(Natalia Barraza en una escena de ‘No(w)here’)

Pudo verse el pasado mes de noviembre de 2022 la obra No(w)here, de la creadora escénica Natalia Barraza, en la sala grande del centro cultural de Sabadell L’Estruch. A pesar del gran interés que despertó al público y a quien firma estas líneas, múltiples compromisos me han impedido hasta ahora escribir sobre ella. Tarde pero a tiempo; vale la pena detenerse en este trabajo exquisito y minucioso que la también actriz nacida en Buenos Aires pero instalada en Barcelona desde hace largos años, presentó en el marco de la bienal IF Barcelona

Hemos hablado de su origen no en balde, sino porque de hecho su obra habla de este asunto, no de sus propios orígenes, sino de cómo hoy en día una inmensa mayoría de personas que nacen en un lugar van saltando de ciudad en ciudad sin llegar a echar raíces en ninguna de ellas o, más bien, plantándolas a dosis pequeñas allí donde los azares te obligan a parar. ¿Qué pasa cuando ello ocurre? ¿Que le sucede a la Identidad, este principio tan agigantado y recurrido, cuando queda dividido en múltiples identidades todas ellas pertinentes, unas más arraigadas, otras menos, pero sin poder evitar la relativización del concepto o del principio, al que los azares de la vida han achicado hasta dejarlo en su mínima expresión? ¿Es viable seguir hablando de identidades y de las patrias que se les agarran según sus envejecidos sesgos guerreros, redentores y excluyentes?

Esta condición de ‘identidad achicada’ es cada día, de un modo creciente, la propia de una inmensa mayoría de las personas de este mundo, aquejadas por traslados forzosos, migraciones pensadas o de urgencia, traslados a campos de refugiados, huyendo de las guerras, las tiranías, las hambrunas o las hecatombes de nuestro siglo. No(w)here, ‘de ninguna parte’, ‘no de aquí’ pero también ‘ahora y aquí’.

Y se pregunta Natalia Barraza en la obra: ¿qué es para ti sentirse como en casa? ¿te imaginas no tener a dónde volver? ¿se puede ser de muchos lugares a la vez?

Esta es la condición de partida y de llegada del trabajo de Natalia Barraza, que se enfrenta a la realidad de una ‘identidad vacía’ en apariencia deshumanizante, pero que esconde profundas percepciones y matices liberadores. Lo hace la artista enfrentándose al tema desde varios enfoques. Por un lado, el periodístico o documental, cuando se recibe al espectador en la sala con los audios grabados de diferentes personas que cuentan sus circunstancias particulares: de donde son, de donde se sienten ser, qué dificultades han encontrado al establecerse en una ciudades como Barcelona, o una región como Cataluña, las nostalgias que sienten o no sienten de sus orígenes lejanos, testimonios de todo tipo, unos desgarradores, otros resignados, incluso algunos eufóricos de haber escapado de realidades malditas y de ser hoy de aquí, de allá o de ninguna parte.

Pero en seguida Barraza establece el registro que ella ha encontrado más adecuado para tratar con el tema: la distancia, el silencio, la nada y la poesía. Una atención al detalle y al gesto minucioso, que en realidad debe leerse como una invitación a percibir lo que cuenta en esta vida: el tiempo. Creo que todo el espectáculo se centra en plasmar estas situaciones de no ser de ninguna parte, a través de objetos, de cartas o postales, de viejas fotografías, de recuerdos, convertidos en espejos que reflejan mucho y nada: son lo que has sido y dejado atrás, y por ello, no son nada en la nueva vida y el nuevo contexto que te envuelve. Son espejos del tiempo que abren paso al vacío del desgarro. Y la percepción de esta nada es lo que nos permite percibir al tiempo, siempre activo pero con sus vaivenes, sus paradas y sus paréntesis tan cargados de autoconciencia. 

Y aquí es donde entra el otro registro al que recurre Barraza en su trabajo: la mirada estética del arte, no del que tiene que ver con la cultura sino el que busca la vivencia y la catarsis, de carácter contemplativas en este caso (una instalación escénica que se va construyendo ante los ojos del espectador, como dice la misma autora), y que se sirven del rito y del teatro para desplegar su riqueza y escapar de las trampas de la identidad. 

Un rito que al final integra a la intérprete-autora-oficiante a través de una canción popular llena de vitalidad, que la guía en una especie de baile estático sobre los mapas del mundo, empequeñecidos bajo la danza mágica del tiempo que se contempla a sí mismo. 

Sí, en efecto, se puede ser de muchos sitios a la vez, para sentirse en todas partes como en casa, y no tener que regresar más a ninguna parte. Sí, allí donde estás, allí donde los pies pisan, allí eres. Ahora y aquí. Conclusiones liberadoras que rezuman entre las imágenes penetrantes de No(w)here.

Ficha técnica:

Una creación de Natalia Barraza
Textos de Rosi Braidotti, Raül Garrigasait y Natalia Barraza
Espacio escénico: Natalia Barraza e Iván García Baena
Diseño de iluminación: Iván Tomasevich y Florencia García Luna
Videoarte: Natalia Barraza, Octavi Brull y Chus Le Fou
Vestuario: Natalia Barraza
Acompañamiento a la creación: Diana Díaz y Nicolás Cardozo
Asesoría dramatúrgica: Victoria Szpunberg
Mirada externa: Jordi Fondevila