Arrancó la semana pasada este importante festival de marionetas (FIMFA LX 12)que se realiza en la ciudad de Lisboa durante mayo. Ya en otras ocasiones dijimos que se trata de uno de los festivales más importantes de la Península Ibérica, especialmente por el alto nivel de su programación. En este sentido se parece mucho al antiguo y añorado Festival de Barcelona, cuando sus actividades se desparramaban por toda la ciudad. Tiene además una duración larga –empieza el 4 y termina el 20 de mayo– y se desarrolla en muchas salas de Lisboa, que entran en coproducción con el Festival. Concretamente este año son: el Museu da Marioneta, el Teatro Nacional D.Maria II, el Teatro Sao Luiz, el Centro Cultural de Belém, el Teatro Maria Matos, el Jardim da Estrela, el CAMa (Centro de Artes da Marioneta) y la Galería Boavista.

Cartel FIMFARute Ribeiro y Luis Vieira, sus directores, miembros ambos de la compañía A Tarumba, son también los artífices de este milagro de crear con bajos presupuestos una operación de tanta altura artística y gusto exquisito: diríase que es la marca de la casa. Puede estar el país en crisis, tener un IVA del 23% y el precio de la gasolina por las nubes: la imaginación y unas entregadas complicidades pueden con estas barreras aparentemente infranqueables.

El 350 aniversario de Punch and Judy marcó el pistoletazo de partida con el ya comentado “Punch & Judy in Afghanistan”, del tremento titiritero que es Neville Tranter, presentado en la capilla-teatro del Museu da Marioneta. Y en el claustro del Convento das Bernardas, donde se ubica el Museo, actuó el Profesor of Punch and Judy Rod Burnett, un viejo conocido de esta revista, pues ya hemos hablado de él en varias ocasones.

Me perdí la obra Arm, de la compañía belga “Mireille et Mathieu”, que se presentó en el Teatro Maria Matos, un espectáculo muy visual y sin palabras en el que aparecen cuatrocientos juguetes y objetos en el escenario en sesenta minutos de caos surrealista e hilarante. Llamados los “punks de las marionetas”, juegan a la incorrección sistemática y provocativa. Igualmente actuó durante el primer fin de semana en el CAMa, Centro de Artes da Marioneta, Bruno Pilz que presentó su espectáculo minimalista (dirigido a dos únicos espectadores, con una duración de unos cinco minutos cada función) Lacrimosa. Como dice el programa, “un teatro de marionetas sobre la vida y la muerte, el paraíso y el infierno, sobre ver y ser visto”.

El Mironescópio de A Tarumba

En la Galería Boavista, en un espacio cedido al CAMa y al Festival por el Ayuntamiento para todo el año, la compañía A Tarumba presentó su creación “Mironescópio: la máquina del amor”. Un tórrido espectáculo que presentaron hace un par de años pero que mantiene frescas todas sus calorías –valga la paradoja– al combinar esos dos grandes amigos que son el Erotismo y el Voyeurismo.

El Mironescópio

Imagen del Mironescópio de A Tarumba

La obra, a pesar de la lluvia que cayó aquel día en Lisboa, mantuvo alta la temperatura de los quince espectadores que pueden entrar en cada sesión. Los encargados de conducirla y de atender al respetable son los personajes del Dr. Erotikone, Madame Gigí, Dr. Ambrósio, Madame Mimí Koi Koi, Madame Fru-Frú y Madame Sissí. Como puede imaginar el lector, las Madames van adecuadamente vestidas o más bien poco vestidas –aunque sin destapes ni top-less– según la más exquisita moda vintage mientras los señores lucen elegantes trajes que nos hablan del París más chic de los años veinte. Pero lo que importa aquí es el tono del recibimiento, que será también el general del espectáculo y que lo cruza de principio a fin: de humor fresco y a través de una pompa protocolaria trufada de deliciosas ironías, de segundas intenciones y de una falsa ingenuidad desde la que es posible hablar con descaro y absoluta libertad de los apetitos más íntimos, delicados e inconfesables de los seres humanos..

Para ello, A Tarumba ha inventado unos aparatos con forma de cajas oscuras, provistas de un agujerito por el que mirar, y que esconden cada uno de ellos mundos, personajes e historias distintas pero todos girando alrededor del tema erótico. Son los “mironescópios”, cada uno de ellos servido y accionado por una Madame o por un Monsieur, y por el que sólo puede mirar un único espectador. En ellos vemos lo que no nos dicen las palabras, pues cada una de sus mirillas nos abre a escenarios de placer y de seducción, cuando no de frescas ironías o de salvajes ocurrencias. Nos resistimos a desvelar sus íntimos contenidos, para mantener vivo el secreto de las escenas. Un espectáculo que se abre a universos de múltiples posibilidades, eróticas en este caso, el mejor lubrificante para que los espectadores, siempre desconfiados ante las novedades del género, se inicien a los espacios multidimensionales de narrativas no lineales. Fantástica pedagogía para los futuros que nos esperan…

“Paper Cut” de Yael Rasooly.

Yael Rasooly, actriz, escenógrafa, titiritera y cantante de Israel, presentó en el Museu da Marioneta “Paper Cut”, un delicioso espectáculo solista en el que la versátil actriz encarna a una secretaria tan imaginativa como solitaria, enamorada secretamente de su jefe que le habla a través del interfono  sin hacerle ningún caso. La situación, que reproduce un patrón tan abundante en millones de oficinas del mundo entero, se dispara sin embargo hacia el delirio gracias a las dotes singulares de Yael Rasooly, capaz de convertir la superficie de su escritorio en un escenario-universo  donde ocurre de todo y en el que la sufrida secretaria viaja a los más impensables mundos de su fantasía.

Yael Rasooly

Yael Rasooly en plena actuación

Se sirve para ello de los materiales que pueden encontrarse en una oficina: papeles, lápices, cartones, carpetas, los cuales sin embargo aparecen transformados en prendas de vestir, decorados de revistas o del cine de los años veinte, mientras la secretaria, poseída por sus visiones y sus apetitos, canta o se deja llevar por la ensoñación más extrvagante de sus amores y deseos.

“Paper ut”, que ha recibido importantes premios desde su estreno en 2011, es un espectáculo en el que Yael Rosooly, que se ha dirigido a si misma en este caso, despliega todas sus facetas en un generoso y entregado ejercicio que busca y consigue la complicidad del público, al que se mete enterito en el bolsillo. Para mañana, 11 de mayo, está previsto un concierto especial titulado “The Gramophon Show”, en el que la actriz cantará acompañada de un gramófono. Será a las 23:30, en el Jardín de Invierno del Teatro Sao Luiz. Para no perdérselo.

“Smart as a donkey”, del Tamtam Objektentheater.

De Holanda nos llega este delicioso espectáculo dirigido a los niños pero que deja embobados a los adultos que asisten a él. Se trata de una creación de la veterana compañía Tamtam de Teatro de Objetos que desde 1979 trabaja en este género hoy bien conocido, pero que en su momento representó un ruptura total con el viejo y clásico teatro de marionetas.

Se presenta en el CCB (Centro Cultural de Belém) dónde está programado desde el 9 al 13 de mayo con función diaria, en la Sala Estudio de este importante centro lisboeta, un lugar realmente idóneo para el espectáculo.

Tamtam

Imagen de

La obra, sin palabras y con marionetas realizadas a base de despojos y objetos encontrados en la calle, cuenta la historia de un burro que, atrapado por el molde social que dice que los burros son, en efecto, burros por naturaleza y voluntad popular, decide salirse del mismo, demostrando que ello es posible aunque deba pasar por los más pesadillescos calvarios. Gérard Schiphorst y Marije van der Sande, autores, constructores y animadores de la historia, han contado con la colaboración del artista Wim Hofman, quién ha realizado para la ocasión los dibujos con los que se ha hecho el video en Stop Motion que acompaña la acción. La combinación dramatúrgica de los títeres con el video es perfecta, fruto sin duda de la larga experiencia de esta pareja de creadores: cuando la inmediatez de los títeres-objetos satura la escena, el contrapunto del video crea una distancia poética que embelesa a los niños y a su vez marca las distintas transiciones de la historia hacia las nuevas escenas.

Muy logrados son todos los personajes compuestos con objetos anodinos pero poderosos, como los dos malos, hechos con una hacha y un punzón, dos intrumentos contundentes y agresivos que persiguen al pobre burro a modo de acicate iniciático. Y logradísima y muy trabajada la última escena del circo, con un final alegre y sorprendente, muy bien resuelto e integrado en la escenografía. A destacar también la banda sonora del espectáculo, imprescindible componente en una obra sin palabras, aunque los titiriteros suelten de vez en cuando pequeñas interjecciones, carraspeos y otros sonidos onomatopéyicos.

Sin duda, uno de los mejores espectáculo de Teatro de Objetos vistos recientemente.