(Pampalughino, la ‘máscara’ o personaje principal de Peppino Sarina)

La inauguración del Atelier Sarina en el Palacio Guidobono de Tortona, provincia de Alessandria, ha colocado definitivamente a esta hermosa ciudad del bajo Piamonte en el mapa titiritero del mundo. En realidad, ya figuraba en él desde que nació en los años noventa la Asociación Sarina para el fomento del arte de las marionetas y muy especialmente para conservar y estudiar el inmenso legado del titiritero Giuseppe Sarina, más conocido como Peppino, nacido en Broni en el año 1884 y fallecido en Tortona en 1978.

Peppino Sarina.

Peppino Sarina provenía de una familia titiritera iniciada por su abuelo Andrea, nacido en Lodi en 1828, cuyos azarosos primeros pasos de la vida le llevaron a huir de su pueblo al escapar de los austríacos, caer prisionero de los mismos en Milán y conducido a Austria, para sobrevivir durante estos años con oficios variopintos y marginales (recogedor de cadáveres y taxidermista, entre otros) hasta acabar siendo titiritero tras casarse. Su hijo Antonio, nacido en 1857, dio un empuje definitivo a la compañía, tras emparejarse con Adele Palamede y tener con ella tres hijos (Peppino, Teresa y Andreino), todos dedicados al oficio de los títeres. Familia de artistas y de músicos, pues mientras Antonio tocaba la flauta y Adele el banjo, Pepino era ducho en el acordeón y otros muchos instrumentos, Teresa en la guitarra y Andreino en el violín.

La señora Adele, Antonio, Andreino, Peppino y Teresa.

Pronto destacó Peppino como escritor y autor de múltiples obras, reconocido músico (escribió a lo largo de su vida numerosas óperas sin estrenar, siendo el autor tanto de los libretos como de la música), escultor de sus propios títeres, refinado pintor de decorados y carteles publicitarios, y potente intérprete, dotado de una memoria fabulosa que le permitía mantener un repertorio inmenso de obras con profusión de episodios distintos. Un artista autodidacta que podía codearse con los mejores creadores de la época, aunque él siempre se centró en el universo de los títeres.

Decorado de Peppino Sarina.

Activo hasta 1958, se dedicó hasta el año de su muerte en 1978 a ordenar todo su inmenso patrimonio titiritero: una colección de más de 600 títeres, cantidad de decorados y carteles, los ‘copiones’ (nombre italiano para indicar los libretos o textos teatrales) de sus obras y de sus infinitos episodios, y los mil objetos e instrumentos que acompañan y complementan la actividad titiritera, recogidos a lo largo de tres generaciones que cubre un siglo entero de actividad.

Todo este legado fue adquirido por la Fondazione Cassa di Risparmio di Tortona, custodio oficial del mismo, bajo los auspicios de la Asociación Sarina, fundada en su día por Giampaolo Bovone, Pietro Porta, Walter Broggini, Daniele Corteses y Tinin Mantegazza. Los dos primeros son los autores de un magno trabajo de investigación sobre la vida y la obra de Sarino publicado por Diakronia en 1997 con el título de ‘Gente di Sarina’. Entre otros trabajos, registraron las entrevistas a los más de cien ayudantes ‘de baracca’ que tuvo Sarino detrás del retablo, un testimonio precioso de una época fundamental en la historia de los títeres de los siglos XIX y XX.

Algunos de los títeres de la Sala Permanente del Estudio Sarina.

Desde un principio, hubo un núcleo de personas (las situadas en el círculo de la Asociación Sarina) que fue muy consciente de la transcendencia del legado titiritero conservado en Tortona, el cual ha sido el motor de una frenética actividad desarrollada alrededor de los títeres, desde la publicación de diversos libros especializados (varias tesis doctorales, algunas autobiografías de importantes titiriteros y otros testimonios) hasta la organización de varios festivales de títeres en la localidad vecina de Viguzzolo (el Festival Da Soli, unos de los primeros en Italia dedicados a titiriteros solistas para público adulto) y en la misma Tortona.

Pero no ha sido hasta hoy que la acción continua de tanto empeño titiritero ha empezado a dar sus frutos visibles, con la abertura de este Estudio Sarina en el Palacio Guidobono el pasado sábado 10 de febrero de 2018.

El Estudio Sarina y los talleres de Natale Panaro

La obsesión de Giampaolo Bovone y de sus compañeros de aventura ha sido la de abrir un espacio vivo y dinámico, abierto al mundo de los títeres, a la ciudad y a los jóvenes, pensando no tanto en el pasado como en el futuro, huyendo del concepto del museo estático, por otra parte inviable dadas las condiciones del espacio.

Encuentro de Gioppinos con Pampalugha, decorado de Peppino Sarina.

El Ayuntamiento de Tortona ha cedido a la Asociación y a la Fondazione Cassa di Risparmio di Tortona, propietaria del legado, unas salas del mencionado palacio medieval del siglo XV Guidobono (reconstruido en 1939), muy bien situado en la Via Emilia en una placita dominada por una imponente torre medieval.

Giampaolo Bovone con el títere original del famoso personaje televisivo Dodó, en el despacho del Estudio Sarina.

La zona de exposición consta de dos salas: una permanente, con los principales personajes de Peppino Sarina y una colección de impactantes decorados, y otra de temporal, dedicada para la inauguración a los ‘espíritus infernales’, es decir, diablos, monstruos, seres fantásticos y estrafalarios, de obligada presencia en las obras del teatro de títeres de la época, sala también complementada con profusión de decorados pintados por Sarina.

Imagen del taller de Natale Panaro.

En el piso superior al espacio cedido por el ‘Comune’, se ha acondicionado  una gran habitación para instalar en ella el estudio de trabajo del maestro Natale Panaro, reconocido escultor de títeres y de escenografías, muy popular en Italia por su aparición en varios programas de televisión, que suele trabajar con la madera y el cartón. En el estudio del Palazzio Guidobono, Panaro realiza talleres para niños, jóvenes y profesionales de un modo regular, centrados básicamente en el cartón.

El maestro escultor Natale Panaro.

Junto a la sala taller, se encuentra el despacho de la Asociación Sarino, responsable de la actividad del nuevo centro abierto en la ciudad.

Encuentro de profesionales y titiriteros en el Teatro Cívico

Para la inauguración del Estudio Sarina, el Comune y la Asociación Sarino organizaron un encuentro sobre el mundo y la obra de Peppino Sarina en la Sala Noble del Teatro Cívico de Tortona, un magnífico teatro de 1838, obra del arquitecto Pietro Pernigotti, magníficamente restaurado en los años 80.

Interior del Teatro Cívico de Tortona.

Condujo la sesión Walter Broggini, reconocido titiritero de Varese, en la Lombardía, quién fue uno de los primeros impulsores del proyecto Sarina. Director artístico del histórico festival Da Solo de Viguzzolo, creado junto a Giampalo Bovone, y buen conocedor de la tradición titiritera local -tuvo mucha relación con el gran maestro Gualberto Niemen (1905-2003), del Piamonte-, Broggini cumplió a la perfección con su papel de maestro de ceremonias, encargado de introducir a las múltiples personas que tenían que intervenir.

La mesa del Encuentro, con Walter Broggini hablando.

Debo decir, como cronista del acto, que se consiguió muy felizmente el objetivo de mostrar de un modo amplio, dinámico y con profundos conocimientos de causa, el mundo de Peppino Sarina desde las distintas perspectivas con las que hoy se le aborda: desde las instituciones y desde las distintas ópticas profesionales del teatro de títeres.

Por un lado, los responsables de la Asociación Sarina (estaba presente el actual ex-presidente Giampaolo Bovone y su actual presidenta, Alessandra Genola), la Asesora de Cultura del Ayuntamiento, representantes de la Fondazione Cassa di Risparmio di Tortona y otras personas que cuidan de la conservación del legado Sarina. También estaba el asesor de cultura del Comune de Broni, lugar de nacimiento de Sarina. Es decir, el lado político y más interno de las instituciones implicadas en el proyecto que se presentaba.

Natale Panaro y Remo Melloni, en el interior de la exposición.

Muy interesante fue el parlamento de Ángelo Anetra, la persona encargada de ordenar y hacer el inventario de todo el legado de Sarina, una ingente tarea que el señor Anetra desarrolla desde hace años.

Quizás la intervención más entrañable fue la del último ayudante de ‘baracca’ (de retablo) que tuvo Peppino Sarina, el señor Enzo Bertolotti. Contó como Sarina pedía siempre en las localidades que visitaba voluntarios para ayudarle detrás del retablo a hacer la función. Al ser tantos los lugares visitados, tuvo multitud de ayudantes. Una de las costumbre que tenía el maestro era ofrecer a sus esforzados colaboradores, el día de su boda, unos frescos que pintaba en el dormitorio y en el comedor, los lugares principales de la casa. Frescos que se han conservado en muchos hogares como uno de los recuerdos más hermosos -y artísticamente valorados- de estas familias.

Batalla de Máscaras. Decorado de Peppino Sarina.

Intervinieron luego algunos titiriteros y estudiosos que acudieron encantados de inaugurar un espacio que para ellos es agua bendita. Cabe destacar aquí la presencia de Remo Melloni, el gran estudioso de los títeres del norte de Italia, responsable hasta hace poco de los impresionantes fondos titiriteros de Milán, que nos situó históricamente a Giuseppe Sarina, glosando la singularidad de su legado así como la importancia de disponer de estos espacios donde la Tradición cobra nueva vida bajo la mirada del presente. Para él, los viejos títeres de los grandes maestros conservan intacta, en sus rasgadas pieles de madera, la huella emocional de los espectadores que les dieron vida.

Mariano Dolci, gran maestro de los títeres y una de las autoridades mundiales sobre su uso en la Educación, fue uno de los invitados de honor que se explayó en valorar la necesidad de cultivar y recuperar la memoria de los maestros. Relacionar mano y cabeza es una de las obsesiones del titiritero-pedagogo Dolci, una necesidad en nuestra época saturada de virtualidades que nos desconectan del cuerpo y del tacto creativo.

Diablo en la sala de los ‘Espíritus Infernales’.

También habló Aldo de Martino, actual Presidente de Unima Italia, quien vino especialmente de Nápoles para asistir a la inauguración. Aldo explicó los proyectos de la Unima de unir en una red los principales museos de Italia, así como otras valoraciones sobre el proyecto del Estudio Sarina. Su presencia fue importante al representar al colectivo de los títeres del país, un esfuerzo muy bien recibido por los presentes.

Daniele Cortese intervino para reivindicar el papel de los titiriteros en este tipo de celebraciones oficiales, en las que a veces sobran los políticos y faltan más voces de la profesión. Para él, valorar el mundo de los títeres debe traducirse en más ayuda a los actuales practicantes que luchan en el día a día desde sus ‘baraccas’.

Pintura de Peppino Sarina. Revuelta en el teatro.

Alfonso Cipolla explicó detalles históricos de Sarina que situaron a los presentes en algunos de los ejes principales del fenómeno de los títeres populares, destacando el alto nivel de los ‘copiones’ y de la cultura de Peppino, un verdadero artista de su época. También glosó la singularidad del repertorio de Sarina, que incorporó el repertorio de los pupi -los ciclos carolingios y los paladinos de Francia- al teatro de títeres de guante del norte de Italia.

Quién firma estas líneas fue invitado a hablar, para hacer una glosa de los museos y otros espacios de exhibición, tras valorar la importancia del patrimonio italiano que bien puede considerarse como una descomunal ‘reserva natural’ de los títeres en Europa y en el mundo entero.

En una próxima crónica se hablará  de los contenidos de la exposición ofrecida en el Estudio Sarina de Tortona.