular y muy conocido de Zaragoza, al que los niños esperan ver de nuevo especialmente en estos días de fiesta.

Las funciones corren a cargo de los diferentes titiriteros de Arbolé. Desde Titeresante hemos hablado ya de todos los que manejan al personaje cada uno con su estilo particular: Pablo Girón, Iñaki Juárez, Javier Aranda, Júlia Juárez y Alicia Juárez (vean aquí sobre Pelegrín). En esta ocasión han sido tres los maestros titiriteros que han intervenido en las sesiones: Júlia Juárez, Pablo Girón e Iñaki Juárez. Este cronista coincidió, en su visita, con la representación llevada a cabo por este último.

Presentó la Historia de Pelegrín, los Tres Fantasmas y el Diablo, una adaptación libre de la obra de Javier Villafañe, con el que los de Arbolé tuvieron una íntima e intensa relación. Y tuve que reconocer de nuevo la maestría de este titiritero de oficio y de largo recorrido que es Iñaki Juárez, que ha demostrado a lo largo de su carrera que no solo sabe manejar títeres, sino también ser un buen actor y clown, así como un reconocido director de escena.

También es verdad que ver a Iñaki en las Fiestas del Pilar con Pelegrín es verlo cuando se encuentra en sus mejores condiciones, tras la intensa temporada de verano, fogueado como está por las muchas funciones realizadas con los títeres de cachiporra. Y es que sorprende el dominio que llega a tener el de Arbolé con sus personajes, que parecen moverse por sí mismos y tener vida propia, sin que notemos el esfuerzo del titiritero, con una capacidad asombrosa de improvisar pescando los momentos y las ocurrencias del público.

Iñaki juárez, tras la función

Una historia compleja que se va desgranando siempre con la intensa participación del respetable, en un juego a múltiples bandas cuyos códigos niños y padres conocen perfectamente, y al que se van plegando con este regocijo del que sabe que por mucho que los Fantasmas y el Diablo se inventen mil diabluras inimaginables, Pelegrín los acabará venciendo, aunque siempre por los pelos y no tras haber escapado mil veces por cobardica, dejando a la pobre heroína en la estacada.

El despliegue de facultades de Iñaki Juárez es exultante. Tal como a él le gusta decir cuando habla del oficio de los títeres, ‘paró, templó y mandó’, acogiendo este léxico del lenguaje taurino que se ajusta como un guante al arte titiritero. Para saber más sobre estos asuntos, recomiendo clicar aquí, donde Juárez se explica con más detalle.

El público, entusiasmado con Pelegrín y con las ambigüedades capciosas del titiritero, aplaudió a rabiar, sabiendo que la cita con los títeres en la Plaza de los Sitios seguirá siendo ineludible, mientras los niños sigan siendo niños.