(imagen generada durante el curso. Foto de José  Diego Ramírez)

Monasterio de Santes Creus (Tarragona)
Del 11 al 22 de julio de 2018

Con esta 5ª edición de los Cursos Internacionales de Teatro de Marionetas, en el Monasterio de Santes Creus (Tarragona), se confirma y consolida la estrecha relación existente, desde el 2014, entre el monumento y las Artes Escénicas. Está organizado, como en las anteriores ediciones, por El Atelier de la Luna (Eudald Ferré y Luca Ronga) y la Agència Catalana de Patrimoni Cultural con la colaboración de la Diputación de Tarragona.

Eudald Ferré i Luca Ronga, artífices del Atelier della Luna.

Espacio singular donde los haya, el monasterio cisterciense del siglo XII, enclavado en plena naturaleza de la comarca de Alt´Camp, produce un “lejos del mundanal ruido”, que favorece el encuentro entre profesionales y estudiantes de las artes escénicas, para desarrollar un programa de investigación, reflexión y disfrute de la creación del teatro de marionetas, en sus más variadas especialidades.

Claustro del Monasterio de Santes Creus. Foto de José Diego Ramírez.

Las piedras de los monumentos hablan, y podemos conocer lo que nos dicen si sabemos interrogarlas. Este lugar lleno de paz, está envuelto en una gran tela de araña de historias, y de un pasado místico y mítico. A pesar del tiempo transcurrido, aún conserva porciones pegadizas de sus leyendas, héroes y genios, que los artistas del teatro de marionetas tratan cada año de buscar, de despertar, de encontrarse con ellos en sus propuestas creativas. Al final del curso, harán una muestra del trabajo realizado, al numeroso público que acude a verlo.

Sala Capitular del Monasterio de Santes Creus. Foto de José Diego Ramírez.

En esta ocasión son Fabrizio Montecchi del “Teatro de Sombras del Gioco Vita” (Italia) y Camille Trouvé, de “Les Anges au plafond” (Francia), dos titiriteros de renombre internacional, los que se han encontrado con 18 participantes de diferentes países de origen, diferentes profesiones y diversas trayectorias en el conocimiento del teatro de sombras, y del teatro en general. Los dos maestros sombristas se han unido con un objetivo común: dar a conocer, lo más profundamente posible, el mundo del teatro de sombras. Para ello han elegido un tema que le va como anillo al dedo al Monasterio de Santes Creus: La leyenda del Laberinto y el Minotauro.

Fabrizio Montecchi y Camille Trouvé. Foto de Inma Palomar.

En plena ebullición de la realización del curso, entrevistamos a Camille y a Fabrizio, para que nos cuenten el planteamiento del taller, y cómo se va desarrollando el proceso creativo que han propuesto. Late entre los dos maestros el deseo de un encuentro, ya que tienen dos enfoques diferentes del arte y la escena. Sin embargo, tienen la sospecha de que un cruce entre estas dos miradas, en  la práctica de las sombras en movimiento, va a tener un resultado muy poderoso. Esperan que los participantes asimilen esta novedad como algo posible, interesante y natural. Ese es el reto.

Camille Trouvé.

Refrescando las reseñas dadas en Titeresante, el pasado 26 de Abril de 2018, a propósito del anuncio de este curso de teatro de sombras, rescatamos que, Camille Trouvé es actriz, titiritera y directora. Se formó en el arte de las marionetas en Glasgow. Junto a un equipo de artistas visuales y músicos, exploró la relación entre imagen y música. Esta experiencia le llevó a la creación de los espectáculos de títeres: La Peur ave Vientre (2000); Le Baron Perché (2002) y le Bal des Fous (2006). Ha tenido como maestros a grandes directores de escena, tales como Wajdi Mouawad, François Cervantes o Catherine Germain, entre otros. Además, estudió en la ESNAM (Escuela Nacional de Artes de la Marioneta), en Francia. Su maestro en las sombras fue el propio Fabrizio Montecchi. Como constructora e inventora de personajes articulados, ha creado un universo visual extraño e irresistible. Junto a Brice Berthoud fundó en el 2000, la Cia.: “Les Anges au plafond”(Los Ángeles del techo), con las creaciones: “Le Cri Quotidien”; “Une Antígona de Papier”;  “Les Mains de Camille”; “Les Nuits Polaines”; “Au Fil de Edipo” y “White Dog”, último espectáculo de la compañía.

Inma Palomar: ¿Cómo vives el desarrollo del curso?

Camille: Son 12 días intensivos, con 18 personas de diferentes partes del mundo, manejando 4 idiomas distintos y con participantes de diferentes trayectorias personales. Mayormente no tienen experiencia en el teatro de sombras, ni de títeres. Proceden del teatro visual, de técnicas gráficas o de Bellas Artes. En definitiva un grupo muy diverso, con diferentes niveles en el concepto del espacio de actuación.

I.P.: ¿Cuáles son  los objetivos y las preocupaciones en este curso?

Camille: El objetivo principal es descubrir el idioma de las sombras. Enseñarles las bases de este idioma, muy especial dentro del mundo del títere.

Los cuatro primeros días los hemos dedicado a enseñar y practicar la técnica, para saber cómo se forma la sombra, que tiene tres bases principales: 1) la luz, 2) los objetos de sombras (el cuerpo, las siluetas, las siluetas con el cuerpo y los títeres que se forman fuera del cuerpo) y 3) la pantalla, y la conexión entre estos tres elementos básicos.

Hemos visto los dispositivos de proyección: 1) inmóvil (pantalla y luz). En este caso solo se mueven los objetos. Y 2) mover la luz y mover la pantalla, que nos va a dar más información y más posibilidades.

Camille Trouvé en pleno trabajo. Foto de José Diego Ramírez.

 I.P.: ¿Qué metodología tenéis?

Camille: La metodología del trabajo es la experimentación y después analizar.

Después de los cuatro primeros días, nuestra obsesión es usar el idioma de las sombras para contar una historia, para transformar la historia en una dramaturgia que nos permita plantear escénicamente nuestra historia mitológica: El Laberinto del Minotauro.

Tanto a Fabrizio como a mi nos gustó esta historia del Minotauro, para transformar el monasterio en El Laberinto y buscar ahí el monstruo. Los dos hemos trabajado leyendas y temas mitológicos en nuestros espectáculos. Fabrizio con la Odisea, por ejemplo, yo he escenificado Antígona y Edipo.

En esta segunda fase, a partir del quinto día, comenzamos a ver los temas que contiene el mito y realizar unas figuras con formas contemporáneas. Decidimos formar varios grupos y hacer la historia completa del mito, en cuatro episodios diferentes. Uno de los grupos serían los narradores que conectarían los cuatro episodios. En total cuatro grupos de participantes, más otro grupo que sería el de los narradores. El hecho de realizar la historia completa del mito, se debe a que es una historia parcialmente conocida. Hay tramos muy sabidos, como la lucha de Teseo con el Minotauro y su salida del Laberinto, gracias al amor y el hilo de Ariadna. Pero hay otras partes de la historia, tanto del comienzo como del final, que son muy interesantes y poco conocidas. Vimos que esta era una buena oportunidad de mostrarla al completo.

Foto de Inma Palomar.

En cuanto al espacio, decidimos contar la historia del Laberinto aprovechando los espacios de estancias de dentro del monasterio y de afuera, al aire libre, para que el público tenga la sensación de que están atrapados en el Laberinto y sientan la presencia del Minotauro en todo el monasterio. Es una  propuesta  configurada en un escenario bien distinto al  habitual y eso nos emocionaba mucho.

 I.P.: Además del encuentro con los  participantes, hay un encuentro entre tu y Fabrizio. ¿Cual es la diferencia entre tu visión de las sombras y la suya?

Camille: Mi visión, mi mirada es más íntima, una estética diferente dentro del teatro de sombras. Una gráfica distinta a mostrar al mundo. El trabajo con el papel tiene una visión “artbrut”. Soy una actriz que estudia arte plástico y arte con títeres y esculturas en movimiento desde 1998, y este encuentro con la visión de Fabrizio es muy interesante, porque a pesar de que somos diferentes, tenemos una misma sensibilidad, por lo que es muy fácil ponernos de acuerdo.

Fabrizio Montecchi frente a la pantalla. Foto de José Diego Ramírez.

Fabrizio Montecchi es director de teatro y escenógrafo. Nació en 1960 en Reggio Emilia, Italia. Ha realizado estudios de arte visual y arquitectura. Desde 1978 es colaborador estable del Teatro Gioco Vita. Montecchi enseña en la Escuela Nacional Superior de Artes de la Marioneta de Charleville-Mézières (Francia). También ha impartido diversas asignaturas en la Academia de Arte de Turku, en Turku (Finlandia), en la all´Akademia Teatralna Bialystok (Polonia), en all’Ugam Montreal (Canadá) y en la Escuela de Arte Dramático Paolo Grassi, de Milán. En 2013 recibió el Premio de la Transmisión, del Instituto Internacional de la Marioneta de Charleville-Mézières.

I.P.: Este es tu segundo curso de teatro de sombras en Santes Creus. ¿Qué diferencia hay entre aquella propuesta y esta?

Fabrizio: La propuesta es la misma de antes. Una parte formativa, más larga, para preparar lo que hacer después. Sobre un diseño común, proponer algo diferente en este espacio singular, para encontrar una narración del espacio con el narrador.

I.P.: Pero en esta ocasión sois dos los creadores. ¿Qué te supone esto?

Fabrizio: En principio, va siendo algo a descubrir. En muchas cosas somos iguales y en otras diferentes. En muchos componentes ha funcionado muy bien. Me encontré con Camille por primera vez en 2011. Se había inscrito en mi taller en Fronard. Estaba interesada en el teatro de sombras, me dijo, y quería profundizar en su conocimiento. Inmediatamente tuve la sensación de que Camille ya conocía las sombras, tal vez no en la práctica diaria, pero si en la poesía. Tenía un don claro y profundo. Desde entonces, todos los espectáculos que he visto de ella, no han contradicho mi primera impresión. Aunque su teatro no puede ser definido en el sentido estricto de las “sombras”, todo lo que ella hace y dice contiene a las sombras. Cuando decidí compartir este taller con alguien, inmediatamente pensé en ella, con quien noto que tengo, incluso con tantas diferencias, profundas afinidades.

I.P.: Y los participantes ¿Cómo van asimilando esta dualidad?

Fabrizio: En algunos grupos ha funcionado bien. El conjunto de los participantes no es homogéneo. Nunca lo es totalmente, porque el teatro de sombras fascina a muchos tipos de profesionales: diseñadores, teatro, danza. Todos se encuentran en una misma actividad. En un laboratorio internacional es difícil obtener un grupo homogéneo. El otro curso anterior, los participantes eran mayores, ahora con Camille todo es diferente.

Fabrizio Montecchi en acción. Foto de José Diego Ramírez.

I.P.: Crees que los objetivos que te habías planteado se han cumplido?

Fabrizio: Para mi los objetivos están cumplidos, salga como salga la muestra final del taller. Mi objetivo principal es abrir la puerta del teatro de sombras, a todos los que están interesados en conocerlo. No se sabe a cuanto se ha llegado hasta el final, pero el primer requisito está cumplido. El  teatro de sombras, hay que trabajarlo con todos los interesados, sean o no gentes de teatro. Y aunque hay poco tiempo para realizar una muestra de una historia como ésta, el hecho de mostrar nuestro trabajo al público no nos limita sino que nos activa a encontrar soluciones. Tenemos que pensar en quienes nos vienen a ver, en el público. Ese es otro aprendizaje.  Con los participantes, con los alumnos, uno los lleva de la mano, lo mismo que cuando enseñas a tu hijo a montar en bicicleta. Le agarras un tiempo del sillín, pero llega un momento en que lo tienes que soltar y uno confía, pero no sabe lo que va a pasar verdaderamente.

I.P.: ¿Es difícil el teatro de sombras?

Fabrizio: Es complejo y diverso. Tiene muchos lenguajes. Un texto largo puedes expresarlo con una sola imagen, y una sola cosa, o palabra, puede generar todo un mundo de imágenes e historias. Es el mundo de lo imprevisible, de lo intangible. El teatro de sombras vive en la línea blanca que separa las líneas escritas de un texto. Aporta una perspectiva totalmente diferente: con luces, sombras, una profundidad, una arquitectura que de día no se ve. No se puede comparar a ningún otro tipo de teatro.

I.P.: ¿Crees que este espacio monacal, tiene mucha densidad para un solo director? ¿Se necesita compartir las decisiones sobre lo que contiene? En algún otro curso había más profesionales decidiendo.

Fabrizio: Quizás si. Es un lugar en el que no se agotan los misterios. Me había quedado con ganas de más, porque lo que aquí siento no me ocurre en otros sitios. Tiene una calma que te hace estar fuera del mundo, y aporta otro tipo de tempo a mí y a todo el trabajo que se realiza.

Titeresante: Pues entonces ¿quizás haya una tercera vez?

Fabrizio: Quien sabe.

Desarrollo del curso.

Dejamos a Camille y a Fabrizio trabajando y nos adentramos, en las actividades de los diferentes grupos formados. Están practicando en un espacio del monasterio concreto, para contar su episodio del Laberinto. Con todos estos espacios de escenificación, se organizará un recorrido, para que el público visualice la historia del Minotauro encerrado en  el Laberinto de Creta. El Laberinto se ha trasladado de lugar y ahora está aquí, en el Monasterio de Santes Creus. Esa es la energía que palpita entre los participantes.

Sesión de trabajo. Foto de José Diego Ramírez.

El grupo de los narradores está compuesto por: Matthias Sebbane, Blanche Heugel y Maja Humo. Los tres procedentes de Francia, y han actuado y contado la historia en castellano. Todo un reto para ellos, porque apenas hablaban el idioma. Comienza Maja, recibiendo al público que espera tras la gran puerta de acceso al Claustro Principal. Linterna en mano los guía primeramente al Lavatorio. Allí, sobre la fuente, les da la bienvenida y le dice al público que van a conocer la historia del Minotauro, y que se consideren ya dentro del propio Laberinto. La puerta de acceso se ha cerrado, es de noche y todo está oscuro. Con la luz en sus manos, la narradora dirige al público al Locutorio, donde les espera el grupo 1, con el primer episodio del relato.

Grupo 1) El inicio. Lo componen: Manuela Trillo (Pisa-Italia); José Diego Ramírez (Sevilla-España); Katja Garbín (Bolzano-Italia) y Anaís Vázquez (Tarragona-España).

Oscuro, con el público sentado en los largos bancos de piedra del antiguo Locutorio de los monjes. Suena el tambor como los latidos de un corazón, y la silueta blanca de la cabeza de un toro, se va proyectando por el techo cóncavo de esta estancia de tránsito. El rey Minos, con su corona de vacas, agita una capa con la imagen enfadada de Poseidón. El sonido de una flauta acompaña las bellas sombras en el techo, mientras que el narrador va contando la historia desde un extremo. En el arco de acceso al Claustro Posterior, una pantalla a modo de cortina, escenificará los acontecimientos que le suceden a Parsifae,  la esposa del rey.  Aquí se cuenta como el rey Minos ha traicionado a Poseidón, no sacrificando al toro blanco que le regaló. Poseidón se enfada y se venga haciendo que Parsifae se enamore del toro blanco y le engendre al Minotauro. La escena termina con el grito de Parsifae en el parto del monstruo.

Pasifae. Foto de Inma Palomar.

A partir de aquí, otro de los narradores conduce al público a través de la galería norte del Claustro Posterior. Enlazando el episodio primero con el segundo, cuenta la historia de Dédalo, por medio de un pop-up, un libro que se abre con las siluetas de una gran ciudad y la imagen del  propio arquitecto. El será el encargado de construir un lugar donde esconder al Minotauro. La luz que lleva en la mano el narrador, aplicada al pop-up, proyectará su imagen multiplicada sobre el muro de piedra del corredor, ante el asombro del público sorprendido. Parece que estamos viendo las sombras en movimiento de las primitivas cavernas.

Grupo 2) El encuentro de Ariadna y Teseo. Episodio en tres escenas. Este grupo lo componen: Elisabeth Besquet (Bélgica), Céline Louvet (París-Francia) y Katarina Cakova (Eslovaquia). El lugar: zona exterior del Claustro Posterior, espacio donde se situó el primitivo monasterio. Actualmente solo contiene restos arquitectónicos y la antigua capilla.

En una primera escena, tras una pantalla cortina, Dédalo el arquitecto, diseña el Laberinto.

Dédalo. Foto de Inma Palomar.

En la segunda escena, se representan con pantalla de cortina sobre un arco, el viaje de Teseo por el mar, desde Atenas hasta Creta.  Con pop-ups proyectados desde delante, se escenifican las fiestas de los sacrificios humanos de Minos. Allí conocerá Ariadna a Teseo y se enamorarán. En una tercera escena, el narrador cuenta cómo Ariadna va a ayudar a Teseo a salir vivo del Laberinto entregándole el ovillo de hilo. Acuerdan que después de matar al monstruo, huirán juntos a Atenas. La gran sombra de Teseo sobre el muro exterior del claustro, dirigiéndose hacia el Laberinto, arrastra consigo al público hacia la búsqueda del Minotauro, en el  interior de la galería sur del Claustro Posterior. Completamente a oscuras, el Minotauro se encuentra en el Refectorio.

Escena de Ariadna y Dédalo. Foto de Inma Palomar.

Grupo 3) El Laberinto: La lucha entre Teseo y el Minotauro. Refectorio. Componen este grupo: Paola Busca (Italia-CH); Miguel Asencio (Cat-Esp); Bernadette Legrand (París-Francia); Olga Abad (Galicia-España); Natyelli Mora (Méjico-Francia) y la participación especial del niño Tadeusz (Francia). Pantalla grande con proyecciones desde delante y desde atrás. Composición de los personajes con diversas técnicas de máscaras y cuerpo humano. Teseo mata al Minotauro y emprende con Ariadna el viaje a Atenas en barco.

El Laberinto. Foto de Inma Palomar.

El narrador dirige al público a través del ala sur y oeste del Claustro Posterior hacia la zona del muro exterior de la sala capitular, comienzo del cementerio de los monjes. En estos pasillos, el narrador, con ayuda de la proyección del barco de Teseo sobre los muros, cuenta la tormenta y la pérdida de las velas blancas del barco de Teseo, que serían el símbolo de su victoria. Llega a Atenas con las velas negras, donde le esperaba su padre Egeo. Egeo muere trágicamente tirándose al mar, ya  que cree que su hijo ha muerto, al ver las velas negras.

Grupo 4) Epílogo. La escapada de Dédalo e Ícaro del Palacio de  Minos, en Creta. Componen el grupo: Eugenia Pesenti (Italia) y Pere Vidal (Cat-España).

El narrador cuenta la historia de cómo Minos, rabioso por el triunfo de Teseo, encierra a Dédalo y a su hijo Ícaro en el Laberinto, según otros en el propio palacio. Dédalo construye unas alas para volar, advirtiéndole a su hijo que no volara ni bajo ni alto, porque el calor del sol derretiría la cera de las alas y caería. Ícaro no atendió los consejos de su padre y cayó. Por medio de un pop-up proyectado en una pantalla pequeña, se visualiza el palacio con los personajes en miniatura. Sobre el muro exterior se proyecta el laberinto en el que están presos Dédalo e Ícaro. En unas alas blancas en movimiento, Eugenia y Pere escenifican la huida y caída de Ícaro.

Foto Inma Palomar.

El narrador termina el espectáculo con una moraleja: Esto es lo que ocurre cuando los hombres traicionan la voluntad de los dioses. FIN

OPINIONES

Para terminar, solo nos queda saber cómo han vivido los participantes el curso. Hemos preguntado y tenemos algunas voces diversas. Unos lo han vivido con un gran acople entre los compañeros del grupo y han conseguido unos resultados excelentes en sus propuestas. Otros han visto  dificultades para ensayar su parte de la historia, porque se necesita la noche, la oscuridad, para probar las luces y sus efectos, y durante el día no se puede. Siempre faltan horas al final. Se sabe que es sólo una muestra del taller, no un espectáculo perfecto, pero se  desearía tener más tiempo para que todo este bien ensayado y comprobado. Lo viven con cierta preocupación y nervios, sabiendo que un público numeroso les espera. Alrededor de 300 personas, niños y adultos, que han venido desde lugares diferentes, y en algunos casos lejanos. A Camille y a Fabrizio tampoco les sobran los minutos para atender a todas las necesidades.

Foto de familia, participantes del curso. Foto de José Diego Ramírez.

Desde fuera, el resultado es espectacular. Es un taller, pero se vive entre el público con una emoción y sorpresa increíble. Escenificado así, el Laberinto de Creta evocado en el monasterio hace que, con la cosmovisión del relato, la historia adquiera una nueva dimensión. Al situarse en un espacio real, se ha convertido en un  paraíso perdido, rodeado de un mundo y una atmósfera plena de sensaciones: colores, luces, sombras y poesía naturales. Es como si el Minotauro, ese ser desgraciado finalmente abatido, descansara realmente por última vez en este lugar de paz y tranquilidad.  Los héroes de esta leyenda partirían desde ahí a otras aventuras, tal como lo hicieron, en otros tiempos, los caballeros de la corte del gran Pere el Grande.

 

Inma Palomar