I
La fuerza de la Señora Punch

Una muñeca rubia de cuerpo despampanante, ataviada con sombrero, cuello y la porra del títere Mister Punch, posa desafiante en el cartel anunciador del Puppeteers of America Festival 2017, que se desarrolló entre el 18 y el 22 de julio en Saint Paul, Minnessota, Estados Unidos. Fue una experiencia inolvidable, tengo que decirlo. Un programa abultado, lleno de posibilidades para todos los profesionales y aficionados norteamericanos que integran la octogenaria organización, que ostenta el mismo nombre del festival, abreviado como P of A.

Desde 1937 a la actualidad mucha agua ha caído, pero P of A se ha mantenido ahí, en pos de la promoción y desarrollo del arte titiritero; la edición de este año lo corrobora. En el cuartel de acción en que fue convertida la Universidad Concordia de Saint Paul, todos los espacios rezumaban titerismo. Tenían las debidas indicaciones de funcionamiento logístico en cuanto a oficina de información, posta médica, alojamiento, tienda y acceso libre a internet. Una multitud variopinta en razas, tamaños, edades y procedencias inundó todo el campus, cada uno a su aire, con sus costumbres independientes, muchos de ellos conocidos entre sí, otros no tanto y algunos -como nosotros- absolutamente desconocidos.

Exposiciones, exhibición de filmes ( fue proyectado el capítulo de Cuba, de la trilogía “Puppets in the Hispanic Caribbean”, películas de Manuel Morán que recogen el trabajo titiritero de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, con testimonios y materiales actuales y de archivo que conforman un invaluable material de consulta), fiestas nocturnas, celebraciones, intercambios con la crítica especializada y talleres de adiestramiento, entre otras actividades en las que no alcancé a participar, se realizaron diariamente en el horario matutino. Las funciones se desarrollaron siempre en dobles horarios, a la 1:00 y 3:00 pm y a las 7:00 pm y 9:30 pm, casi siempre en los confortables espacios del Pearson Theatre, el Lab Theater, el Music Auditorium y el salón del segundo piso de la Biblioteca Central Universitaria.

La fuerza de la Señora Punch, dueña de otro idioma y de otras costumbres, se hizo sentir sobre nosotros en el inicio del P of A, pero los titiriteros poseemos un lenguaje común que pasa por el alma y las entendederas, un idioma que nos salva y une las diferencias hasta hacerlas casi nulas. Terminamos mirándola directamente a los ojos, con su belleza rubia y esbelta, la porra desgonzada y el corazón palpitante ante los titiriteros caribeños de Teatro de Las Estaciones, de Matanzas, y Teatro El Arca, de La Habana, participantes por vez primera del extraordinario festival.

II
Entre la tradición y la técnica

El evento de P of A tiene carácter bienal y  organiza su programa con una selección que muestra los diferentes criterios estéticos y artísticos de agrupaciones provenientes de todos los estados del territorio norteño. Intenté  ver lo más que pude. “Lollipop for breakfast”, algo así como “Chambelonas para desayunar”, de Bonnie Duncan, fue  la primera representación a la que pude asistir. Una historia sencilla, muy sencilla, entre una muchacha fabricante de golosinas y su mascota. Espectáculo pensado para un público de las primeras edades, lleno de ingenio y soluciones atractivas y simpáticas. Como aderezo imprescindible el uso de la música en vivo, elemento que activa  la comunicación entre público y artista. Creo que ese dialogo perenne es el responsable del puente que se establece entre actriz y espectador. Hay que reconocer que es algo que Bonnie domina y sobre todo disfruta.

Imagen de “Lollipop for breakfast”, de Bonnie Duncan.

Muy diferente resultó ser “If my feet have lost the ground”. Les debo una traducción perfecta del título, creo que debe ser “Cuando mis pies se despegan de la tierra”. La historia de una muchacha llamada Grace y el corazón frágil que halla en un avión es la esencia de la trama. Torry Bend propuso un espectáculo de algo más de una hora. Amparado en la tecnología, mediante proyecciones realizadas desde abajo, detrás y delante, con mucho de cine, planteó también una utilización diferente de las sombras. La animación de títeres, siluetas y objetos, requirió, en mi opinión, de mayor precisión y limpieza, al mismo nivel de la complejidad técnica que exhibió el espectáculo. El montaje consigue momentos de portentosa imaginación, opacados por situaciones escénicas  demasiado manidas, lo cual me dejó claro que no siempre el uso de la tecnología es sinónimo de novedad.

Crankie, de Katherine Fahey y Valeska María.

Pude ver la versión de “Ubú Rey”, de Rough House. Realizada en tono juglaresco, contó con la ejecución en vivo de instrumentos de viento, buenas voces y una exquisita animación. Colores oscuros y patinados fueron los escogidos para los muñecos, actores y escenografía. Debido a las dificultades con el idioma, el tiempo se volvió un poco extenso para mí, pero confieso que el espectáculo no dejó nunca de ser efectivo, algo que agradecí sobremanera.

“When I put on your glove”, del grupo Sandglass Theater, tal vez pueda entenderse en español como “Cuando estoy dentro de tus guantes”, o algo así. Quien haya visto el espectáculo de Eric Bass “Retratos de otoño”, de seguro que se estremeció como yo con la creación y actuación de Shoshanna Bass, su hija. La puesta en escena es un tributo desde su propia infancia a lo que ha significado el teatro de títeres para ella a nivel personal y espiritual. Los mismos muñecos de su padre para “Retratos…” son retomados con otras historias por la joven Bass, con una animación limpia e inspirada (como la de su padre), mezclada con danza, acrobacia y un decir a veces en vivo, otras desde la banda sonora o mediante las acciones de una muñequita que es ella misma niña, inquieta e ilusionada con las artes. Sal y arena son derramadas en momentos cruciales. Hay proyecciones de la voz y la imagen del muñeco presentador de Eric en “Retratos…”, a la par que la niña le imita con torpeza pero con verdad. La última imagen de ese personaje se proyecta en la arena que se derrama sobre la escena, arena e imagen van desapareciendo juntas, y solo vuelve a aparecer sobre el cuerpo de Shoshanna, como una suerte de tatuaje en el cuerpo para siempre. Hermoso y vibrante espectáculo que me arranco lágrimas y me hizo replantearme muchas cosas relativas a la vida y la profesión.

“When I put on your glove”, del grupo Sandglass Theater

Me encantaron los cuentos en el estilo “Crankie” de Katherine Fahey y Valeska María. Ambas aparecen en escena vestidas de negro. Con mínimos efectos escénicos y de sonido, la voz y la imagen de las siluetas en sombras asumen la total preponderancia del espectáculo. ¿Narración oral mezclada con Romance de ciegos? El estilo “Crankie” es sencillo. Una caja de luz, un rodillo de papel con siluetas caladas exquisitamente, todo hecho con una belleza delicada, unas veces en blanco y negro, otras con colores pasteles. Todo tan esencial como entrañable.

Pude ver otros montajes que no comentaré aquí. Lo último que vi de la muestra norteamericana fue la producción “Hansel y Gretel”, del  Teatro Nacional de Marionetas que dirige la familia Syrotiak.  Cuidadoso trabajo de animación de títeres de hilos, realizado en la concepción más clásica del teatro de muñecos, apoyada con la hermosa música de Humperdinck, prueba fiel de que todo lo que está bien hecho, sea vanguardista o tradicional vale.

III
En las manos de Irina y John

Irina Niculescu y John Lewandowski fueron los responsables de la curaduría artística. Ellos concibieron una muestra internacional potente, algo reconocido por todos los del P of A 2017. “Ashes” o “Cenizas”, del grupo franco-noruego Plexus Polaire, fue una agradable sorpresa, por la estructura escénica y dramatúrgica, la imagen, sonoridad y concepto. Es la historia de un piromaníaco y un escritor, ambos funden sus biografías en una sola. Proyecciones en una pantalla transparente, casas pequeñas que se encienden suspendidas en el aire, exquisita animación de muñecos, estos últimos cercanos a los seres humanos, lo que me hizo recordar a Kantor y sus maniquíes. “Ashes” va a mucho más. Muestra esos lobos que los hombres tenemos en el cuerpo, el sufrimiento que causan estos lobos en los padres y la responsabilidad de los progenitores en el desate de estas fieras. Todo está contado mediante un tiempo ralentizado, que sin embargo no pierde atractivo ni sugerencia. Bravo por Yngvils Aspeli y su equipo artístico, cautivaron a todo el auditorio, incluidos  los cubanos que no pudimos entender mucho del idioma, pero sí bastante a nivel artístico.

Yael Rasooley, de Israel, fue otra de las compañías internacionales. “Paper cut” o “Papeles cortados” se titula su espectáculo, una obra tan inteligente como original. El desarrollo de las historias que se inventa una solitaria secretaria de los años 50, llamada Miss Ruth Spencer, es la guía de toda la  puesta en escena. Ella es amante de las revistas de cine, las películas de Hitchcock y tiene unos deseos enormes de irse de vacaciones o a su casa. El montaje comienza con la fuerte presencia actoral de la Rasooley, llena de dominio escénico, gracia y buena voz. Luego comienza a jugar, sí, a jugar, no hay mejor término, con objetos y fotos en blanco y negro recortadas, que cobran vida ante nuestros ojos, de manera tan natural como mágica, irónica y divertida. Una magnífica elección para la programación de cualquier festival.

A sala llena, nervios y aplausos calurosos vivieron los grupos cubanos su presencia en el P of A 2017. Teatro de Las Estaciones con “El patico feo” y Teatro El Arca con “El ruiseñor”. Yadiel Durán, bailarín, coreógrafo y actor, quien se estrenó en el elenco de “El patico…” comentó con posterioridad, lleno de alegría y razón, que ahora sí estábamos en el festival, pues al terminar las funciones, por los pasillos, en las reuniones y en el restaurant, todos nos reconocían, saludaban y felicitaban por las funciones. Emocionante fue la entrega de una réplica del títere nacional Pelusín del Monte a Paul Robinson, director ejecutivo de la organización del Festival Puppeteers of America 2017.

“Paper cut”, de Yael Rasooley.

El cierre internacional por todo lo alto con el Teatro Estación Central, de Bélgica. Bajo la dirección de la actriz y directora Agnes Limbos se presentó “Mareas”. Una lección magistral de teatro de objetos. Una crítica a las crisis de la sociedad contemporánea, con los seres humanos a merced de números, políticas y desastres ecológicos. Los actores tocan instrumentos, cantan, dialogan, animan objetos, se ríen, ironizan, consiguen un concierto escénico  tan cínico como estremecedor, realizado con poderosa imaginación. “Mareas” es un espectáculo del cual es imposible salir como si nada hubiera pasado, que se queda en las retinas y los sentidos por largo tiempo.

IV
Adiós

El domingo 23 de julio, los cubanos nos fuimos a conocer Minneapolis de la mano de un ángel llamado Sandy Spieler, directora, titiritera y diseñadora del In the heart of the beast (Puppet and mask theatre) radicado en el Midtown de la ciudad. Paseamos por las orillas del rio Mississippi, entramos al fabuloso edificio del Guthrie Theater, de una modernidad avasallante sin separarse del entorno arquitectónico citadino.

Imagen de Gare Centrale.

Nos fuimos a la fiesta de la comunidad donde se enclava el grupo de Sandy. Las calles llenas de personas de diferentes razas y países, comidas, cantos y bailes del mundo. Conocimos la sede del In the heart of the beast por dentro, el almacén, los talleres, todo lleno de muñecos realizados en el reconocido estilo plástico de Peter Schuman, maestro de la Spieler, excelente alumna. Tomamos helados, almorzamos comida somalí y terminamos a orillas de uno de los lagos de Minneapolis, casi una playa, lleno de personas y de aviones que pasaban constantemente por el firmamento, anuncio de nuestro regreso a Cuba. El Puppeteers of America Festival 2017, fue una ventana abierta para todos, y una experiencia –tengo que repetirlo- inolvidable.

Ruben Darío Salazar