(Marcelino de Santiago ‘Kukas’ accionando su tutilimundi. Foto Manuel Silva
Acabamos estas crónicas del Titiriberia 2024 con los últimos espectáculos del sábado 16 y domingo 17 de agosto. Y lo haremos hablando de una de las compañías más importantes de Galicia, Os Monicreques de Kukas, que han presentado dos de sus últimos trabajos de teatro íntimo o miniatura, tutilimundi, como gustan llamar ellos a este tipo de representación: SOS y Gernika. También de la compañía gallega bien conocida por el Festival A Cova das Letras, con Chafallas. A vendedora de fume; de los conocidos Títeres desde abajo, llegados de Granada, con Cuentos de la Andariega; y para acabar, hablaremos de uno de los espectáculos más esperados y que se realiza cada año en el Titiriberia: las Varietés Barriga Verde, a cargo de varias compañías, este año presentadas por Borja Insúa.
SOS y Gernika, de Os Monicreques de Kukas
Nos encontramos ante una de las compañías históricas de Galicia, que desde sus inicios escogieron la palabra monicreques para designar a sus marionetas, vocablo que ha quedado en la lengua gallega como uno de los más usados para referirse a los títeres. Sus montajes suelen ser complejos, con muchos actores y escenografías grandes, pero hará cosa de dos años, Marcelino de Santiago, más conocido como Kukas, sorprendió a todo el mundo con Gernika, una propuesta de lo que unos llaman lambe-lambe, y Kukas prefiere denominar tutilimundi. Una obra que se estrenó en el Titiriberia de 2022.
Isabel Rey accionando El Gernika. Foto Manuel Silva
En la edición de este año, Kukas ha presentado de nuevo su Gernika, accionado en esta ocasión por quien fue entonces su directora, Isabel Rey, convertida aquí en la titiritera, y un nuevo teatrino al que ha titulado SOS, sobre el trágico hundimiento del Prestige y las consecuencias que le siguieron.
Cuidado, es teatro miniatura, hecho para uno o dos únicos espectadores, que durante unos minutos tienen que mirar a través de un pequeño rectángulo o agujero lo que pasa dentro de una caja escénica de muy reducidas dimensiones, con unos cascos de audio que te aíslan del exterior y nos introducen en el universo de lo que se ve. Pero lo insólito del caso de los Monicreques de Kukas, es la alta calidad de lo que vemos por esa ventana, algo a lo que no siempre estamos acostumbrados.
Foto Manuel Silva
En Gernika, me reafirmo en lo que dije en una anterior crónica del Titiriberia 2022 (ver aquí):
‘Más que un Lambre-Lambe al uso, su cajita parece un cuadro animado de tres dimensiones para ser contemplado desde la intimidad del ojo que lo abre al mundo, y en el que belleza y tragedia se unen para denunciar hechos que no hay que olvidar’.
Foto Manuel Silva
En efecto, lo que hace Kukas es escenificar el cuadro del Gernika de Picasso, imaginando cómo sería el lugar antes del bombardeo y, tras la hecatombe, a través de una metamorfosis completa del paisaje, verlo tal cómo quedó, siguiendo la guía del conocido cuadro. Mediante movimientos precisos y cuidadosos, unas pequeñas marionetas provistas de mucha gracia y detalle, muy bien animadas por Isabel Rey, nos muestran el antes y el después del funesto ataque.
Foto Manuel Silva
En la nueva caja del tutilimundi presentada en el presente Titiriberia, Kukas ha preparado una situación diferente, marítima en este caso, como es el accidente del Prestige que se partió en dos, vertiendo toda su carga de petróleo frente a las costas gallegas. Un tutilimundi que se estrenó en octubre de 2023 en Pontevedra, a raíz de la exposición Sempre máis. Arte, ecoloxía e protesta na Galiza do Prestige.
También aquí hay un antes y un después, un contraste entre la riqueza del mar y todo lo que significa para los humanos, y el estado en el que quedó el agua y la costa tras el fatídico vertido.
Foto Manuel Silva
No vamos a explicar los detalles, que dejamos para el directo, solo decir que también aquí brilla la calidad de las marionetas, así como una estudiada organicidad plástica entre el mundo de los peces y el de las personas, con unos ojos saltones que vemos en ambos lados.
Un tutilimundi hecho en este caso para dos espectadores, es decir, provista la caja de dos ventanas de observación. Con la dirección exterior de Isabel Rey, Kukas es el encargado de manipular los diferentes personajes que, a pesar de ser muy pequeños, se mueven como si fueran grandes marionetas, con mucha gracia y estudiados mecanismos que les dan poética vida. El otro atractivo de la propuesta es que se muestra no solo el antes y el después, sino los dos lados del asunto: el mar con todo lo que sucede en su interior, y la costa, donde los humanos debemos lidiar con el desastre ecológico del chapatote.
Foto Manuel Silva
Dos ejemplos preciosos de lambe-lambe o de tutilimundi de una sofisticada y envidiable elaboración artística, a cargo de esta singular compañía gallega que son Os Monicreques de Kukas.
Cuentos de la Andariega, de Títeres desde abajo
Titiriberia conoce bien a esta compañía que podríamos definir como itinerante o andariega, pues nació en Granada, ha vivido en Barcelona, y ahora vuelve a estar ubicada en Granada. Pudimos ver hace dos años en el Titiriberia 2022 el estreno de uno de sus últimos montajes, Paral·lel 55, una obra compleja que rememora la histórica Huelga de La Canadiense, en Barcelona, y en cuyo montaje la compañía ya optó por sustituir el clásico retablo por una trabajada escenografía pensada para los títeres, la fábrica del Paral·lel con sus chimeneas, una línea de trabajo que todavía ha ido a más en la nueva propuesta presentada este año en Rianxo.
La carreta de la Andariega. Foto Manuel Silva
Cuentos de La Andariega se desarrolla directamente en una escenografía frontal que reproduce lo que sería una carreta vista de lado, lo que permite un multiuso de la misma, con ventanas, agujeros y escenarios añadidos que se abren o se cierran según las necesidades de cada historia.
Un decorado que tiene mucho que ver con la idea del espectáculo, al ser este una escenificación de cuatro obras del gran maestro argentino Javier Villafañe. Sabido es que Villafañe, con sus personajes Juancito y María, recorrió buena parte de Iberoamérica subido en la Andariega, nombre que dio a su carreta-teatro tirada por un caballo, toda una declaración de principios del entonces primerizo poeta-titiritero.
Juan y Juana. Foto Manuel Silva
¿Qué mejor que un simulacro de La Andariega, como hilo conductor que permita relacionar distintas obras de Villafañe de un modo claro y sin necesidad de explicaciones -salvo las que quiera dar la compañía antes o después del espectáculo-? Como se dice en el programa, ‘Un homenaje al oficio y a aquellos que, seducidos por el ideal de libertad y la voluntad artística, recorrían los pueblos con sus carros y camionetas’.
Raúl García y Alfonso Lázaro, los dos titiriteros que interpretan la obra, han optado por ser fieles a sí mismos y quedarse con dos de sus primeros personajes creados, Juan y Juana, que ahora son los protagonistas o más bien los que cuentan las historias de Villafañe, unas veces implicados en ellas, otras desde la distancia, al ser los ocupantes de la carreta en la que viajan, mientras van explicando historias vividas en sus viajes. Al ser personajes muy próximos a los titiriteros, muestran una naturalidad y una soltura que afianza no solo el trabajo de esta propuesta sino de otras que puedan surgir em el futuro. A la par que les permiten poderse proyectar en ellos.
Fantasma en vespa. Foto Manuel Silva
Pero vayamos a las historias. Son cuatro: La calle de los fantasmas, Chímpate, chámpata, La gallinita ciega y el vendedor de globos. Pero lo que hace más interesante aún la propuesta, es cómo los han hilado, introduciendo la idea de ‘escribir unas memorias’, ocurrencia de Juan a la que se apunta de inmediato Juana. Se cumple así con aquel principio que dice: ‘si nosotros no hablamos de lo que hemos hecho, nadie lo hará y se perderán para siempre los caminos recorridos y sus aventuras’… Un principio que suele estar en los inicios de muchas carreras artísticas, y que siempre constituye un gran estímulo para grandes y pequeños.
Juan y el Fantasma. Foto Manuel Silva
Lo bueno de las historias de Villafañe es que visten su sencillez -lo más difícil siempre con los títeres- de poéticas ocurrencias y de situaciones inesperadas, con una capa de inocencia e ingenuidad asombrosas, que rozan lo naíf, pero desde lo que podríamos llamar una ‘gran inteligencia poética’, es decir, de fina ironía que transita entre la leve sonrisa a la carcajada más sana y clara. Creo que la puesta en escena de Títeres desde Abajo ha respetado e incluso potenciado estos matices, apostando por un teatro de títeres que gusta de las sutilezas, con pinceladas a veces de brocha gorda, para no relamerse demasiado con el famoso trío BLH (‘bello, lindo y hermoso’) que a menudo puede saturar algunas versiones latinoamericanas de las obras de Villafañe.
El ayudante del Comisario. Foto Manuel Silva
Evidentemente, lo que hacen Raúl y Alfonso son versiones libres de estas historias, para poderlas llevar a su terreno, algo a lo que los textos de Villafañe, al ser tan concisos, se prestan con holgura. Así, en La calle de los fantasmas, estos aparecen motorizados, en el Chímpate, Chámpata, el ayudante del comisario es un caballo muy simpático, y el cuento de la gallinita ciega lo representan con figuras planas.
El zorro en el gallinero. Foto Manuel Silva
Alfonso y Raúl hicieron una muy buena interpretación, en una obra que aún está bajo rodaje, y se notaba su comodidad con los personajes de Juana y Juan, que de hecho son la base en la se apoya el conjunto, a los que han sabido darles un tono fresco y travieso. Un tono muy cercano a los niños, sin exagerar demasiado el aspecto malicioso, pero dejando que lo amable y lo inocente manden en sus juegos y aventuras. Esto convierte el espectáculo en una obra entrañable: sin renunciar a sus ideas libertarias, han sabido conectarla con los espectadores, sean de la cuerda que sean.
Alfonso Lázaro y Raúl García después de la función. Foto Manuel Silva
El público en la playa de Tanxil así lo entendió, siguiendo el hilo de las cuatro historias con concentrada atención. Los aplausos finales lo confirmaron.
A vendedora de fume, de A Cova das Letras
Cris Collazo es el alma de A Cova das Letras, que ya conocimos en otro Titiriberia, cuando presentó en 2022 la obra Pepa a loba, un western protagonizado por una mujer que por lo visto existió, una bandolera de las que ayudan a los pobres.
Cris Collazo en su Gabinete de Curiosidades. Foto Manuel Silva
En esta ocasión, Cris ha encarnado a una vendedora ambulante de humos o de perfumes, que es otro modo de decir que se dedica al noble oficio de la charlatanería, los que ‘venden humo’, es decir, imaginación, cosas que están pero no se ven, quizá se huelen y se intuyen, pero no responden al sentido del tacto.
Y para ello, ha creado una carreta que en realidad es un pequeño gabinete de curiosidades itinerante, o también un kalimbornio, como lo llamaba Anxo García en su montaje de Peito de Lobo. Es decir, una especie de cómoda o de armario lleno de cajoncitos y pequeños estantes donde se guardan los tesoros que uno va encontrando por el camino. De cada uno de ellos puede nacer una historia, un recuerdo, un cuento, una canción. Una corazonada o un presagio. O un recuerdo de un amor lejano, o de un familiar desaparecido…
Foto Manuel Silva
Una máquina de explicar historias y una caja de los sueños. Para darle vida, Cris Collazo se viste de mujer viajada y elegante, con un porte lleno de energía propio de alguien que ha tomado el toro de la vida por sus cuernos. Sus dotes teatrales, que son muchas, le permiten mantener la atención continuada del público, grandes y chicos.
Foto Manuel Silva
En Rianxo actuó en el Campo de Arriba, un lugar precioso pero abierto por sus cuatro costados, sobre todo si es de día, lo cual hace más difícil centrar la atención del público. Collazo lo consiguió con una actuación relajada y eficaz, en la que se combinan canciones, historias de viaje y de vida, anécdotas, divagaciones alrededor de un objeto u otro, y apariciones de personajes diferentes, como un ratón hablador, y una luna preciosa que logra meterse en la misma casa de las curiosidades de la vendedora de humo.
Foto Manuel Silva
Una contadora de cuentos que se sirve del teatro, de los títeres y del mundo de los objetos para explicarnos universos poéticos invisibles, que están y no están, y que sin embargo yacen frente a nosotros.
Varietés de Barriga Verde
He aquí una de las sesiones más esperadas por el público asiduo al Titiriberia: la noche del cabaret o de las Varietés Barriga Verde, en la que participan algunas de las compañías actuantes, más otras locales que siempre acaban sorprendiendo al respetable.
Dos de los músicos del cuarteto. Foto Manuel Silva
En esta ocasión ofició de presentador Borja Insúa, bordando su papel de animador, de interviniente artístico con varios números y de introductor de los múltiples artistas que saltaron a la palestra.
El público, preparado. Foto Manuel Silva
Un cambio importante hubo este año: en vez del Teatro Auditorio, como se ha hecho otras veces, se montó un escenario en el Campo de Arriba, bajo la bóveda de árboles que coronan este hermoso lugar, y mirando a uno de los laterales del noble edificio del Ayuntamiento. El espacio no podía ser más idóneo y atractivo, amén de estar en el mismo centro de Rianxo, de modo que las sillas que se pusieron delante de la tarima se llenaron, con bastantes personas mirando desde atrás y los laterales.
Borja Insúa presenta. Foto Manuel Silva
Pero vayamos al asunto. Inició la sesión el Cuarteto Riamona, de la Escuela de Música de Rianxo, cuatro jóvenes músicos de un extraordinario nivel que tocaron piezas difíciles y muy atractivas. La primera fue un tema de corte balcánico, magistralmente interpretado por clarinetes, trompa y oboe.
Su cometido fue el de tocar diferentes temas entre los números de los artistas invitados, además de interpretar el fondo musical de algunos de ellos. El público quedó maravillado del alto nivel alcanzado por estos jóvenes estudiantes, ya plenamente profesionales en su quehacer.
Borja salió entonces presentándose como el portavoz de la familia Carballini, oriundos de Carballo, que regresaba a Rianxo tras 50 años de su última intervención. De modo que según esta ficción, todos los artistas eran, de un modo u otro, miembros de la citada familia.
El cantaor. Foto Manjuel Silva
Empezó el mismo Borja con una marioneta de hilo, Camarón de la Isla, que cantó y taconeó un tema muy conocido de flamenco, con un excelente dominio del muñeco, demostrando que no hay técnica que asuste a este titiritero que se atreve con todo.
Borja Insúa en plena faena. Foto Manuel Silva
Pues tras dejar al cantante de flamenco, sacó Borja otra marioneta suya, una cabra de un buen tamaño que sorprende por el control que tiene del movimiento, capaz de saltar y de bailar como hizo, al compás del Cuarteto de Rianxo y, tras sacar a varios voluntarios del público, saltando por encima de ellos con inusitado entusiasmo y virtuosismo.
La cabra. Foto Manuel Silva
A continuación, siguió otro número a cargo de Isa García Coldeira, de la cía. Trécola, que manipuló la marioneta de hilo Corbelia, con música de Ero Vázquez Cabrera en el acordeón. Se trata de una marioneta de baile, muy bien construida por quién fue fundadora de Trécola, Fernanda Cabrera, que aprendió el arte del hilo en Barcelona, con el profesor Harry V. Tozer. El mando o cruz donde se sujetan los hilos, bastante espectacular, es obra de Ero Vázquez. Un número muy emotivo que gustó mucho al público.
Isa Coldeira en plena acción. Foto Manuel Silva
Continuaron las Varietés con una intervención de títere de guante, a cargo de Raúl García, de Títeres desde Abajo, que presentó un número nuevo que está ensayando, y que nació durante el largo periplo que hizo este titiritero por Nápoles y algunas islas mediterráneas durante el período de la COVID, junto al también titiritero Pere Bigas. Se titula El Novio de la Muerte, y el lector ya puede imaginar por donde van los tiros.
Cristobita y la Muerte. Foto Manuel Silva
Pero sorprendió lo acertado del tema para ser tratado con los títeres de la escuela pulcinellesca, pues los Cristobitas o Cristovos han sido siempre, si no amigos o novios de la Muerte, si sus vecinos, teniendo en cuenta que en las funciones populares el personaje de la Muerte sale casi siempre, para ser vencido o al menos aporreado por el irredento héroe de orígenes napolitanos.
Raúl García. Foto Manuel Silva
En este caso, se trata de un soldado que se casa con la Muerte, y que tiene por padrino de boda a Cristobita. Una serie de infortunios mata al novio, y Cristobita se ve obligado a ocupar su sitio. Ya no explicamos más, pues es fácil imaginar por donde irán los derroteros de la historia, conociendo el currículum vitae del personaje.
Raúl muestra una gran soltura con el títere tradicional, especialmente en sus facetas más populares y patuleas. El número presentado, aún en barbecho, así lo insinúa.
El cuarteto. Foto Manuel Silva
Tras el intermedio musical del Cuarteto de Rianxo, llegó el momento del grupo Airinho, artistas que no faltan nunca en las Varietés de Barriga Verde, al ser unos actores de la zona siempre dispuestos a apuntarse a todas las aventuras y desafíos que el azar les brinda.
Los dos actores de Airinho. Foto Manuel Silva
En esta ocasión, interpretaron un número musical cantado. Con el título de Collage Cantabile, estaba basado en textos de Roi Vidal Ponte, un número sobre concursos de canto a cargo de artistas de diferentes lugares, que los actores de Airinho iban parodiando. El público, siempre fiel a estos artistas de la casa, aplaudieron con ganas su trabajo.
Luís y Juan, de la Pajarera Títeres. Foto Manuel Silva
Les siguieron unos números de rocanrol a cargo de La Pajarera Títeres, duchos en la marioneta de hilo que ellos construyen, interpretan y venden en festivales y ferias. Luís y Juan demostraron un excelente dominio de esta modalidad de las marionetas, con varios temas conocidos de este tipo de música.
Foto Manuel Silva
Y llegó el último número a cargo de Trécole, con Ero Vázquez y el títere de guante Pituquito, un final brillante e hilarante, que confirmó una vez más el acierto de este titiritero de crear al personaje de Pituquito, que tuvo esta noche su verdadera consagración.
Pituquito y el Ángel. Foto Manuel Silva
Vimos a un Pituquito tan contundente y tan completamente asentado en su personalidad de sujeto urbano que habla con el lenguaje y el sentido común de la calle, que sorprendió a todos los presentes, y al mismo Dios, con el que tiene un diálogo tras llegar a las puertas del Cielo y resistirse a entrar, declarando su condición de ateo. Movieron y dieron voz a las figuras de Dios y del Ángel que abre las puertas celestiales las dos hijas de Ero Vázquez, que consiguieron crear, junto al hablar nervioso y pendenciero del polichinesco héroe, un contraste maravilloso.
Pituquito con Dios. Foto Manuel Silva
Fue un final rotundo y categórico de las Varietés, subidas por este empujón concluyente a las mejores alturas cabareteras inimaginables. Esperamos nuevas apariciones de Pituquito con historias tan hilarantes como la ofrecida esta noche.
Los artistas de las Varietés Barriga Verde. Foto Manuel Silva