(Los alumnos de la Escuela de Arbolé para niños y niñas, presentación final de curso de 2019. Foto compañía)
Conocemos bien al Tetro Arbolé, del que en estas páginas hemos hablado en múltiples ocasiones, pero quizás conozcamos poco una de sus facetas menos visible, pero de una gran importancia: su apuesta por la formación. No solo la de los titiriteros que han crecido a su vera y cobijo, participando en muchos de sus espectáculos para luego dar el salto y seguir sus caminos particulares, sino también por la escuela que crearon en el año 2009 en sus instalaciones del Parque del Agua.
La Escuela de teatro para niños
Son 15 años ya los que lleva en activo la Escuela de Iniciación al Teatro del Teatro Arbolé, despertando vocaciones entre los más pequeños, con una media anual de 100 alumnos y alumnas de entre 6 a 16 años, lo que ha dado como resultado que 500 alumnos hayan pasado por sus aulas durante estos últimos 15 años.

Alumnos de la Escuela de Teatro de Arbolé. Foto compañía
Algunos de ellos han debutado en el cine protagonizando películas de éxito en taquilla (por ejemplo,las niñas de la directora aragonesa Pilar Palomero) y otros continúan su labor profesional en las artes escénicas y estudiando en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza.
Dirige la escuela Azucena Roda, actriz permanente de la compañía del Teatro Arbolé, uno de sus puntales más sólidos, junto con Pablo Girón, Iñaki Juárez y su hija Julia Juárez. Son profesoras de la escuela: Esther Pérez, Nuria Herreros y Yanet Capetillo, y lo han sido actrices de renombre como Marissa Nolla y Luisa Peralta.

Alumnos de la Escuela de Teatro de Arbolé. Foto compañía
Se trata de una labor silenciosa que culmina cada año con presentaciones de obras y ejercicios en el escenario de Arbolé, cuando profesores, alumnos y familiares se encuentran para ver los resultados de tanta dedicación esmerada de unos y otros.
Arbolé como escuela indirecta de titiriteros
Como decíamos al principio, son muchos los actores y aprendices de titiriteros que se han formado con la práctica del oficio en el día a día de la compañía del teatro. Veamos aquí a algunos de ellos.
Javier Aranda
Quizás el caso más conocido y relevante, por el alto nivel de los resultados conseguidos, sea el del actor Javier Aranda, que antes de lanzarse al ruedo escénico en solitario con sus obras Parias y Vida, participó en numerosos proyectos del Teatro Arbolé.

Escena de ‘Parias’, de Javier Aranda. Foto compañía
Por ejemplo, en las obras Goya: el último disparate, o en Los Ibeyis y el diablo, con dirección de René Fernández Santana. O su reconocida labor como solista con los títeres de cachiporra de Pelegrín, un personaje al que le dio en su día rasgos propios junto a los demás titiriteros de la compañía. También ha dirigido algunos trabajos de Arbolé, como la obra Leocadia y los ratones, interpretada por Azucena Roda y Pablo Girón.
15 años de Títeres Sin Cabeza
Una compañía surgida del mismo seno de Arbolé es la conformada por Alicia Juárez, hija de Iñaki Juárez, junto a Fernando Martínez de la Vega. Formación que este año celebra su quinceavo aniversario.

Imagen de ‘Cuántas estrellas puedes contar’, de Títeres sin Cabeza. Foto compañía
Alicia Juárez, antes de independizarse de Arbolé, trabajó en numerosos montajes de la compañía, como la ya mencionada Los Ibeyis y el diablo, El Patito Feo, La Gata con Botas, o el Desatino de las aguas.

Alicia Juárez y Fernando Martínez de la Vega, tras la función de ‘Diminutivo’, en el Parque de las Marionetas de Zaragoza 2024. Foto T.R.
También es una de las titiriteras que maneja al personaje de Pelegrín, repartiéndose en los días del Pilar las funciones con sus compañeros de Arbolé en el teatrín fijo de la Plaza de los Sitios, habiendo creado una versión de trazos feministas del cachiporrero Pelegrín.
En cuanto a Martínez de la Vega, también fue parte del elenco de Arbolé en las funciones técnicas del teatro durante dos años.
La Compañía de Víctor Biau
He aquí otro titiritero que se formó en las filas de Arbolé participando en distintos espectáculos.
Un día decidió irse a México, donde ejerció de juglar titiritero durante 15 años, para volver recientemente a Zaragoza donde se ha instalado con su propia compañía, tras presentar la obra Sueños: payasos, narices y corazones.

Imagen de ‘El hombre que plantaba árboles’, de Víctor Biau. Foto compañía
Víctor Biau también fue uno de los integrantes del grupo de titiriteros encargados de manejar a Pelegrín en Los Títeres de cachiporra.
Los Títeres de Cachiporra: Pelegrín
Nunca ha sido considerado ni una escuela ni un lugar de formación titiritera, pero qué duda cabe que la recreación del personaje de Pelegrín como nuevo héroe del teatro popular de títeres, hoy muy popular en todo Aragón, creado en su día, hace ya más de 40 años, por Iñaki Juárez, Pablo Girón y Esteban Villarrocha, ha sido un singular espacio que ha servido para que muchos titiriteros se iniciaran en la labor de los Títeres de Cachiporra.

Julia Juárez, Iñaki Juárez y Pablo Girón con sus respectivos Pelegrines, en el 40 aniversario de Pelegrín en el Parque del Agua. Abril 2023. Foto T.R.
En la actualidad son muchos los que se han enfundado el guante -o el alma, como técnicamente se llama- de Pelegrín, creando historias que poco a poco han conformado un verdadero repertorio de sus aventuras cachiporreras.

Esteban Villarrocha con Pelegrín. Foto compañía
Una cachiporra, la suya, de muchos matices, pues a veces ejerce sus funciones punitivas con esmerada contundencia, y otras veces, estira los estacazos buscando si no su suspensión, sí una civilizada atenuación de estos.

Alicia Juárez con la Princesa. Foto T.R.
Sin duda el influjo femenino de las titiriteras que lo han manejado es una de las razones de esta modulación del género tradicional, de acorde con la evolución de los gustos del público. Es el caso de Alicia Juárez, Julia Juárez y recientemente de Azucena Roda, que han buscado diferentes acercamientos al personaje, incluso desde posiciones manifiestamente feministas algunas veces.

Javier Aranda con Pelegrín. Foto T.R.
Pero también el sector masculino ha buscado diferentes caminos, por lo general centrados en los aspectos más jocosos del personaje, y en los juegos de manipulación que este tipo de teatro permite.

Azucena Roda con Pelegrín y el Diablo. Foto T.R.
Un caso único en España de un personaje que ha servido como excusa para conocer los arcanos del teatro popular de títeres que siempre se había hecho en la Península Ibérica, con la libertad de que cada titiritero lo pueda abordar según sus gustos y criterios.