(Fotos compañía. @Txelu Angoitia)

Pudo verse por fin en Cataluña, en versión además catalana, la última obra de Anita Maravillas, una compañía que se fraguó hace años en Barcelona pero que ha crecido, madurado y triunfado en el País Vasco, al convertirse en una de las formaciones titiriteras del país más sólidas y creativas.

Sus artífices son Miren Larrea y Valentina Raposo, dos marionetistas bien conocidas por la profesión por su enorme capacidad histriónica y de improvisación, una pareja explosiva donde las haya, capaces ambas de levantar del asiento al espectador más cachazudo y flemático. En el equipo están también Iván Alonso, responsable de la dirección, la música original de Fran Lasuen, la luz de Ion Chávez y la escenografía de Iñaki Ziarrusta, entre otros artistas. Y, como siempre, la impecable construcción de las marionetas de Valentina Raposo, con unos personajes llenos de vida y presencia escénica.

La obra nace de una idea original de Miren Larrea, que ha sabido trasladar su visión combativa de la vida en la historia de una familia, las Cotton, que abandona su aldea rural para dirigirse a la ciudad, en busca de mayores oportunidades. Aunque allí lo que encuentra es la explotación inmisericorde en una fábrica textil, donde básicamente hay mujeres trabajadoras.

Una familia formada por una madre y dos hijas. Lo mejor de la propuesta es la vitalidad de los personajes y no haber caído en los recurrentes sentimentalismos que no pocas veces aquejan a este tipo de producciones que buscan denunciar situaciones similares de injusta explotación. Las dos niñas hacen lo que todos los niños, berrear, rivalizar entre ellas y pelearse. Se exalta su libertad de movimientos, sus prontos, sus arranques y sus arrebatos. Y de esta misma energía de base bebe la madre cuando toca rebelarse contra el dictado inhumano del empresario sin escrúpulos.

La obra parece situarnos en una época lejana, de cuando se inició la industrialización mecánica, pero al no dejar ninguna fecha cerrada, en realidad nos está hablando de un hecho muy actual, la explotación de las mujeres y de los niños, que por desgracia bien sabemos cuan recurrente es en tantos lugares del mundo, sin alejarnos demasiado de nuestras propias sociedades.

Impresiona el despliegue vital de las dos intérpretes, con un guion escueto de escasas palabras que da una enorme agilidad y un ritmo trepidante a la obra. Es el propio movimiento de las marionetas y de sus dos animadoras las que abren los diferentes espacios escénicos, o los transforman en otros. Todo fluye y todo encaja con naturalidad, pero con una energía inusitada. Más que una obra de mensaje, se diría que prima el grito de rebeldía y el arrebato libertario, buscando una exaltación compartida con el público, con el objetivo de despertar la energía primigenia que permite levantarse contra la injusticia.

Toda la obra se mueve en esta dirección dinámica y explosiva, y creo que esta es su principal virtud, al dar una tremenda coherencia dramática al conjunto. Contumaz obra de rebeldía y sublevación, un grito de libertad para sacudir la abulia holgazana de nuestros cuerpos y almas sometidos a la docilidad sumisa del rebaño.

FICHA ARTÍSTICA

Idea Original: Miren Larrea 
Dirección: Iván Alonso
Interpretes: Miren Larrea,Valentina Raposo / Maren Basterretxea
Música Original: Fran Lasuen
Letras Canciones: Miren Amuriza
Diseño Iluminación: Ion Chávez
Escenografía: Iñaki Ziarrusta (Atx Teatroa)
Diseño de Vestuario: Betitxe Saitua
Diseño y construcción Títeres: Valentina Raposo
Atrezzo: Jabi Tirado
Registr Audiovisual: Itxaso Diaz
Cartel: Maite Gurrutxaga
Fotógrafo: Txelu Angoitia
Producción: Ejecutiva: Ainhoa Bernaola
Producción: Iratxe Extremiana – Portal 71
Distribución: Rocío Pindado – Portal 71
Colabora: Zornotza Aretoa,Topic , Harrobia
Subenciona: Gobierno Vasco