(Aurea Patricia Ayon Ruiz-Velazco y Fernando García, con Marikris. Foto Jesús M. Atienza)
Se presentó este domingo 27 de abril de 2025, en la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal, en Barcelona, el preestreno de la obra El Mundo de Marikris, de Enkarni Genua, interpretada por Aurea Patricia Ayon Ruiz-Velazco, de la compañía Papalotes, con dirección de Fernando García, del Triciclo, ambos de Guadalajara, México. Un espectáculo que ya se representó en el país de origen de ambos titiriteros, y que han remontado en Barcelona para una serie de funciones a realizar en la Ciudad Condal, concretamente en Cincómonos y en La Casa dels Contes.

Cartel de la obra. Foto de Jesús M. Atienza
Fue interesante ver la puesta en escena de Aurea y Fernando, al mostrar la paciente sensibilidad que por regla general se cultiva en los títeres de los países latinoamericanos, tan distinta de la que mostramos aquí los españoles, siempre más dados al lenguaje tosco y rudo de una sensibilidad de corte roqueño e impaciente, que busca el impacto de lo inmediato y afirmativo. Exagero, claro, y por suerte los matices relativizan estas generalizaciones temerarias, pero que sirven para marcar unas sutiles diferencias de tono que sí me ha parecido observar en lo poco que conozco de ambas realidades.
La obra de Enkarni Genua nos muestra unas peculiaridades psicológicas de los papis y mamis de hoy en día, que no por deleznables, son hartamente encarnadas por un buen número de progenitores: mimar y consentir a sus hijitos cuántos caprichos se les ocurran, en una tiránica relación hijos-padres casi de juzgado de guardia. Una realidad terrible que asola tantas familias del llamado mundo civilizado, y que la obra se atreve a poner sobre el tapete.

Foto Jesús M. Atienza
Lo hace forzando al máximo la paciencia de los espectadores, que uno adivina buscando alguna cachiporra para aplicar la vieja terapia a los protagonistas, como a mí se me ocurrió. Pero la obra no sigue estos arcaicos derroteros, y se inclina por la paciente pedagogía que sabe tratar a estos niños aprendices de delincuentes con las artimañas del cuento, de los viejos mitos, y de una poética reprobatoria.
Una solución dramática que encaja muy bien con el tranquilo proceder de la actriz-titiritera Aurea Patricia Ayon Ruiz-Velazco, cuyo tono plácido y sereno es el adecuado para conducirnos, a personajes y espectadores, por los laberínticos caminos del escarmiento y la lección.
Se sirve para ello de un único muñeco, la niña Marikris, mientras los demás personajes están representados por ‘títeres planistas’, es decir, con siluetas recortadas y pintadas sobre superficies planas, en un estilo muy sobrio que contrasta con el colorido de la niña, que se hace extensivo al del pájaro mágico, que conoce los secretos de la vida y la solución al problema planteado.

Fernando García y Aurea Patricia Ayon Ruiz-Velazco con Marikris en la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal. Foto Jesús M. Atienza
En este sentido, fue bonito gozar de estas formas tranquilas más acompasadas con los ritmos propios de la naturaleza, que cambia y corrige sus defectos con la santa lentitud de un crecimiento que requiere la cadencia del día y de la noche, del agua de la lluvia y del calor del sol, más las acciones enigmáticas y confidenciales de las raíces en sus crisoles alquímicos del subsuelo terráqueo.
Lecciones que subliminalmente aprendimos la tarde del viernes en el Taller de Marionetas, mientras despachábamos al acabar la obra y no sin ciertos ribetes de metafísica introspección, un rico ponche frío de tequila y limonada, junto a deliciosos manjares guadalajarenses, que los dos artistas invitados ofrecieron al público. Un final suntuoso para una magnífica representación.