Ayer, 10 de febrero de 2016, se celebró un acto reivindicativo en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona, para pedir la libertad de los dos titiriteros detenidos en Madrid. Horas antes, se tuvo la noticia de que el juez había otorgado la libertad con cargos a Raúl y Alfonso, de Títeres desde Abajo, lo que ha convertido el encuentro casi en una fiesta, aunque se haya mantenido su carácter reivindicativo, al saber que se mantenían los mismos cargos por los que habían sido encarcelados.

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La Plaça Sant Jaume llena de gent. Foto Carmen Indignada.

La concentración ha tenido una numerosa asistencia de público que se ha reunido ante el gran escenario que hay en la Plaza de Sant Jaume en ocasión de las fiestas de Santa Eulalia. El Ayuntamiento ha querido colaborar con el acto cediendo la tarima y las instalaciones técnicas (sonido y luz), en coherencia con la actitud mostrada desde el mismo día de los hechos por la alcaldesa Ada Colau, que ha mostrado en varias ocasiones su condena a la detención. Una actitud que el colectivo titiritero ha agradecido profundamente.

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Los titiriteros en el escenario. Foto Carmen Indignada.

Hay que decir que hubo una presencia masiva de titiriteros y de otros artistas cercanos. Prácticamente se puede decir que estaba presente toda la profesión titiritera de Barcelona y de parte de Cataluña, la cual ha acudido con profusión de pancartas, marionetas, pantallas de sombras y otros ingenios y ocurrencias como es propio de unos profesionales acostumbrados a hacer las cosas con sus propias manos. A destacar los asociados de la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal, que han realizado un despliegue titiritero importante subidos en el escenario. Ver aquel frente de personajes movidos con hilos, varillas, manos o los propios cuerpos de los manipuladores, ha constituido un verdadero espectáculo, con sus muñecos que seguían el ritmo de las músicas y de los parlamentos.

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Los iaio-flautas en plena interpretación coral. Foto Carmen Indignada.

Además de las distintas intervenciones de colectivos de actores, cantantes y de los ‘iaio-flautas’ de la capital que han cantado dos canciones corales de signo revolucionario muy bien interpretadas, sobre el escenario ha actuado Ronan Tully, el titiritero irlandés afincado en Girona desde hace tiempo, quien es también Profesor of Punch and Judy. Tully ha ofrecido al público un fragmento de su Punch que ha sabido adaptar muy bien a la situación del momento, con constantes referencias a la actualidad política y al caso de los dos titiriteros encarcelados. Después de repartir una buena tanda de palos para mostrar algunos de los rasgos característicos del género, el de Dublín ha terminado la función con un pequeño diálogo con el que se ha metido al público en el bolsillo cuando Punch ha dicho al títere policía: ‘yo soy títere, es verdad, pero tú eres un títere del estado ‘. Ha sido una intervención, la de Ronan Tully, justa y concisa, con un buen dominio de la lengüeta y una manipulación ágil y divertida. Los aplausos fueron entusiastas y sinceros.

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El Punch de Ronan Tully. Foto de Alexandra Gutiérrez.

Antes de la función, hubo dos parlamentos titiriteros a cargo de Toni Rumbau y de Joan Baixas. Pedro Bigas, recién llegado de Corea y amigo de los encarcelados en Madrid, dijo también unas emotivas palabras sobre la situación que hicieron vibrar al público de sana indignación.

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Pere Bigas durante su parlamento. Foto de Alexandra Gutiérrez.

Reproducimos a continuación las dos primeras intervenciones que los dos veteranos titiriteros leyeron a los asistentes:

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Joan Baixas lee su texto. Al lado, Toni Rumbau. Foto de Alexandra Gutiérrez.

Pequeño manifiesto – Libertad sin cargos para los dos titiriteros detenidos

1- Consideramos que la razón de que Raúl y Alfonso, de Títeres desde Abajo, hayan pasado por la cárcel, es básicamente política, y que los motivos principales son la disputa que hay en Madrid y en todo el país en la actual lucha por el poder. Simplemente han sido las cabezas de turco de la polarización y de la disputa de unos partidos contra otros. Denunciamos por ello la manipulación que políticos y medios han hecho de la cuestión, y la falta de sentido común que ha habido entre los responsables judiciales, políticos y municipales de Madrid.

2- Consideramos que si algún error se cometió en esa función de carnaval en Madrid, fue de los programadores, que no supieron situar el espectáculo en su justo lugar. Una obra de este tipo se representa por regla general en espacios donde hay un público capaz de acogerlo y de entenderlo, según criterios del mismo programador. Pero incluso aceptando este error, la solución, si tanta ofensa hubo para los padres y los niños presentes, es que los programadores se excusen y si tienen responsabilidades políticas, dimitan, si tan grave ha sido la ofensa. Pero detener a los titiriteros, que simplemente cumplían con sus obligaciones profesionales, es de un disparate mayúsculo.

3- para conseguir este encarcelamiento, el juez ha descontextualizado el espectáculo y su contenido, por lo que unas formas que pertenecen a un género y a una tradición muy concreta, como es la de los títeres de cachiporra y los diferentes títeres europeos, sacadas de su contexto natural, se han convertido una incitación al crimen e incluso al terrorismo.

4- pensamos que descontextualizar los contenidos de las artes, sean del teatro, los títeres, de la literatura o de cualquier otro lenguaje, es un procedimiento que sólo se hace en sociedades y regímenes dictatoriales. Las sociedades democráticas aceptan las convenciones y los códigos de cada forma, género y lenguaje artístico, al ser ésta una de las conquistas principales de un régimen de libertades. Algunos de estos géneros, como es el de los títeres de cachiporra, pero también el cómic, el cine, la novela negra, o el humor gráfico, gozan además de una licencia especial para ir siempre un poco más allá, en busca de  una transgresión capaz de provocar respuestas y preguntas a los espectadores.

5- Consideramos que los dos titiriteros de Títeres desde Abajo simplemente han intentado adaptar una tradición centenaria al mundo de hoy, forzando los límites del género para golpear al espectador, y, a la vez, abrir vías diferentes de expresar esta tradición. Que lo hayan hecho con mayor o menor fortuna, es aquí lo de menos. De juzgarlo ya se encargan los espectadores y la crítica. Pero meterlos en la cárcel como respuesta a unos contenidos, es romper las reglas de juego y situarse en una posición de total abuso de poder.

6- El injusto encarcelamiento de los dos titiriteros rompe, a la vez, esta convención secular que proviene de la Edad Media, en la que los títeres han tenido siempre licencia para decir lo que quieren, por lo que incluso cuando en las épocas sacras del calendario se prohibía el teatro de actores, el de marionetas se podía seguir haciendo sin problemas. La razón es simple: al ser los personajes del teatro de títeres unos simples muñequitos de madera, trapo o cartón, se consideraba que no tenían capacidad de ofender, y que todo lo que decían, había que interpretarlo desde la parodia y la farsa. Una convención que también se aplica a otros contextos, como las propias Fallas de Valencia, donde la sátira no sólo está permitida sino que es exigida.

7- Por todas estas razones, pedimos la libertad sin cargos de nuestros compañeros encarcelados injustamente por el ejercicio de su libertad artística, bajo la denuncia de alguien que no supo distinguir entre la broma y la apología.

(Leído por Toni Rumbau).

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En el escenario. Foto de Alexandra Gutiérrez.

‘Yo no creo que los títeres disfruten de un estatuto especial porque han sido gamberros tradicionalmente. Yo creo que los títeres tienen el mismo estatuto de libertad que tienen todas las expresiones artísticas y humanas en general. Expresar la opinión es bueno, es sano, es positivo. Decir lo que uno piensa sin violencia o coacción es siempre bueno, aunque uno piense tonterías y animaladas. Hacerlas puede ser delito, pero decirlas no puede serlo nunca. Meter dos personas en prisión porque han hecho una broma de mal gusto sí es una animalada, un crimen contra la democracia, un abuso de poder. Debemos exigir que Raúl y el Alfonso sean inmediatamente liberados sin cargos, no porque sean titiriteros que hacen bromas más antiguas que el ir a pie, sino porque son ciudadanos de una democracia y pueden decir lo que les da la gana . ¡Qué imagen más vergonzosa para nuestro país: dos titiriteros en prisión por unas bromas de Don Cristobica !!! cuantos siglos atrás hemos ido?’

(texto leído por Joan Baixas)

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Foto Carmen Indignada.