(Acopio de objetos. Foto Unima Extremadura)

Del 20 al 22 de julio de 2019. Baños de Montemayor, Cáceres.

Los 20 alumnos que participamos en el taller de la Escuela de Verano de Unima Federación España, en la localidad de Baños de Montemayor, en la provincia de Cáceres, bajo la perfecta y mimosa organización de Unima Extremadura (felicitaciones a Fernanda y a Damiana),  sabíamos que Agnès Limbos es una de las mayores referentes del Teatro de Objetos en el mundo. Y la verdad es que las horas pasadas en su compañía han resultado ser de una contundencia total, a pesar del poquito tiempo que hemos tenido.

Agnès Limbos en ‘Baby Macbeth’, cie.Gare Centrale, foto de Alice Piemme.

Con Agnès Limbos, para entender el mundo del Teatro de Objetos ºno se necesitan teorías, ni apuntes, ni notas ni.fotos. Por eso nos quería atentos, todo el tiempo, a lo que sucedía en escena. En el curso intensivo realizado, más los momentos compartidos fuera del horario oficial, en el entorno maravilloso del lugar donde se desarrollaba el curso, hemos hablado mucho con ella, en charlas extendidas y con entrevistas, por lo que nos ha quedado muy claro cual es la esencia del Teatro de Objetos. Más que comprenderlo, nos hemos enamorado de este teatro difícil, pero a la vez tan cercano a nuestra mano y a nuestra alma, más que ningún otro. Es como hablar en voz alta directamente con la mente, con los sentimientos más recónditos, con las  emociones, con las ideas y sueños inconfesables que nos acompañan y que no sabemos expresar. Es como la poesía que lleva dentro un poeta, que  tiene que desnudar su alma para darnos lo mejor de si mismo y que cuando lo puede comunicar y encuentra las palabras reales o metafóricas que nos tocan, se hace nuestro, porque conectamos con todo el universo humano. Lo individual se hace universal. Las palabras del poeta son, en este tipo de teatro, los objetos.

Decía Philippe Genty hace muchos años, que el Teatro de Objetos es el arte del re-descubrimiento. Con sus espectáculos revolucionó la escena a través de los objetos, como focos principales de proyección de la imaginación humana. Es el reto de acercarnos al interior de nosotros mismos, que tan poco conocemos y que nos da miedo.

Durante el curso. Foto de Unima Extremadura.

Para Agnès Limbos los objetos son la carne de las emociones, sin que el objeto deje de ser el mismo, solo mostrado y no manipulado. Esta transformación es metafórica, no física, sin alteración ninguna de su identidad como tal. El teatro de objetos, valga la redundancia, trabaja con objetos pero no a la manera del teatro de marionetas. El objeto se convierte en fuente de inspiración, se le desplaza más que ser manipulado. Tras él, no hay un marionetista, sino un actor que le da su energía. No tiene nada que ver con los espectáculos basados en objetos marionetizados (calcetines que hablan, tacitas o cafeteras con ojos, etc.). Es más, el objeto por si mismo es el protagonista. El objeto es “el foco” de la acción que se representa y es asunto del actor lograrlo, con su mirada, con su actitud y con su manera de mostrarlo al público.

A la pregunta: ¿cuál es la función principal del objeto en este tipo de teatro?, Agnès contesta que el objeto puede tener un valor metafórico, simbólico o incluso evocador. El objetivo es exponer el objeto y que trabaje el imaginario del espectador. Son objetos simples, fácilmente reconocibles y sin equívocos.

Foto de Unima Extremadura.

¿El objeto precede a la historia o se va añadiendo después? Dice Agnès: ‘primero es el objeto. Son los encuentros con el objeto lo que forma la estructura de la obra.’

Organizar todo este mundo de los objetos no es fácil, nos lo ha dicho todos los días. Hay que trabajar muchísimo. La recompensa también es muy grande y no nos va a faltar entretenimiento en muchos sentidos. La vida nos puede cambiar de un momento a otro y una de nuestras actividades será convertirnos en recolectores y organizadores de objetos,

Nos cuenta Agnès que los objetos la llaman para comunicarse con los demás. Le ocurría esto desde que era muy pequeña y se fue rodeando de ellos, como compañeros de viaje.  Le aparecen en su camino, no los suele buscar, pero a veces si, y es de este modo, jugando con el azar, como los encuentra o no. El objeto perfecto para comunicar algo a veces se esconde, y nos hace buscar mucho, dentro y fuera, para expresar lo que no se puede decir con palabras. Por todo esto el objeto es tan valioso y extraordinario. Dice Agnès que tiene muchísimos objetos en su casa, organizados en estanterías y otros a la vista para que le impulsen a trabajar.

Foto de Unima Extremadura.

El curso empezó de poquito a mucho, a través de una serie de ejercicios con los objetos, con los que entramos en su mecánica sin darnos cuenta. Agnès tiene una metodología que hace muy fácil el acercamientos a los objetos. Para el curso, reunimos entre todos a cientos de ellos para elegir. El truco es buscar con la intuición, con el corazón, porqué nos atrae este, o porqué lo rechazamos, y a probar con otro de nuevo. Uno de estos ejercicios iniciales consistía en elegir dos objetos, uno que simbolizara nuestra infancia y otro la época actual. Responder a: de niña yo era… (cada uno añadía un adjetivo y en razón de eso escogía un zapatito, una nube, arena, etc.), y ahora que soy mayor… (otro adjetivo que describía el momento en el que estamos: soy seria, fuerte, dura, tranquila, etc, y a continuación, el correspondiente objeto) De este modo comenzaron a aparecer cosas muy interesantes de nosotros mismos. Habíamos superado el primer reto, como un escritor que escribe la primera página de la historia que quiere contar.

Sería inabarcable explicar aquí todos los ejercicios. Los hacíamos solos, en parejas, en grupo de tres o 5, con muchos objetos, o con uno, o dos o tres. Al terminar estos ejercicios era muy importante que lo analizáramos en grupo, qué habíamos entendido, qué es lo que había quedado oscuro, qué nos había “tocado”, aunque no lo entendiéramos completamente, y qué se podría hacer para mejorarlo. Al comenzar cada día hacíamos un buen rato de ejercicios físicos para relajarnos y activar nuestras manos y nuestro cuerpo y para percibir a los demás para poder actuar juntos y en armonía.

El ejercicio final fue un compendio de lo trabajado. Contar una pequeña historia, en realidad, un eslogan. El relato corto de un escritor. Fue por parejas, pero cada uno con su eslogan, con los objetos elegidos para ello. Nuestro compañero nos serviría de ayudante para proporcionarnos los objetos, o la intervención que de él necesitáramos. Los resultados fueron muy divertidos, interesantes y de gran belleza, inesperado en algunos casos, consiguiéndose así unas pequeñas obras maestras que para la mayoría de los participantes era un nuevo tipo de teatro.

Asistentes al curso. Foto de Unima Extremadura.

Con este final, Agnês Limbos, nos ha dejado con la miel en los labios, en la antesala del espectáculo del Teatro de Objetos. Nos ha enseñado un camino nuevo y maravilloso, pero hay aún mucho trecho para llegar a un espectáculo de Teatro de Objetos, con la compleja dramaturgia que eso conlleva. Necesitamos, y eso es obvio, un curso más con ella para llegar a consolidar todo esto. Pero desde ya, quien quiera continuar tiene mucho trabajo por delante, casi a ciegas, consigo mismo, buscando, investigando, descubriendo, re-descubriendo un mar de objetos que metafóricamente nos refleje, experimentar y llegar a realizar una dramaturgia que siempre será fragmentaria y quizá nunca del todo comprendida por el público e incluso por los propios actores. No abarcarlo ni comprenderlo todo también es una de las esencias de este arte. Ver más allá de lo evidente tiene múltiples interpretaciones.

Agnès Limbos nos ha enseñado este proceso creativo. Aunque el teatro de objetos tiene su identidad como tal, no hay reglas ni normas fijas, por lo que cada una puede inventar lo que quiera. Está abierto a nuestra imaginación. Por eso puede haber tantos teatros de objetos como personas que lo realizan.

Por último, solo añadir que Agnès nos ha dejado mucho más que todo un aprendizaje sobre el Teatro de Objetos. Agnès nos ha dejado a ella misma, su corazón tan grande, su generosidad, su seriedad en el trabajo, su ilusión, su alegría y su humor, detrás de una primera impresión distante o rígida, que se nos cayó a los cinco minutos. Nos ha querido a todos y sacado de cada uno lo mejor. Ha dejado un grupo que la ama y que nos queremos entre nosotros. Por todo ello gracias. Otro curso con ella, lo antes posible, por favor.

Inmaculada Palomar Barroso
Actriz, titiritera e historiadora
Sevilla, 2 de Agosto 2019